Erupción volcánica

«Lluvia y ceniza, cóctel mortal»

David Calvo, responsable de comunicación y divulgación de INVOLCAN (Instituto Volcanológico de Canarias), responde a las preguntas de LA RAZÓN desde Hawái, donde está observando la erupción del volcán Kilauea.

El volcán de Fuego, situado unos 50 kilómetros al oeste de la capital de Guatemala/Foto: Efe
El volcán de Fuego, situado unos 50 kilómetros al oeste de la capital de Guatemala/Foto: Efelarazon

David Calvo, responsable de comunicación y divulgación de INVOLCAN (Instituto Volcanológico de Canarias), responde a las preguntas de LA RAZÓN desde Hawái, donde está observando la erupción del volcán Kilauea.

David Calvo, responsable de comunicación y divulgación de INVOLCAN (Instituto Volcanológico de Canarias), responde a las preguntas de LA RAZÓN desde Hawái, donde está observando la erupción del volcán Kilauea.

-¿Avisan los volcanes antes de ponerse en erupción? ¿Se puede alertar con tiempo a la población para que desalojen las áreas colindantes?

- Todos los volcanes avisan de alguna u otra manera, otra cosa bien distinta es el grado de vigilancia que estos tengan y por tanto nuestra capacidad para escuchar lo que nos está diciendo. Un volcán es un sistema natural que necesita bastante tiempo para entrar en erupción, lo que hace que las señales puedan ser captadas a tiempo. Si las redes de vigilancia son las adecuadas se sabe si podemos llegar a un estado pre-eruptivo, pero lo que no podemos determinar es la magnitud de la erupción. Se han dado pasos muy importantes en los últimos años para minimizar los riesgos, aunque no se puede evitar que de vez en cuando sucedan tragedias como estas.

- ¿A cuántos grados está la lava de un volcán?

- No todas las lavas son iguales, sus composiciones químicas varían y por tanto la temperatura a las que son emitidas también. Por ejemplo ahora mismo el Kilauea en Hawaii emite lavas a 1150 grados centígrados, que es en la parte alta del rango para las coladas de lava, mientras que hay ciertos volcanes en el mundo en el que estas pueden ser emitidas a poco más de 500 grados.

- ¿Tiene algo qué ver o es una mera casualidad la erupción del Kilauea con la del Volcán de Fuego de Guatemala?

- La única coincidencia entre ambas erupciones es el marco temporal, ni se sitúan en contextos geológicos similares ni pertenecen al mismo tipo de volcán. Tanto Kilauea como Fuego han recibido una atención mediática muy importante, lo que sin duda puede llevar a establecer paralelismos que no son ciertos. De hecho ahora mismo puede haber en el planeta una veintena de volcanes en erupción, pero debido a su aislamiento u otras circunstancias no requieren de una respuesta mediática como estos dos.

- El hecho de que vaya a llover en Guatemala, ¿por qué es peor?

- Esta es una muy buena pregunta. Si preguntamos a cualquier persona qué peligro volcánico se le viene a la cabeza, en un 99% de los casos la respuesta será siempre la misma, o las coladas de lava, o las caídas de ceniza. Hemos visto en los últimos años casos muy famosos, como ahora el Kilauea en el caso de la lava, o el famoso e impronunciable Eyjyafjalajokull en Islandia en lo relativo a las cenizas. Pero los peligros volcánicos son extensos, y uno de los más temibles son los flujos de lodo o lahares. A buen seguro ahora mismo muchos lectores veteranos se acordarán si nombramos al Nevado del Ruíz, en Colombia, una terrible tragedia en la que los flujos de lodo mataron a más de 23.000 personas en apenas minutos.

La mezcla entre el agua y las cenizas volcánicas crea una especie de pasta similar al cemento líquido que desciende por los cauces de los barrancos arrancando y arrastrando todo tipo de material, como árboles e incluso rocas de gran tamaño. A medida que baja por esos barrancos gana velocidad y altura y puede llegar a los valles como verdaderas paredes de barro y escombros que arrasan todo cuanto encuentra a su paso. En el caso del Nevado del Ruiz estos tenían casi 30 metros de altura y se movían a más de 12 metros por segundo. Hay que dejar claro también que cada volcán es único, por su ubicación y morfología, con lo cual no es extrapolable al caso del volcán de Fuego, aunque sí que las autoridades guatemaltecas saben que ahora la lluvia es un enemigo más que un aliado.