CUMBRE DE LA ONU EN SEVILLA

Guterres y Von der Leyen apelan al cambio financiero

Europa está dispuesta a invertir e innovar en tiempos de incertidumbre

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, atiende a los medios de comunicación. A 30 de junio de 2025 en Sevilla, Andalucía (España). El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparece ante los medios de comunicación junto al secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, en el marco de la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo de la ONU, que se celebra en Sevilla. Ambos líderes abordan los principales desafíos globales en materia d...
Pedro Sánchez y António Guterres comparecen ante los medios en la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el DesarrolloFrancisco J. OlmoEuropa Press

La IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FFD4), que arrancó ayer en Sevilla y que durará hasta el próximo 3 de julio, contó, en su pistoletazo de salida, con los mensajes lanzados por el secretario general de la ONU, António Guterres, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Este encuentro en la capital andaluza ha reunido a cerca de 70 líderes mundiales y a representantes de 193 países para afrontar los principales retos financieros en un momento de disminución de la cooperación internacional por la que los países menos desarrollados son los más perjudicados.

En su discurso inaugural, Guterres afirmó que «la financiación es el motor del desarrollo y, en este momento, este motor está fallando». Recordó que «el crecimiento económico se ha ralentizado, las barreras comerciales crecen y la ayuda al desarrollo disminuye», y que «esta conferencia trata de reconstruir la confianza». Puso en valor la adopción del Compromiso de Sevilla, el documento de 38 páginas que fue negociado por consenso y cerrado el 17 de junio en Nueva York, que marcará la hoja de ruta a seguir en lo que se refiere a la financiación para el desarrollo. En el mismo se propone triplicar los préstamos de los Bancos Multilaterales de Desarrollo, duplicar la ayuda al desarrollo, un registro global de deuda, la promoción de alianzas público-privadas para movilizar inversión privada, la creación de un sistema fiscal más justo y transparente y la adopción de las medidas necesarias para asegurar la igualdad de condiciones a financiación y emprendimiento en mujeres. En definitiva, el Compromiso de Sevilla busca un «marco mundial renovado» y una reforma de la arquitectura financiera internacional y cerrar el déficit de financiación «con urgencia».

Ha sido precisamente este documento y el desacuerdo con varios puntos incluidos en él lo que ha hecho que EE UU decida no participar en la cumbre. Objetivos relacionados con la gestión de la deuda, el comercio internacional o términos incluidos como «empoderamiento femenino», «perspectiva de género» y «feminización de la pobreza» en lo que se refiere a cuestiones de género son los que han provocado que la Administración Trump se desmarque de esta reunión y sea el único país que no ha contado con delegación en la cumbre.

Guterres añadió que asistimos a un momento «de dificultades y división de la familia humana». Recalcó que «el desarrollo no son solo cifras en un papel. Tiene que ver con salud, educación, empleos, protección social, igualdad para las mujeres y las niñas, justicia climática, reducir el sufrimiento humano».

El secretario general de la ONU también recalcó que «la Agenda 2030 está en riesgo», refiriéndose al compromiso que los líderes mundiales alcanzaron hace una década, en el año 2015 y que quedó plasmado en 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que sentaron las bases del actual sistema de financiación al desarrollo y que solo pueden alcanzarse invirtiendo más de cuatro billones de dólares al año, según cifra la ONU. La brecha financiera entre lo que se necesita invertir cada año para lograr esa meta en 2030 y lo que actualmente se está invirtiendo es enorme.

Por su parte, Ursula von der Leyen ofreció un dato «clave»: «El año pasado, la ayuda al desarrollo en todo el mundo se situó en algo más de 200.000 millones de dólares. El déficit anual de inversión en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como ha indicado Pedro Sánchez, se sitúa en billones de dólares. Para colmar esta brecha, necesitamos un cambio de paradigma, nuevas formas de movilizar mucha más financiación. Este es el núcleo del ‘Compromiso de Sevilla’ que hemos acordado hoy, y es exactamente lo que Europa pretende lograr, junto con nuestros socios mundiales».

Sobre la ayuda que proporciona la Unión Europea al desarrollo mundial, afirmó que la misma es de un 42%, y que el número de nuevos donantes estaba aumentando. «¿Por qué no aunamos fuerzas y creamos programas de inversión conjuntos que saquen partido de nuestros respectivos puntos fuertes para lograr el máximo impacto? Este es el acuerdo que acabamos de alcanzar con India para invertir juntos en terceros países. Y haremos la misma oferta a futuros donantes que compartan nuestros objetivos».

Apelar al sector privado

Von der Leyen recordó que «la fiscalidad nacional es la fuente de financiación más sostenible para servicios como la asistencia sanitaria o la educación, y un sistema fiscal justo es vital para atraer la inversión privada. Esta es la razón por la que debemos poner en práctica el acuerdo del G-20 y la OCDE sobre las normas internacionales del impuesto sobre sociedades. Esto reforzará los ingresos de las economías en desarrollo. Es también una cuestión de equidad, ya que cada uno debe pagar la parte que le corresponde».

Por último, aseguró que «necesitamos al sector privado, el cual debe participar, y este es el núcleo del programa de inversión Global Gateway de Europa. Estamos atrayendo capital privado para proyectos transformadores de desarrollo que generen crecimiento y empleo local». Concluyó con una clara sentencia: «Europa está dispuesta a invertir e innovar. En estos tiempos de incertidumbre mundial, pueden contar con nosotros para apoyar el multilateralismo». Las palabras de ambos líderes se enmarcan dentro de un contexto en el que la ayuda global disminuyó, según desveló la OCDE, un 7% en 2024, una caída que no se producía desde 2019 y que podrá alcanzar entre el 9% y el 17% este 2025.