Hillary Clinton

Rovira: «Es posible que Trump no sea un animal político»

El periodista analiza en el libro «Yo, Trump» el fulgurante ascenso del magnate y sus primeras decisiones como presidente de Estados Unidos

Cipriano Pastrano
Cipriano Pastranolarazon

El periodista analiza en el libro «Yo, Trump» el fulgurante ascenso del magnate y sus primeras decisiones como presidente de Estados Unidos.

Ramón Rovira asegura que Donald Trump es un personaje apasionante y desconocido. Como muchos otros, este periodista apostó por la victoria de Hillary Clinton en 2016 y le tocó pagar alguna cena. Corresponsal varios años en Estados Unidos para TV3, Rovira es un gran conocedor de la cultura norteamericana y su libro sobre el magnate neoyorquino «Yo, Trump» (Ediciones B) supone un acercamiento ponderado y minucioso sobre la controvertida figura del magnate presidente y sus primeras decisiones al frente de la Casa Blanca.

–¿Qué aspectos del pasado de Trump le han llamado la atención?

–La historia de su familia. Su abuelo llegó desde Alemania a Estados Unidos y empezó a montar negocios de restauración en la costa Oeste aprovechando la fiebre del oro. También está el caso de su madre, una señora que emigró desde Escocia. Ese pasado se entrelaza y da forma a la personalidad que ha definido a Trump. Es llamativo el hecho de que alguien que tiene unas raíces tan vinculadas con la inmigración sea, sin embargo, tan reacio a los inmigrantes. Es curioso pero su familia ocultaba su origen alemán y decían que eran suecos. Tiene cierto sentido porque acababa de terminar la Segunda Guerra Mundial y no quedaba bien decir que eras alemán, sobre todo si querías hacer negocios con la comunidad judía.

–¿Qué le fascina más del Trump presidente?

–La parte determinante para mí es cómo una persona sin ninguna experiencia política puede moverse en un sistema de contrapoderes, donde el «check and balance», es decir, el pacto permanente entre el Congreso, el Tribunal Supremo y la Casa Blanca, siempre está encima de la mesa. Hasta ahora la gestión ha sido bastante mala porque todos los enfrentamientos los ha perdido, pero no deja de ser curioso ver cómo esto puede afectar al funcionamiento del país.

–Dice en el libro que resultaría casi un milagro que el presidente no se enfrentara a un «impeachment». ¿Será así?

–Un proceso de impugnación es algo muy complejo y pone a prueba la arquitectura institucional de equilibrios norteamericana. Dicho esto, Trump tiene tantos frente abiertos y ha abierto tantas heridas con tanta gente que si alguien tiene posibilidades de que el «impeachment» llegue a término lo intentará. Hay muchos elementos que hacen pensar que sí sucederá, pero también puede suceder que Trump cambie su gestión y cure alguna de estas heridas.

–¿Qué circunstancias podrían acabar con la presidencia de Trump?

–El Rusiagate. Si se demuestra esa interferencia de los rusos en la campaña electoral sería un hecho de una gravedad extraordinaria. También está el tema de sus negocios particulares, aunque efectivamente él no es responsable hasta que deje la Casa Blanca, pero sí lo es desde el punto de vista mediático.

–¿Hay alguien que le pueda parar los pies a Trump en su círculo de asesores?

–Excepto su hija Ivanka y a veces un poco su yerno, da la impresión de que no. Su entorno más inmediato tiene muchas dificultades para poder imponerse al presidente. Quizá el nuevo jefe de Gabinete (John Kelly), que además es una persona del ámbito militar y está acostumbrado a mandar, pueda poner orden en el Despacho Oval, que hasta ahora ha sido un caos.

–¿Se atrevería Trump a iniciar un ataque contra Corea del Norte?

–Cualquier acción bélica contra Corea del Norte tendría como respuesta un posible ataque de Pyongyang contra Seúl. Estamos hablando de una población de millones de personas, con lo cual estaría poniendo en peligro la vida de la población de un país aliado. Por otro lado, hay que decir que Kim Jong Un es un personaje absolutamente inestable, mucho peor que su padre y su abuelo.

–¿Cree que la figura de Trump tendrá continuidad en el futuro político de EE UU?

–Creo que Trump es un episodio que empieza y termina con él. Es difícil que vuelva un personaje como él a la presidencia de EE UU. Y tampoco creo que de aquí salga una tercera vía que rompa con la tradición bipartidista tan potente de EE UU y que tan bien les ha funcionado.

–¿Ve en Donald Trump un animal político?

–Es posible que Trump no sea un animal político ni un político vocacional. Además, no estoy tan seguro de que sea el hombre más feliz del mundo siendo presidente de Estados Unidos. Por tanto, no creo que quiera presentarse a un segundo mandato. Se dieron las circunstancias y ganó las elecciones. Pero ser presidente de EE UU es algo realmente difícil y Trump no puede hacer lo que quiera, algo a lo que está muy acostumbrado. Si quiere construir un muro en México, le hace falta la aprobación del Congreso, y si no la tiene no puede poner ni un ladrillo. Y esto, a él, que tiene un ego descomunal e incluso un punto de infantilismo, le complica la vida. Por ejemplo, es una persona que soporta fatal dar la mano. Está todo el día lavándose las manos porque tiene miedo de contaminarse. Cuando había mucha contaminación en Nueva York se pasaba el día encerrado en su torre con sus sistemas de filtraje de aire para que no se contaminara.