Estados Unidos
De la unidad al ataque en 90 minutos: el discurso de un Trump renacido que impone su ley en el Partido Republicano
El expresidente dedicó los primeros 15 minutos de su alocución a explicar en primera persona cómo vivió su intento de asesinato
El arranque fue conciliador, pero a medida que Donald Trump avanzaba en su discurso de cierre de la Convención Republicana la audiencia pudo reconocer al exmandatario de siempre. «Hay una invasión masiva de inmigrantes» ilegales que está llenando Estados Unidos de «miseria, crimen, pobreza, enfermedades y destrucción de comunidades», afirmó un candidato republicano sin pruebas que lo demuestren. Trump solo nombró a Joe Biden en una ocasión, pero lo recordó varias veces asegurando que el país está a punto de rozar la catástrofe por su culpa, y el propio Trump es la única salvación. «No podemos demonizar las desavenencias políticas. La división en nuestra sociedad debe ser curada». «O nos levantamos juntos, o nos desmoronamos». Esas fueron sus palabras ante una audiencia más entregada que nunca que esperaba saber cómo se encontraba su líder desde el lunes, el primer día que apareció en la Convención.
El exmandatario dedicó los primeros 15 minutos de su discurso a agradecer el trabajo hecho por los participantes en la Convención y defender un mensaje de unidad, explicando con emoción cómo vivió su intento de asesinato. «Les voy a contar que ocurrió, pero no volveré a detallarlo porque es muy duro», dijo con semblante serio. Relató los hechos con todo lujo de detalles, y sentó las bases de su cometido en la vida. «Había sangre por todas partes, pero me sentía seguro. Dios estaba a mi lado». Por si su mensaje de mesías no había calado en los votantes, Trump aseguró que había sobrevivido por «intervención divina», y tenía que cumplir su propósito en la tierra, salvar a Estados Unidos. «Vamos a volver a encarrilar a nuestro país» apuntó gritando.
A la media hora de su puesta en escena, poco quedaba del tono suave y magnánimo que había en sus palabras en el inicio. El exmandatario entró en materia electoral prometiendo que si gana las elecciones «cerrará las fronteras el primer día» y avisó de que llevará a cabo «la mayor deportación de la historia de Estados Unidos», criminalizando la inmigración como ya hizo en su primera campaña política en el 2016. Insistió en que terminará el muro fronterizo asegurando engañosamente que bajo su mandato ya se habían construido más de 800 kilómetros, cuando se sabe que la mayor parte de su labor consistió en sustituir viejas estructuras que estaban arruinadas en los más de 3 millones de kilómetros de muro que hay erigido a lo largo de cuatro estados.
Retomando su retórica de ataque, pero mucho menos insultante advirtió de que «tenemos un liderazgo incompetente» y culpó a la administración de Biden de la «crisis de inflación que hace la vida imposible» de la clase media, de la «crisis internacional», refiriéndose a los conflictos de Ucrania y Rusia, e Israel y su guerra contra Hamás, «eso no hubiera pasado si yo fuera presidente», dijo. Trump hizo promesas muy similares a las que los votantes escucharon en el 2016. «Vamos a pagar la deuda y bajaremos los impuestos», «vamos a bajar el coste de la energía y a reducir las tasas de interés», «vamos a recuperar las políticas energéticas», y prometió «rescatar el sueño americano, para eso les pido que se entusiasmen con el futuro de nuestro país».
Donald Trump también hizo un repaso a la política exterior asegurando que «no dejaremos que otros países nos roben». Prometió grandes fábricas de coches en el país, y altos aranceles para quienes no quieren fabricar sus vehículos en Estados Unidos, prometió que si quieren venderlos aquí tendrá que fabricarlos aquí. «Si no les gusta la idea les pondremos aranceles del 100%, 200%, si hace falta y nadie se los comprará por caros».
En ningún momento de la noche se hizo mención del asalto al Capitolio, algo en lo que los demócratas han hecho mucho hincapié asegurando que con el exmandatario la democracia del país está en peligro. Trump también evitó hablar del aborto, una cuestión que ha movido masas, sobre todo femeninas, desde el falló que derogó una ley de hace 50 años limitando su acceso. Sin embargo, sí tuvo tiempo en sus 90 minutos para decir que quería «que no se cobrara impuestos a las propinas» que reciben los camareros en los restaurantes. Aseguró que se le ocurrió hace unos días, mientras conversaba con una trabajadora de un restaurante que se quejaba de los impuestos. Un nuevo Trump ha renacido tras el atentado, pero los visos del antiguo todavía viven en el él y los veremos tan pronto como el lunes, cuando el exmandatario y su compañero de fórmula, J.D. Vance serán entrevistados por la cadena Fox News para mostrar al mundo los planes que tienen para Estados Unidos.
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