
Gobierno
Fine Gael y Fianna Fail pactan acuerdo de coalición con los independientes de Irlanda
Rivales de larga data, se vieron obligados a pactar su primera coalición en 2020 ante la irrupción del Sinn Fein

Los irlandeses tendrán, de nuevo, un gobierno de continuidad. El Fianna Fail y Fine Gael, las dos formaciones de centro derecha que se habían ido alternando el poder desde que la república declaró en 1921 la independencia del Reino Unido, llegaron ayer finalmente a un acuerdo de coalición con legisladores independientes para ejecutar otro mandato de cinco años. En las elecciones de noviembre, los partidos mayoritarios se quedaron justo a un escaño de los 87 necesarios para gobernar, pero finalmente el apoyo del Grupo Regional Independiente ha conseguido que los números salgan.
Fianna Fail y Fine Gael, rivales de larga data, se vieron obligados a pactar su primera coalición en 2020 ante la irrupción del Sinn Fein, brazo político del ya inactivo IRA. Los nacionalistas de izquierdas supieron canalizar el descontento del electorado, ante todo de los jóvenes, atraídos por su amplio programa de vivienda pública, en un país donde los precios de las casas son, en promedio, casi ocho veces el salario medio nacional. Sin embargo, en los últimos meses su popularidad había caído por una serie de escándalos de acoso y censura y una desconexión con sus votantes de clase trabajadora sobre la inmigración.
La tormenta fue aprovechada el año pasado por el primer ministro Simon Harris, Fine Gael, para adelantar unos comicios previstos inicialmente para marzo de 2025. Y aunque el Fine Gael consiguió en noviembre 38 escaños, frente a los 39 del Sinn Fein, el pacto alcanzado ahora con Fianna Fail y Grupo Regional Independiente le permite continuar en el poder al frente de importantes ministerios. Eso sí, Micheál Martin, líder del Fianna Fáil (48 escaños) se convertirá en el próximo 'Taoiseach'. Está previsto que el nuevo parlamento se reúna el 22 de enero.
El gran objetivo del nuevo gobierno será solventar la grave crisis de vivienda. El Tigre Celta solía tener una de las tasas más altas de propiedad de vivienda en la UE. Pero a pesar del pleno empleo y el crecimiento económico récord en los últimos años, solo el 66% de las casas están ahora ocupadas por sus propietarios, en comparación con el 79% en 1991. La propiedad de la vivienda se ha desplomado especialmente entre las generaciones más jóvenes y los grupos de ingresos más bajos. A día de hoy, menos de un tercio de las personas de 30 años son propietarios. Por su parte, desde 2015 hasta finales de 2023, los alquileres aumentaron un 13% en toda la zona del euro, pero en Irlanda lo hicieron un 60%. El alquiler medio en Dublín es ahora de 2.128 euros al mes. La cifra no es apta para todos. Pero los caseros se frotan las manos con las condiciones de los empleados de Google y otras multinacionales estadounidenses que canalizan sus ganancias globales a través de sus sedes en Dublín, donde hasta el año pasado contaron con un más que atractivo impuesto de sociedades de un 12,5%.
El crecimiento económico ni siquiera se detuvo durante la pandemia. Mientras el resto de economías se hundía, la irlandesa creció un 6,2%. El desempleo actual es de solo el 4,3%. La inflación ha caído por debajo del 2%. Pero si al mismo tiempo sus ciudadanos no tienen dónde vivir, está claro que el milagro irlandés tiene importante letra pequeña.
La crisis actual tiene raíces profundas. A partir de los años 80, los gobiernos irlandeses, como el vecino Reino Unido de Margaret Thatcher, comenzaron a alejarse de la construcción de viviendas sociales. La república ya tenía una política de larga data de apoyo a la compra por parte de los inquilinos mediante préstamos, pero la vivienda pública se vendió a gran escala y las comunidades de pisos sociales restantes fueron progresivamente más estigmatizadas. Dos tercios de las viviendas sociales construidas en Irlanda desde los años 30 han sido vendidas por el Estado a propietarios privados.
De mediados de los años 90 a 2007, ya que la vivienda social se subcontrató a promotores privados y planes de alquiler privados. Pero, en lugar de transformar el modelo inmobiliario después del colapso de 2008, la política adoptada para lograr la “recuperación” económica incluyó impulsar los precios de las propiedades para que el valor de los activos inmobiliarios mantenidos en los balances de los bancos volviera a subir, volviendo a los bancos solventes y recuperando las inversiones de los promotores.
Los sucesivos gobiernos utilizaron la austeridad posterior a la crisis para desmantelar por completo la capacidad de las autoridades locales para suministrar viviendas sociales. La comisión creada por el gobierno señala que Irlanda tiene a día de hoy un “Déficit de vivienda” de hasta 256.000 hogares.
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