Identificación de cadáveres
Cisjordania
Israel termina su operación antiterrorista en Yenín ante el riesgo de un nuevo brote de violencia
En respuesta, las milicias palestinas lanzan varios cohetes desde Gaza hacia territorio israelí. Tel Aviv responde bombardeando centros de fabricación de armas en la Franja
Israel concluyó a primera hora de este miércoles su operativo antiterrorista en el campamento de Yenín, el mayor desplegado desde el fin de la Segunda Intifada, asegurando haber cumplido sus objetivos militares. Un portavoz de las Fuerzas de Defensa israelí, Daniel Hagari, confirmó la retirada de todas las tropas de la localidad del norte de Cisjordania y admitió que la situación es “mejor ahora que el campamento ha perdido capacidad”, aunque dejó claro que la “lucha” de Israel “contra el terrorismo no ha concluido”.
Como era previsible, las organizaciones terroristas palestinas respondieron, y lo hicieron lanzando cohetes desde Gaza, hasta cinco, hacia localidades del sur israelícomo Sederot, sin que, gracias a la intervención del sistema antimisiles israelí, hubieran de lamentarse daños personales. Una acción –la primera de este tipo desde el pasado 14 de mayo– que fue, a su vez, respondida por bombardeos de la aviación israelí contra centros de fabricación de armas –uno de ellos de cohetes– de las milicias palestinas en la Franja que dejaron sólo daños materiales. Después de las amenazas proferidas por los líderes de Hamás, la región entera contiene la respiración ante la posibilidad de una nueva escalada en las próximas horas.
La operación antiyihadista israelí iniciada este lunes –en la que han participado en torno a un millar de soldados- tuvo como objetivo principal los centros de mando terroristas situados en el campamento palestino de Yenín, situado en el norte de Cisjordania. Los mandos del Ejército israelí creen haberlos neutralizado. Además, destruyeron un laboratorio para la fabricación de explosivos y se incautaron de numeroso material bélico, entre ellos lanzacohetes.
El campamento de Yenín, donde viven más de 17.000 personas en un espacio de medio kilómetro cuadrado, se ha convertido en los últimos tiempos en bastión de las dos principales organizaciones armadas palestinas, Hamás y Yihad Islámica, que Tel Aviv y Washington consideran terroristas. Las diferentes milicias se unificaron hace año y medio en el citado campamento bajo el mando de la Brigada de Yenín. Para Tel Aviv se trata de una “fábrica” de terroristas; para las facciones palestinas, el centro de una “heroica” resistencia.
Los pasados días 19 y 21 de junio las Fuerzas de Defensa israelíes ya habían llevado a cabo varios bombardeos, con el empleo de drones, sobre el citado campamento cisjordano, en el heraldo de la operación antiterrorista a gran escala desarrollada en las últimas 48 horas. Un día más tarde cuatro israelíes fueron asesinados a la entrada del asentamiento judío de Eli, situado al norte de Cisjordania. La suerte estaba echada desde aquel día. Una operación de las dimensiones y la contundencia de la desplegada esta semana era cuestión de tiempo.
Un total de 12 fallecidos es el balance mortal del lado palestino como resultado de citada operación israelí de esta semana, cuatro de ellos menores de edad. Además, al menos 120 personas resultaron heridas, según datos del Ministerio de Sanidad palestino. Fuentes palestinas aseguraron asimismo que cinco de los muertos eran miembros de milicias armadas. Del lado israelí, un soldado murió, según confirmó un mando militar, en un tiroteo durante la retirada ayer de las tropas israelíes de las calles de Yenín. Las fuerzas israelíes investigan si pudo perecer como resultado de fuego accidental de las propias tropas del Estado judío o fue alcanzado por milicianos palestinos.
Además, la operación antiyihadista israelí ha dejado hasta 3.000 residentes del campamento de Yenín sin hogar, y en estos momentos encuentran refugio en edificios públicos, colegios o las viviendas de allegados. La población no cuenta en estos momentos con acceso a la electricidad ni al agua potable.
Concluida por el momento la operación, las miradas están puestas en todos los frentes, de Cisjordania a Gaza pasando por territorio israelí. Desde la noche del martes la policía israelí se despliega en Jerusalén Este ante el riesgo de enfrentamiento entre comunidades judías y palestinas. En la tarde de ayer, un coche de la Policía israelí fue atacado cerca de la ciudad de Naplusa, en Cisjordania, sin que se hubieran de lamentar víctimas.
Antes de los lanzamientos de cohetes desde Gaza, el martes, un desconocido, militante de Hamás según admitía la propia organización, arrollaba con un vehículo a varios viandantes en una zona comercial de la ciudad de Tel Aviv con el objetivo de causar una masacre. El atentado dejaría siete heridos de distinta consideración, quienes se recuperan en hospitales israelíes. Uno de ellos es una mujer embarazada que acabó ayer perdiendo al bebé que esperaba, según medios locales. El atacante, que abandonó el auto portando un arma blanca, fue abatido por un viandante.
La situación, de máxima tensión especialmente en Cisjordania, augura nuevos brotes de violencia en las próximas horas. La pasada primavera estuvo marcada por los enfrentamientos entre palestinos y colonos israelíes en los distintos asentamientos cisjordanos. En lo que va de 2023, uno de los años más sangrientos en Cisjordania desde el fin de la Segunda Intifada (2000-2005), más de 170 personas han perdido la vida entre palestinos, la mayoría palestinos o ciudadanos israelíes árabes. Con los muertos esta semana son al menos 25 los menores palestinos que han perdido la vida este año.
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