Relevo
Un panel de mujeres para sustituir a Stoltenberg complementos
Los aliados deben elegir el relevo del jefe de la OTAN en julio en pleno conflicto armado y sin un claro favorito
Pocas cosas gustan más en Bruselas que las quinielas. En la segunda mitad del año que viene se celebrarán las próximas elecciones europeas y, con ello, el relevo de los altos cargos comunitarios. A pesar de que aún falta tiempo, ya han comenzado las predicciones y las luchas de poder en la capital comunitaria.
Antes de esto, se espera que Jens Stoltenberg deje su cargo como secretario general de la OTAN el próximo 30 de septiembre. En marzo de 2022, tras la invasión rusa de Ucrania, los aliados decidieron prorrogar su mandato hasta esta fecha lo que obligó al político noruego a renunciar al puesto como presidente del Banco Central de su país.
En los pasillos de la OTAN no descartan totalmente una nueva extensión hasta el mes de abril de 2024, en coincidencia con el 75 aniversario de la Alianza y la cumbre prevista en EE UU, pero no parece la opción más plausible. Stoltenberg ha dado muestras de cansancio y de querer abandonar su cometido tras años especialmente frenéticos para la institución multilateral. Por lo tanto, si se cumple este calendario y no hay cambios de última hora, lo lógico es que la elección de su sucesor se produzca en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza que va a tener lugar en Vilna (Lituania) los próximos 11 y 12 de julio. A la vuelta de la equina.
¿Quién puede suceder a Stoltenberg? De momento no hay un claro favorito, pero sí muchos nombres. Dentro de los necesarios equilibrios de la política internacional, los candidatos que hayan sido jefes de Estado y de Gobierno parten con ventaja y cada vez más voces piden que sea una mujer la que por primera vez tome las riendas de la organización militar. Una oportunidad de oro para demostrar que la Alianza no queda atrás en comparación con otras instituciones como la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y la Eurocámara, presididas por mujeres.
En el pasado, sonaron con fuerza para sustituir a Stoltenberg la ex primera ministra británica Theresa May, la antecesora de Josep Borrell como máxima representante Theresa May de la diplomacia comunitaria Federica Mogherini o las ex presidentas de Croacia y y Lituania (Kolinda Grabar- Kitarovic y Dalia Grybauskaité).
Muchos de estos nombres han quedado en el olvido y la guerra en Ucrania también ha hecho que entren en juego nuevos factores. Tras dos nórdicos en el puesto -Stoltenbeg es noruego y su antecesor Anders Fofg Rasmussen, danés- muchos apuntan a que es necesario cambiar de coordenadas geográficas. Se abre la posibilidad de un candidato de un país del sur de Europa. El nombre del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, circuló en los pasillos de la Alianza hace meses. La celebración de la última cumbre en España dejó buen sabor de boca y a esto se suma la oportunidad internacional que supone la próxima presidencia española de la UE que comenzará el 1 de julio. A pesar de esto, fuentes diplomáticas apuntan a que las declaraciones de Sánchez, en las que ha mostrado sus preferencias por centrarse en la política española, han desinflado esta opción.
Si el norte de Europa parece descartado y en el sur no parece haber un candidato potente, otros apuntan al Este. Sería un mensaje claro para Vladimir Putin, quién siempre ha considerado las ampliaciones posteriores a 1997 de países de la antigua órbita soviética como una traición de Occidente tras el fin del comunismo. En este apartado, la recién reelegida primera ministra estonia Kaja Kallas aparece en las quinielas así como el del presidente rumano Klaus Iohannis y la presidenta de Eslovaquia Zuzana Čaputová. El problema es que para algunos, un halcón liderando la OTAN podría ser interpretado como una provocación innecesaria. En el caso de Iohannis, la renovación del rumano Mircea Geoana como vicesecretario de la organización da al traste con sus opciones.
Pero si la posibilidad de elegir un candidato del antiguo telón de acero parece demasiado arriesgado, también hay otros nombres como el del ministro de defensa británico Ben Wallace ( algunos incluso han apuntado al ex primer ministro Boris Johnson) o la vicepresidenta canadiense Chrystia Freeland.
Fuentes diplomáticas apuntan a que, de momento, la carrera sigue bastante abierta y no parece haber ningún aspirante tapado cuyo nombre pueda sonar en el último momento y acabar llevándose el gato al agua.
Con este panorama de tantos nombres, la capital comunitaria puede convertirse en un hervidero de rumores en los próximos meses. Según se ha hecho eco el digital Político, en la burbuja bruselense comienzan a mencionarse candidatos inesperados como la actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y el actual primer ministro holandés, el incombustible Mark Rutte.
Von der Leyen cuenta como puntos a favor su pasado como ministra de Defensa del ejecutivo de Angela Merkel y su bagaje internacional como presidenta del Ejecutivo comunitario. Podría ser un buen puente entre la UE y EEUU, al igual que Rutte. En el caso de von der Leyen su gran hándicap es el calendario. Para ser la sucesora de Stoltenberg debería abandonar su puesto de presidenta de la Comisión, a no ser que los aliados decidan una nueva ampliación del mandato del político noruego.
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