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Lecciones de la guerra comercial entre Corea y Japón

Protesta en Seúl contra el primer ministro japonés Shizo Abe
Protesta en Seúl contra el primer ministro japonés Shizo Abelarazon

Las relaciones entre Corea y Japón han estado activas desde tiempos antiguos. Desde el siglo IV a.C. y hasta el VII una gran población de la península de Corea se dirigió hacia el archipiélago japonés. Es sabida la similitud entre el ADN de coreanos y japoneses.

Japón se desarrolló adoptando culturas avanzadas de Corea y de China, pero a medida que entró en el período Sengoku, la relación entre Corea y Japón se deterioró. Con la unificación de Japón en el siglo XVI y la posterior invasión japonesa por el régimen Toyotomi, Corea quedó saqueada y reducida a la mitad su población, aunque la relación se recuperó en el régimen Tokugawa hasta el siglo XIX, cuando sufrió un cambio brusco con la invasión de China por parte de Occidente. Amenazado con esta invasión y como medida de expansión el gobierno japonés Meiji invadió Corea. Y en 1910 y hasta 1945 Japón logró colonizar la península de Corea.

Tratado entre la República de Corea y Japón y normalización de las relaciones diplomáticas en 1965

Con el objetivo de resolver permanentemente los problemas del período de ocupación japonesa y normalizar las relaciones diplomáticas en 1965, se firmó el Tratado de Relaciones Básicas entre la República de Corea y Japón, y los Cuatro Acuerdos. Actualmente el Acuerdo de Reclamaciones es foco de debate. En él, Japón proporcionó a Corea una subvención de 300 millones de dólares, y 200 millones de dólares en préstamos como cooperación económica, y acordaron que con ésto los problemas relativos a derechos de reclamaciones de ambos países y de sus ciudadanos quedaban resueltos. Sin embargo, hubo japoneses que reclamaron bienes que habían dejado en Corea. A partir de 1991 el Gobierno japonés en la Dieta de Japón aclaró su postura en varias ocasiones afirmando que el ciudadano podía presentar reclamaciones, aunque no obtendría la protección del estado y que dicho acuerdo no incluía indemnizaciones. Con lo que víctimas coreanas de trabajo forzado comenzaron a presentar demandas.

La Corte Suprema de Japón concluyó el juicio de las víctimas coreanas de trabajo forzado contra Nachi-Fujikoshi Corporation con una reconciliación sin sentencia y reconoció el derecho de los ciudadanos a presentar reclamaciones. Además, el juicio «Gwanbu Trial» se resolvió a favor de las víctimas de esclavitud sexual en primera instancia.

Más tarde Japón cambió la postura creando la ley nacional artículo 114, extinguiendo el derecho de un individuo coreano a presentar reclamaciones en Japón. Por ello las víctimas coreanas presentaron sus demandas en Corea, y el año pasado, ganaron definitivamente la demanda contra Nippon Steel & Sumitomo Metal Corporation. La Corte Suprema de Corea dijo que «el periodo de ocupación japonesa en Corea es ilegal, por lo que, en concepto de compensación, la compañía correspondiente debe pagarles a las víctimas una indemnización».

La venganza económica de Japón

El Gobierno japonés rechazó este veredicto argumentando la violación de Corea del Acuerdo de Reclamaciones de 1965, y del derecho internacional. En 2018, en la Cámara Alta de senadores, el ministro de Relaciones Exteriores de Japón, Taro Kono, y otros miembros reconocieron que el derecho para presentar reclamaciones no había expirado y que el acuerdo no contemplaba la indemnización. Posteriormente el Gobierno japonés cambió su posición insistiendo en la idea de la violación del derecho internacional y exigiendo una corrección por parte de Corea. El Ejecutivo coreano sostuvo no intervenir en la decisión judicial, dado que se trataba de un caso civil.

Tras la constante protesta del Gobierno japonés, el pasado junio Corea propuso una recaudación de fondos junto a empresas coreanas y japonesas para víctimas coreanas, rechazada por Japón. Durante el G20 en junio, Corea solicitó una cumbre bilateral y Japón lo volvió a ignorar.

En julio, el Gobierno japonés anunció repentinamente el endurecimiento de restricciones a las exportaciones a Corea sobre materiales imprescindibles para semiconductores. El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, señaló que «la relación de confianza con Corea está dañada debido a varias cuestiones incluyendo el juicio de trabajos forzados», dejando claro que dichas restricciones eran una medida de venganza ante el fallo. También Yoshihide Suga, secretario jefe del gabinete, expresó la misma postura, al igual que Hiroshige Seko, ministro de Economía, Comercio e Industria de Japón, en su cuenta de Twitter.

Ante la opinión pública, el Gobierno de Abe filtró rumores sin evidencias justificando la necesidad de esta restricción basada en el «manejo inadecuado» de Corea y en la probabilidad de filtraciones a Corea del Norte. Corea reveló que Japón había exportado clandestinamente a Corea del Norte, poniendo en un aprieto al gobierno nipón.

El 2 de agosto Japón excluyó a Corea de los países blancos y reforzó el examen de unos 1.200 artículos, librando una guerra económica por razones injustas.

¿Es posible una relación constructiva entre Corea y Japón?

Actualmente, muchos coreanos están boicoteando productos japoneses. El daño económico real del conflicto parece ser mayor en Japón que en Corea. En Corea se está impulsando el autoabastecimiento de los principales materiales que importaban desde Japón y parece que resultará exitoso. Así, Japón en su imprudente venganza económica ha terminado preocupándose por el posible daño a su propia industria.

Sería aconsejable resolver problemas descuidados hasta ahora desde el punto de vista de los derechos humanos como los casos de víctimas de trabajos forzados y de esclavitud sexual por el Ejército imperial japonés. Pero, sobre todo, considerando la historia del pasado, solo se pueden establecer relaciones constructivas entre Corea y Japón cuando Japón resuelva debidamente los problemas del pasado como hizo Alemania.