Perfil
Quién es realmente José Antonio Kast, el hombre que está a punto de ganar la presidencia de Chile
El candidato ultraderechista representa la defensa del orden, la reducción del del Estado y la crítica al "marxismo cultural"
José Antonio Kast (Santiago, 1966) se ha convertido en uno de los personajes más influyentes -y también más divisivos- de la política chilena de los últimos años. Y más aún después de pasar a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales que se disputará con la candidata comunista Jeannette Jara. Abogado, padre de nueve hijos y figura clave en el resurgimiento de las derechas identitarias en América Latina, Kast llega por tercera vez a una elección presidencial con un discurso que ha sabido adaptar a los cambios del clima social. Su propuesta gira en torno a un eje central: recuperar el orden, el crecimiento económico y lo que él denomina el “sentido común” frente a una izquierda que, asegura, ha desviado al país de su rumbo, tal y como dijo en una entrevista con LA RAZÓN.
Su historia política se enmarca en una extensa tradición familiar. Hijo de inmigrantes alemanes que se instalaron en Buin tras la Segunda Guerra Mundial, creció en un entorno marcado por la vida comunitaria y el catolicismo conservador. Su hermano mayor, Miguel Kast, economista de los llamados "Chicago Boys", fue una figura decisiva en las reformas de mercado durante los años 80, influencia que José Antonio reconoce abiertamente. Esa combinación de austeridad, religiosidad y orden marcaría buena parte de su identidad pública.
Kast inició su trayectoria a principios de los años 90 en la Unión Demócrata Independiente (UDI), partido donde se formó políticamente bajo la influencia del senador gremialista Jaime Guzmán, a quien suele citar como una de sus referencias doctrinarias. Fue concejal en Buin y luego diputado durante cuatro períodos consecutivos. Su paso por el Congreso estuvo marcado por un estilo pragmático, disciplinado y cercano a las bases territoriales.
La ruptura con la UDI en 2016 fue un punto de inflexión. Según Kast, el partido había perdido su claridad ideológica y su compromiso con principios que él consideraba intransables. Al margen de la derecha tradicional, articuló primero un movimiento y posteriormente el Partido Republicano, con el que buscó construir un proyecto propio: más conservador en valores, más duro en materia de seguridad y más escéptico frente al papel del Estado. En paralelo, desarrolló vínculos con referentes internacionales como Jair Bolsonaro en Brasil, el Vox de Santiago Abascal en España y sectores de la derecha norteamericana asociados al trumpismo.
Ideología y visión de país
Kast representa una combinación particular: es al mismo tiempo un defensor de la economía de mercado, un conservador cultural y un crítico severo de lo que denomina "marxismo cultural". Sostiene que la izquierda contemporánea ha reemplazado los antiguos conflictos económicos por divisiones identitarias (hombre/mujer, blanco/negro, heterosexual/homosexual) que, a su juicio, fracturan innecesariamente a la sociedad. Su respuesta ha sido construir un discurso centrado en la familia, la propiedad privada, la libertad educativa y la soberanía nacional.
En materia económica, promueve la reducción del tamaño del Estado, la bajada de impuestos y un marco regulatorio más favorable a la inversión. Defiende el sistema de pensiones de capitalización individual, que considera una de las fortalezas históricas del modelo chileno. También es crítico con el multilateralismo y con la influencia de organismos internacionales sobre las políticas nacionales.
Su postura sobre la dictadura militar de Augusto Pinochet sigue siendo una de las aristas más controversiales de su figura. Aunque evita reivindicar explícitamente el régimen, ha señalado en varias ocasiones que la interpretación histórica de la izquierda es “sesgada” y ha rescatado elementos de orden y modernización económica de ese período. Esto ha sido utilizado por sus detractores para situarlo en la extrema derecha, etiqueta que él rechaza abiertamente.
Si en sus primeras campañas Kast encarnaba un discurso frontal y fuertemente ideologizado, en la última etapa ha optado por una estrategia más pragmática. Ha evitado referirse a temas que antes eran centrales, como el aborto o el matrimonio igualitario, y ha concentrado el mensaje en seguridad ciudadana, migración irregular y crecimiento económico. Describe su eventual administración como un “gobierno de emergencia”, destinado a enfrentar lo que considera la peor crisis de las últimas décadas.
Su paso a segunda vuelta en 2021 lo consolidó como un líder de proyección nacional, aunque entonces fue derrotado por Gabriel Boric. Hoy, con un contexto distinto, Kast llega nuevamente al balotaje (segunda vuelta) con un escenario más favorable: el voto de la derecha fragmentada seguramente confluirá en su candidatura. Además, su discurso conservador encuentra un clima social e internacional más receptivo. Así que ahora tiene una oportunidad de oro para convertirse en el próximo presidente de Chile. Aunque la candidata de izquierda, Jeannette Jara, obtuvo el primer lugar (26,8%), la suma de los votos obtenidos por los candidatos de derecha, es decir, el propio Kast (23,9%), Johannes Kaiser (13,9%) y Evelyn Matthei (12,4%), alcanza un 51% de los votos.
José Antonio Kast es, en definitiva, un dirigente que combina tradición familiar, disciplina política y una lectura del momento que lo ha mantenido vigente. Sus críticos lo acusan de representar una derecha regresiva; sus partidarios lo ven como la figura capaz de restaurar el orden. Lo cierto es que su influencia ya modificó el mapa político chileno y su proyecto, guste o no, llegó para quedarse.