Lisboa

Adiós al artífice del Portugal moderno

El histórico dirigente luso falleció a los 92 años de edad

El expresidente Mário Soares en 2015
El expresidente Mário Soares en 2015larazon

El histórico dirigente luso falleció a los 92 años de edad en Lisboa

Mario Soares, el icónico político luso que fue primer ministro del país en dos ocasiones y luego sirvió de presidente de la República durante una década, falleció ayer en Lisboa a los 92 años de edad. El ex jefe de Gobierno y Estado llevaba varias semanas en coma en el Hospital de la Cruz Roja de la capital portuguesa, donde fue ingresado a principios de diciembre al sufrir un empeoramiento de su ya débil estado de salud.

El primer ministro António Costa, de visita de Estado en la India, ha decretado tres días de luto nacional y la celebración de un funeral de Estado en el que está prevista la presencia de los mandatarios de gran parte del antiguo imperio luso, un imperio que el propio Soares ayudó a desmontar tras la Revolución de los Claveles y la independencia de las colonias portuguesas en África y Asia. Costa no asistirá al funeral, optando por no interrumpir su visita en una decisión que sin duda será polémica.

Desde la sede de la Presidencia de la República en el Palacio de Belém, el actual jefe de Estado, Marcelo Rebelo de Sousa, recordó a su antecesor en el cargo como un defensor de la libertad y revindicó la «inmortalidad del legado de Soares». «Vivió dedicado exclusivamente a un única causa: la de la libertad», afirmó Rebelo de Sousa. «Su figura nos sirve de inspiración, pues luchó por la libertad duradera, con justicia en nuestra patria común. Nunca desistió en su lucha por un Portugal libre, dentro de una Europa libre y un mundo libre».

Nacido en Lisboa en 1924, Soares creció en un entorno profundamente republicano en los años en los que se instalaba la dictadura del «Estado Novo» de António de Oliveira Salazar en Portugal. Su padre había sido ministro durante la efímera Primera República (1911-1926) y la casa del futuro jefe de Gobierno y Estado siempre estaba llena de opositores al régimen.

Como joven jurista se dedicó a defender a todos quienes plantaban cara a la dictadura, y ofreció sus servicios legales a figuras tan dispares como el general Humberto Delgado, la princesa María Pía de Braganza y el líder comunista Álvaro de Cunhal. Su oposición al comunismo le llevó a fundar un grupo de resistencia democrática que, años más tarde, se convertiría en el actual Partido Socialista Portugués.

Detenido en más de doce ocasiones y finalmente exiliado a la entonces colonia de Cabo Verde, Soares se exilió a Francia en 1968, donde cobró protagonismo como una de las principales figuras de la resistencia en el extranjero, estrechando lazos de amistad con socialistas como el futuro presidente galo, François Mitterrand. Con el triunfo de la Revolución de los Claveles en 1974, el político volvió a Lisboa y se incorporó en los primeros gobiernos de transición militar.

Su capacidad conciliadora, su clara legitimidad como ex preso del régimen y la moderación de su filosofía política hicieron de él un candidato ideal, y cuando el país celebró sus primeras elecciones democráticas en 1976, Soares arrasó. Durante sus primeros dos mandatos como primer ministro se marcó dos objetivos: derogar las leyes revolucionarias promulgadas por los Gobiernos de transición y comenzar el proceso de adhesión a la Unión Europea.

En 1983, Soares volvió al poder encabezando un Gobierno de gran coalición para hacer frente a la crisis económica que había hundido al país. Consiguió corregir las cuentas a base de medidas de austeridad, pero los elevados impuestos hicieron caer su Ejecutivo en 1985.

Inesperadamente, el mismo año Soares se presentó como candidato a la Presidencia de la República y ganó en la segunda vuelta. Como recién-elegido jefe del Estado vio conseguido su objetivo como primer ministro, la adhesión de Portugal a la UE, en 1986. Su década al frente de la Presidencia coincidió casi exactamente con los años de Felipe González en la Moncloa, y eran frecuentes las comparaciones entre los dos socialistas ibéricos.

Dejó el Palacio de Belém en 1996 con altos índices de popularidad pero nunca consiguió volver al poder. Pasó un tiempo como diputado en el Parlamento Europeo pero no logró hacerse con la vicepresidencia de la Eurocámara, y su intento de conseguir un tercer mandato como presidente en Portugal en 2006 fue un fracaso rotundo. Pese a ello, los portugueses recuerdan a Soares favorablemente como el hombre que definió la transición democrática del país, y es probable que la Asamblea de la República decrete el eventual traslado de sus restos al Panteón de Hombres Ilustres de Lisboa, aunque las actuales normas establecen que no podrá ser enterrado ahí hasta 2037.