Israel

Implantan un marcapasos a Netanyahu en vísperas de la votación de su reforma judicial

Decenas de miles de personas llegan a Jerusalén para protestar contra la aprobación de la ley que limita el poder del Tribunal Supremo frente al Parlamento

A su salida del hospital en la tarde de ayer, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu aseguró «sentirse bien» y determinado a participar hoy en la votación definitiva de su reforma judicial en la Knesset o Parlamento de Israel. Acababa de serle implantado exitosamente un marcapasos el centro hospitalario Sheba, en la localidad de Tel Hashomer –periferia de Tel Aviv–, una semana después de haber sido hospitalizado. Entretanto, el movimiento de oposición a la reforma, el mayor y más prolongado de la historia de Israel –29 semanas consecutivas–, alcanzaba la ciudad de Jerusalén, con decenas de miles de personas camino de los aledaños del Parlamento, con la promesa de seguir batallando hasta el final.

Si la versión oficial hace una semana era que el ingreso de Netanyahu, que cumplirá en octubre 74 años, en el mismo centro médico situado en Tel Hashomer se debía a una «deshidratación», los hechos han dado crédito a las informaciones que apuntaban a que el primer ministro había sufrido molestias en el pecho. No en vano, los médicos del primer ministro confirmaron que detectaron ya la semana pasada una arritmia en el funcionamiento del corazón de Netanyahu.

En octubre de 2022, el veterano político israelí ingresó en un hospital por dolores similares aunque fue dado de alta sin mayores complicaciones después de ser sometido a una serie de pruebas. Durante el tiempo que duró la intervención quirúrgica ayer, el ministro de Justicia Yariv Levin –figura clave en la elaboración de la reforma judicial– asumió de manera interina la responsabilidad como jefe del Gobierno.

No faltará hoy, a juzgar por su deseo, el primer ministro israelí a la votación definitiva en la Knesset de una reforma judicial que ha causado las mayores protestas de la historia israelí y una cada vez mayor brecha social. Está previsto que la votación de la ley que permite al Tribunal Supremo revocar las decisiones gubernamentales en función de si son o no razonables comience hoy. Fue aprobada en primera lectura por los miembros de la Knesset el pasado 11 de julio.

Faltará por votar otra ley, el otro pilar de la reforma, la que permitirá cambiar la composición del comité de selección de jueces. Había quedado en suspenso –solo falta una votación para su aprobación–. Cuando Netanyahu congeló el pasado marzo la reforma con la intención de buscar «consensos» con la oposición –los mismos que ayer volvió, una vez más, a invocar– para tratar de calmar los ánimos.

Anti-government protesters set up tent camp near Israeli parliament on the day of Knesset vote on justice reform bill
Anti-government protesters set up tent camp near Israeli parliament on the day of Knesset vote on justice reform billABIR SULTANAgencia EFE

Entretanto, la marea humana que desde hacía cuatro días se desplazaba a pie desde Tel Aviv a Jerusalén para protestar contra el proyecto que será votado hoy –el movimiento civil opositor pone de acuerdo a sectores como el de los profesionales de la alta tecnología, el personal universitario o reservistas de las Fuerzas de Defensa y agencias de inteligencia– alcanzaba en la tarde de ayer su destino: los alrededores del Parlamento. Una parte de los manifestantes, siempre pertrechados con la bandera israelí, ha hecho del parque Sacher de Jerusalén –en medio de temperaturas asfixiantes– su campamento base para los próximos tiempos en previsión de que los diputados den en las próximas horas su aprobación a la reforma.