
Corea del Norte
Kim Jong-un ordena realizar inspecciones para descubrir implantes mamarios “capitalistas” en las mujeres norcoreanas
El régimen norcoreano lanza una campaña de vigilancia estética para identificar cirugías consideradas contrarias a los valores socialistas, con juicios públicos y sanciones ejemplares

El régimen de Corea del Norte ha lanzado una campaña sin precedentes contra las cirugías estéticas, consideradas por el gobierno como una amenaza directa a la ideología socialista. El Ministerio de Seguridad Social ha desplegado una estrategia de represión que busca erradicar procedimientos como el aumento de pecho y la cirugía de doble párpado, tachados de influencias “burguesas” y “occidentales”.
La ofensiva se ha materializado en juicios públicos ejemplarizantes, diseñados para disuadir a la población de modificar su apariencia física. En el distrito de Sariwon, las autoridades presentaron un caso emblemático que involucró a un médico no titulado y a dos mujeres jóvenes, acusados de someterse a intervenciones consideradas ideológicamente subversivas.
El aparato de vigilancia ha intensificado sus métodos de control: agentes encubiertos, investigadores disfrazados de pacientes y líderes vecinales participan en la identificación de personas que han alterado su imagen corporal. Quienes son descubiertos enfrentan juicios públicos donde se les acusa de haber corrompido los principios del socialismo. La fiscalía califica estas prácticas como “actos capitalistas podridos” que merecen castigo ejemplar.
Además del componente ideológico, las autoridades advierten sobre los riesgos sanitarios de estas intervenciones clandestinas. El uso de materiales ilegales, como silicona introducida desde China, ha provocado infecciones graves y complicaciones médicas en varios casos.
Organizaciones como "Amnesty International" han denunciado el control absoluto que ejerce el régimen sobre la vida cotidiana de sus ciudadanos. Este operativo representa una muestra clara de cómo el estado norcoreano penetra incluso los aspectos más íntimos de la vida personal para preservar su narrativa ideológica.
La campaña no solo busca frenar la cirugía estética, sino reafirmar el poder del régimen mediante el control de la imagen corporal como símbolo de lealtad política. Las mujeres que se someten a estos procedimientos son presentadas públicamente como traidoras a los valores socialistas, enviando un mensaje disuasorio a quienes consideren desafiar los cánones establecidos.
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