¿Fin de la tensión?

Arabia Saudí e Irán restablecen lazos tras años de tensiones

Los archienemigos anuncian la reapertura de sus respectivas embajadas merced a un acuerdo auspiciado por China. Riad rompió relaciones con Teherán en 2016 tras una oleada de ataques en el país persa. Ambos países luchan por la hegemonía en la región

Ali Jamenei da un discurso a pilotos iraníes
A handout photo made available by Iranian supreme leader office shows, Iranian supreme leader Ayatollah Ali Khamenei greets the Iranian air force commanders ahead of 44th Iran revolution anniversary in Tehran, IranAgencia EFE

Tras cuatro días de negociaciones en la capital china y años de tensión, Irán y Arabia Saudí han acordado restablecer relaciones diplomáticas. “Como resultado de las conversaciones, Irán y Arabia Saudí acordaron reanudar las relaciones diplomáticas y reabrir embajadas en un plazo de dos meses”, informaba un comunicado firmado conjuntamente por Pekín, Teherán y Riad.

En la nota, ambos países acuerdan respetar “la soberanía de los Estados y la no interferencia en los asuntos internos de los Estados”. Asimismo, el régimen de los ayatolás y la monarquía saudí se comprometen a reactivar un acuerdo de cooperación en el ámbito de la seguridad suscrito el 17 de abril de 2001, así como el que en materia comercial, económica y de inversiones ambos países firmaron en 1998.

El acuerdo, alcanzado gracias a los auspicios chinos, abre nuevas perspectivas de estabilidad y seguridad para el conjunto de Oriente Medio, y mucho más allá, dado que la rivalidad entre Riad y Teherán rebasaba ampliamente los límites regionales. Arabia Saudí y la República Islámica, como líderes respectivos de los mundos suní y chií respectivamente, compiten dese hace décadas en los mercados internacionales de petróleo y por la hegemonía en Oriente Medio y el Norte de África.

La situación entre las dos potencias del Golfo se había recrudecido en los últimos siete años. Ambos regímenes han apoyado a bandos opuestos en los conflictos de Siria, Líbano o Yemen. En este último país, Arabia Saudí apoya militarmente desde 2015 al presidente Al Hadi frente a los rebeldes hutíes –grupo insurgente mayoritariamente chií-, a los que, a su vez, respalda Irán. Al frente de una coalición árabe, Riad ha gastado desde entonces en el conflicto –en que han perdido la vida más de 150.000 personas- decenas de miles de millones de dólares sin haber podido lograr su objetivo de poner fin a la rebelión. Concluido un alto el fuego que ha durado seis meses, las hostilidades regresaban a comienzos del pasado mes de octubre. Con el acuerdo anunciado, la resolución del conflicto puede estar más cerca.

Con todo, el restablecimiento de relaciones entre Arabia Saudí e Irán no es una sorpresa. Desde hace largos meses ambos países trabajaban discretamente en el acercamiento de posturas. En octubre 2021, según revelaron fuentes gubernamentales de la República Islámica, los dos países estuvieron cerca de restablecer relaciones diplomáticas. “Felicitaciones de todo corazón. Ambas partes han mostrado sinceridad. China apoya completamente el acuerdo”, aseguraba Wang Yi, principal asesor en materia internacional del presidente chino y exministro de Exteriores.

Años de hostilidad y enfrentamiento

El momento de mayor tensión reciente se vivió en septiembre 2019, cuando instalaciones estatales saudíes de procesamiento de petróleo fueron atacados con misiles balísticos y drones que Riad atribuyó directamente al régimen iraní a pesar de que fue reivindicado por los hutíes. El ataque provocó que Aramco, la mayor petrolera del mundo, se viera obligada a reducir a la mitad su producción del hidrocarburo. Cuatro meses antes dos petroleros saudíes habían sido atacados en aguas emiratíes. Dos incidentes que el régimen de los mulás negó.

Más de tres años y medio antes, el 3 de enero de 2016 Riad habían roto relaciones diplomáticas formales con Teherán a raíz de los ataques a su Embajada en la capital iraní y a su Consulado en la ciudad de Mashhad. La monarquía saudí denunciaba la “injerencia negativa de Irán los asuntos árabes”. Los ataques –en medio de una ola de protestas en Teherán- fueron respuesta a la ejecución en Arabia Saudí, un día antes, de un destacado clérigo chií, Nimr al Nimr, acusado de sedición e incitación a la violencia y el terrorismo.

El restablecimiento de relaciones diplomáticas supone un respaldo a la labor mediadora de China en Oriente Medio. Pekín se gana por derecho propio un papel cada vez más protagonista y decisivo en la región en detrimento de Estados Unidos, en retirada desde la presidencia de Barack Obama. Desde Washington un portavoz de la Casa Blanca se limitó ayer a saludar “cualquier esfuerzo” hacia el fin de la guerra en Yemen. No ha habido aún al cierre de esta edición reacciones del Gobierno de Benjamin Netanyahu, inmersas las autoridades israelíes desde hace meses en la negociación de un acuerdo para normalizar relaciones con Arabia Saudí.

Entre otros frentes, el acuerdo entre el régimen de los mulás y la monarquía wahabita acelera el proceso de rehabilitación de la dictadura de Bachar el Asad, que tiene en Irán a su mayor apoyo junto a Rusia, en el conjunto de la región y abre también perspectivas de cooperación entre las distintas sectas políticas y sociales de Líbano -apadrinados los chiíes por Irán y los suníes por Arabia Saudí-, que sufre con dureza las consecuencias de una larga parálisis política e institucional.