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Opinión

Los planes antirrusos de la OTAN

Los preparativos para la confrontación con Rusia se habían llevado a cabo desde 2014 por vía del aumento de la presencia militar en el flanco Este de la Alianza

Los líderes de la OTAN posan junto a los Reyes antes de la cena oficial en el Palacio Real Jonathan ErnstAP

En 1997 en París, fue rubricado un documento muy importante para la seguridad paneuropea, el “Acta Fundacional Sobre las Relaciones, la Cooperación y la Seguridad Mutuas entre la Federación de Rusia y la OTAN». Su preámbulo decía que «Rusia y la OTAN no se consideraban adversarias”. Al firmar el acta, el presidente de Rusia, Boris Yeltsin, anunció su decisión de retirar todos los misiles rusos dirigidos entonces a los países miembros de la Alianza. Como pronto quedó claro, nuestro gesto de paz no proporcionó cambio algún de naturaleza de esta organización.

En realidad, pasados solo dos años (durante los bombardeos de Yugoslavia y la primera ola de expansión de la Alianza en 1999), entendimos que la OTAN iba a seguir siendo un bloque político-militar agresivo y que la posibilidad de su transformación en una estructura de mantenimiento de la paz estaba fuera de discusión. Las siguientes olas de expansión de la OTAN en 2004, 2009 y 2017 junto con la invasión de Irak en 2003 y Libia en 2011 lo confirmaron.

En su intervención en la Conferencia de Seguridad de Múnich en 2007, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, expresó claramente las preocupaciónes de nuestro país: “¿Contra quién es esta expansión? ¿Y qué pasó con las garantías dadas por los socios occidentales después de la disolución del Pacto de Varsovia?”. Pero al mismo tiempo el líder ruso reiteró entonces su disposición a “construir conjuntamente un orden mundial justo y democrático, garantizando la seguridad y la prosperidad no para los elegidos, sino para todos”, es decir, que la cooperación sea más preferible que la rivalidad.

En diciembre del 2021, Rusia hizo un nuevo intento de índole diplomático, entregando a nuestros interlocutores estadounidenses y europeos los proyectos de Tratado entre Rusia y los Estados Unidos sobre garantías de seguridad y de Acuerdo sobre medidas para garantizar la seguridad de Rusia y los Estados miembros de la OTAN. Estos documentos pretendían como el objetivo primordial tanto evitar cualquier avance adicional de la Alianza hacia el Este como el despliegue de sistemas de armamentos cerca de las fronteras rusas, especialmente en Ucrania, que podrían amenazarnos. Además nuestras propuestas tenían como objetivo crear y formalizar legalmente un nuevo sistema de acuerdos basado en el principio de indivisibilidad de la seguridad. Al mismo tiempo, Rusia advirtió a Occidente que si la línea agresiva continuara, tendríamos que tomar medidas necesarias para garantizar el equilibrio estratégico y eliminar las amenazas inaceptables para nosotros.

No obstante, Occidente optó por no cumplir con sus obligaciones políticas, siguiendo la línea hacia la “colonización” del antiguo territorio soviético y garantizando su seguridad a través de la violación de la seguridad de los demás, provocando así la profundización de la crisis ucraniana. Durante la Cumbre de la OTAN en Madrid (28-30 junio), el secretario general, Jens Stoltenberg, reconoció oficialmente que los preparativos para la confrontación con Rusia se habían llevado a cabo desde 2014 por vía de aumento de la presencia militar en el flanco Este de la Alianza, así como de aumento de su presupuesto de defensa. En realidad la Cumbre de Madrid demuestra que sus participantes no solo están menospreciando por completo nuestros argumentos y la relación causal de lo que está sucediendo con Ucrania, sino también están regodeándose de manera arrogante. Como si todos los esfuerzos de Rusia para crear una seguridad indivisible en el continente supuestamente fracasaron y la Alianza gracias a ello no solo obtuvo una “segunda vida”, sino que también se “fortalece” por la cuenta de los países escandinavos tradicionalmente neutrales, rodeando así cada vez más el territorio de mi país.

Resulta que cualesquiera que sean los pasos de Rusia en busca del diálogo con la OTAN, la respuesta de la Alianza es siempre la misma: amenazando progresivamente a nuestra seguridad nacional.

*Yuri Korchaguin es embajador de Rusia en España

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