Francia

Macron, al límite, vuelve a confiar en Lecornu

Tras su dimisión como primer ministro el pasado lunes y después de intensas reuniones, ocupa el cargo de nuevo

French outgoing Prime Minister Sebastien Lecornu makes a statement at the Hotel Matignon, the Prime Minister's residence, Wednesday, Oct. 8, 2025. (Stephanie Lecocq, Pool via AP)
France PoliticsASSOCIATED PRESSAgencia AP

Tras una semana de infarto en Francia, vuelta al mismo punto. El presidente Emmanuel Macron ha vuelto a nombrar a Sebastien Lecornu como primer ministro tras su dimisión del pasado lunes, después de una grave crisis en el seno de su Gobierno, nombrado apenas unas horas antes.

El presidente ha querido confiar, en esta situación límite, en su colaborador más fiel pese a que el propio Lecornu había dicho durante la semana que él no quería ser renombrado en el puesto tras su Gobierno fallido.

Lecornu, de 39 años y que es el único miembro que ha pertenecido a todos los gobiernos de la era Macron, se había implicado durante toda la semana en intensas negociaciones para sacar al país de la crisis. No lo tendrá nada fácil y su suerte dependerá de las concesiones que pueda hacer a los socialistas respecto a la controvertida reforma de las pensiones de Macron. Muy previsiblemente, Lecornu nombrará a su nuevo Gobierno durante este fin de semana para tener ya el próximo lunes su primer Consejo de ministros en el que se debatirá el nuevo presupuesto, reto central que hizo caer a sus antecesores en el cargo. De momento, Lecornu ya se comprometió a no aprobarlo por decreto en lo que se entiende como una mano tendida a la oposición.

Tensas reuniones

Durante toda la jornada del viernes se sucedieron las reuniones internas de los partidos y a primera hora de la tarde acudieron al Elíseo para reunirse con Emmanuel Macron. Fue entonces cuando el presidente francés propuso una última elección a los líderes de las distintas formaciones: o aceptaban su plan con Lecornu y sacaban adelante los presupuestos para 2026 o bien disolvía la Asamblea Nacional ante el bloqueo y convocaba nuevas elecciones legislativas.

«La reunión debe ser un momento de responsabilidad colectiva», indicó el Elíseo previamente a un encuentro que ya presentaba desde su inicio múltiples complicaciones, por vetos entre ellos pero también por las reticencias a volver a nombrar a Sebastien Lecornu como primer ministro.

La única baza a su favor con la que contaba el presidente era el rechazo hacia nuevas elecciones que habían mostrado los partidos moderados, desde conservadores a socialistas, pasando por el centro. Un pegamento basado en no volver a las urnas.

La reunión terminaba con la decepción del grupo de izquierdas. La ecologista Marine Tondelier confirmaba que el primer ministro «no sería de su campo político», dando una primera pista del perfil del elegido que poco más tarde ha anunciado el Elíseo. Aún con todo, los representantes de izquierdas confirmaban algunos gestos «mínimos» a los que se habría abierto Macron respecto a su polémica reforma de las pensiones.

A la misma hora, tanto Jean-Luc Mélenchon como Marine Le Pen, los no invitados a la cita, volvían a criticar duramente al mandatario francés. El líder de la izquierda radical pedía de nuevo su dimisión como única salida a la crisis que atraviesa Francia. «Es un honor que no nos haya convocado», sentenciaba Le Pen mientras paseaba por un congreso de bomberos. La líder del Reagrupamiento Nacional conseguiría, según los últimos sondeos, un 33% de intención de voto.

El «fuego amigo» para Macron

La presión sobre Emmanuel Macron se ha ido agudizando en los últimos días. Las peticiones de dimisión del presidente francés, como gran novedad, ya no solo habían llegado desde los extremos en los últimos días sino del «fuego amigo» también. Dos de sus ex primeros ministros más valorados, como Edouard Phillippe y Gabriel Attal, han salido a la palestra para criticar con duras palabras al presidente francés en lo que podría marcar un punto de no retorno en esta crisis.

«Ya no entiendo las decisiones de Macron», afirmó Attal el pasado miércoles.

Phillipe fue mucho más lejos pidiendo la dimisión «ordenada», pero adelantada, al final de su mandato, del que fuera su gran valedor en la política nacional.

Los últimos sondeos asignan al jefe del Estado un 14% de popularidad, la cota más baja de todo su tiempo en el poder y un récord para un presidente.