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Barcelona

Qué es el ‘sharing’: el alquiler de vehículos que llena Barcelona de bicis mal aparcadas y multas

El Ayuntamiento ha impuesto más de 2.400 sanciones en seis meses y exige a las empresas mejorar el control del estacionamiento en zonas saturadas

Sucesos.- Detenida en Valladolid por empujar y arañar a una policía que la identificó por ir dos en un patinete POLICÍAEUROPAPRESS

El modelo de movilidad compartida, conocido como sharing, ha transformado la forma en que se circula por las ciudades. En Barcelona, este sistema permite alquilar bicicletas por minutos a través de aplicaciones móviles, ofreciendo una alternativa flexible y sostenible al transporte tradicional. Sin embargo, su rápida expansión ha traído consigo un problema creciente: el estacionamiento indebido.

A diferencia del servicio público Bicing, que cuenta con estaciones fijas, las bicicletas de sharing pueden dejarse en cualquier punto de la vía pública, lo que ha generado un desorden visible en aceras, plazas y zonas peatonales.

Esta práctica ha provocado un aumento significativo de las sanciones: solo en el primer semestre de 2025, la Guardia Urbana ha registrado 2.472 multas por infracciones relacionadas con el mal aparcamiento de estos vehículos.

La nueva Ordenanza de Circulación, vigente desde febrero, establece multas de hasta 100 euros por estacionamiento indebido, además de los costes de remolque. El Ayuntamiento ha concedido licencias a siete empresas, que operan un total de 3.478 bicicletas, pero exige que todas ellas promuevan el uso responsable mediante guías de estacionamiento en sus aplicaciones.

Zonas emblemáticas como la Barceloneta, la Sagrada Familia o Plaza Cataluña se han convertido en puntos críticos, donde la acumulación de bicicletas mal aparcadas dificulta la movilidad peatonal y genera tensiones en el espacio urbano. Algunas compañías, como Bolt, han implementado medidas como la obligación de fotografiar el aparcamiento al finalizar el trayecto, respaldadas por sistemas de geolocalización para verificar posibles infracciones.

El fenómeno del sharing plantea un reto para las ciudades: cómo integrar nuevas formas de movilidad sin comprometer el orden público ni la accesibilidad. En Barcelona, la solución pasa por reforzar la regulación, mejorar la infraestructura y fomentar la concienciación ciudadana. Solo así se podrá garantizar que la movilidad compartida sea realmente sostenible y respetuosa con el entorno.