Internacional

La deriva de Maduro pone en guardia a Iberoamérica

El presidente venezolano anuncia por sorpresa que acudirá hoy a la cumbre de Cartagena, donde varios países quieren discutir la delicada situación política y social del país.

El rey Felipe VI conversa con el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ayer en Cartagena de Indias
El rey Felipe VI conversa con el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ayer en Cartagena de Indiaslarazon

El presidente venezolano anuncia por sorpresa que acudirá hoy a la cumbre de Cartagena, donde varios países quieren discutir la delicada situación política y social del país.

Sobre el mar Caribe que el juez Juan de Badillo ordenó rellenar para juntar la Ciudad Amurallada con la isla de Getsemaní, el arrabal donde vivían los esclavos, en los años treinta del siglo XVI, ondean hoy 22 banderas entre altas palmeras por donde desfilarán sobre una alfombra roja algunos de los máximos mandatarios de América Latina, incluido el rey Felipe VI, ante la presencia de decenas de policías que colapsan el casco histórico.

El Centro de Convenciones de Cartagena de Indias luce sus mejores galas para albergar la XXV Cumbre Iberoamericana, bajo el lema «Juventud, emprendimiento y educación», pero que tendrá como telón de fondo la (no) paz en Colombia y la crisis venezolana, sobre todo después de la suspensión del proceso de referéndum revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro. La Cumbre, que en principio no tenía la crisis venezolana entre sus diez resoluciones en agenda, se convirtió a última hora en una escenificación de la ruptura de la región con el Gobierno de Maduro, cuya presencia fue confirmada ayer de sorpresa por la Segib, organizadora de la reunión. Un gesto que puede colocar la situación en Venezuela en el punto de mira de un debate que se ha calentado en vísperas de la reunión de jefes de Estado de hoy.

Las críticas al Ejecutivo chavista han llegado de diferentes frentes. El presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, hizo una petición inesperada el jueves a los mandatarios latinoamericanos para activar la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA) contra Venezuela, lo que podría terminar con la suspensión del país de la organización. En ese mismo sentido, el jefe de la diplomacia de Paraguay, Eladio Loizaga, anunció que sus homólogos de Mercosur –Uruguay, Argentina y Brasil– no descartaban tratar en una reunión ayer la suspensión de Venezuela de este organismo aplicando la claúsula democrática.

Por su parte, el ministro de Exteriores de Guatemala, Carlos Morales, instó a los países latinoamericanos a pronunciarse sobre «lo que sucede en un país hermano» y abogó por el diálogo. Doce países del subcontinente se han manifestado preocupados por la polarización política en Venezuela, incluidos los presidentes de las Organizaciones Empresariales Iberoamericanas, que exhortaron a los líderes políticos a emitir una declaración al respecto, que en principio no estaba prevista, pero, según pudo conocer LA RAZÓN, finalmente sí formará parte de las conclusiones.

Otra de las novedades de esta cita es que por primera vez España ha presentado una declaración de apoyo sobre el contencioso que mantiene con Reino Unido sobre Gibraltar, que se espera sea aprobada por todos los socios iberoamericanos.

La presencia de Maduro enciende una cita que iba perdiendo fuelle en el último lustro. Apenas 12 de los 22 líderes invitados asistirán a un encuentro que ha reducido su peso político y que se estrena en su modo bienal precisamente por la pérdida de interés. Entre las grandes ausencias, destaca la del presidente español, Mariano Rajoy, en pleno debate para su investidura, y la de representantes del llamado «eje bolivariano», entre ellos el boliviano Evo Morales.

Tampoco estarán el mandatario cubano Raúl Castro, y el nicaragüense Daniel Ortega, a las puertas de unas polémicas elecciones generales del 6 de noviembre, que se celebrarán sin presencia de observadores independientes y sin la participación del principal bloque opositor, lo que ha generado duras críticas de la comunidad internacional.

La representación de menor nivel que mantendrán los gobiernos izquierdistas coincide con el declive del modelo boliviariano en la región. La única excepción será la del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, que culminará su mandato en febrero del próximo año. Tampoco asistirán los dirigentes de Brasil, Michel Temer, y de Argentina, Mauricio Macri, ambos en «plenas turbulencias», y debates en sus países por los cuestionamientos del modelo heredado.

Ante las notables bajas, destaca la «triple presencia de Portugal» que redobla su representación con su presidente, Marcelo Rebelo De Sousa, y su primer ministro, António Luís Santos da Costa, además del recién escogido secretario general de la ONU a partir de enero, el ex primer ministro portugués António Guterres.

Lo que iba a ser «la cumbre de la paz» se ha convertido en «la cumbre por la paz» tras el rechazo de los colombianos en el plebiscito del pasado 2 de octubre a unos acuerdos con las FARC firmados en el mismo escenario de la Cumbre hace justo un mes. Para el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, el fiasco será doble. Este jueves se suspendió la instalación de la mesa de negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), prevista en Quito, debido al incumplimiento de los insurgentes de liberar al ex congresista, Odín Sánchez. El inicio de conversaciones con la segunda mayor guerrilla del país debía servir a Santos para presentar sus esfuerzos hacia una «paz completa», pero ésta deberá esperar.