Elecciones

La oposición proeuropea desaloja a Kazynski del poder en Polonia

El partido de Tusk se convierte en la segunda fuerza pero podrá gobernar apoyado en otros dos partidos

El PP celebra que Tusk pueda gobernar en Polonia pese a no ganar porque busca reforzar su Constitución, no como Sánchez
El PP celebra que Tusk pueda gobernar en Polonia pese a no ganar porque busca reforzar su Constitución, no como SánchezEuropa Press

El vuelco electoral en Polonia es un hecho. Bruselas respira aliviada tras los comicios celebrados este pasado domingo. Aunque los mensajes oficiales están teñidos de prudencia ,ya que los resultados definitivos se anunciarán este martes, en la capital comunitaria la posibilidad de que el ejecutivo de Ley y Justicia (PiS, por sus siglas en polaco) no revalide un tercer mandato suena casi a música celestial.

Los sondeos a pie de urna y más del 80% de los votos escrutados vaticinan que el único gobierno posible es el liderado por la Coalición Cívica de Donald Tusk en alianza con el partido de centro derecha Tercera Vía y la izquierdista Lewica. Los malos resultados de Confederación, una fuerza considerada de extrema derecha, también hacen imposible que el Pis pueda apoyarse en este partido. Una alianza de los dos se hubiese convertido en la peor noticia para las instituciones europeas ya que esta fuerza política propugna el fin de la ayuda a Ucrania y ha arremetido duramente contra los refugiados de este país que se han instalado en Polonia huyendo de las tropas de Vladimir Putin. Con el 85% de los sufragios escrutados, el PiS es el partido más votado con el 36,8% de los sufragios, seguido del partido de Tusk con el 29,4% mientras que Tercera Vía consgiue el 14,5%. y Lewica el 8,3%. La utraderecha de Confederación debe conformarse con el 7,3%.

“ Éste es le final de la época del diablo, es le final del madato del Pis. Lo hemos hecho”, se felicitó Tusk nada más conocer los primeros sondeos a pie de urna. Unas palabras triunfantes que ejemplifican como pocas el clima de crispación en el que han transcurrido estos comicios que habían sido calificado como los más importantes desde el año 1989, cuando el país consiguió desembarazarse del yugo comunista. Desde luego, lo han sido en cuanto a participación que ha alcanzado el 72%, por encima del 62,7% de 1989. A esto se une que más de medio millón de polacos que viven en el extranjero se registraron para poder votar, lo que cuadriplica la cifra del año 2019.

Una vez se proclamen los resultados oficiales durante la jornada del martes, ahora corresponde al presidente de la República, Andrzej Duda (perteneciente al PiS) anunciar a qué candidato invitará a formar Gobierno. Puede decantarse por el más votado o por el que tiene más posibilidades de conseguir los escaños suficientes. Los propios líderes del PiS reconocieron el domingo sus pocas posibilidades para revalidar un tercer mandato, aunque no han renunciado totalmente a formar Gobierno.

Si la victoria de Tusk se confirma, comienza una nueva era en Polonia marcada por el acercamiento a las instituciones europeas tras ocho años de distanciamiento y trifulcas. Desde que llegó al poder en el año 2015, el ejecutivo de Ley y Justicia se ha distinguido por sus constantes choques con Bruselas, debido a lo que las instituciones europeas consideran una deriva autoritaria caracterizada por la falta de independencia del sistema judicial ( el Pis justifica el sistema disciplinario de los jueces en la necesidad de purgar el sistema de magistrados comunistas) y ciertas leyes polémicas para el colectivo LGTBI. Como gran antagonista, Tusk es la gran esperanza de las instituciones europeas para enmedar lo que parecía un camino sin retorno de Polonia en su alejamiento de Bruselas. Tusk –que ya fue primer ministro el país- es también un viejo conocido de los pasillos comunitarios debido a que fue presidente del Consejo desde 2014 a 2019. Ha prometido una reforma del sistema judicial para que éste recupere su independencia respecto al poder ejecutivo, lo que permitiría desbloquear los fondos europeos post pandemia. La Comisión Europea se niega a su desembolso hasta que Varsovia no enmiende su deriva autoritaria.

Aparte de las elecciones, el Gobierno también aprovechó la jornada del domingo para convocar un referéndum con cuatro preguntas, dos de ellas sobre la entrada de inmigrantes ilegales en el país procedentes de Oriente Medio y África. La oposición calificó este movimiento como una estratagema del partido en el gobierno para movilizar a su electorado que se opone fuertemente a la inmigración y pidieron a sus votantes que acudieran a las urnas para elegir Gobierno, pero que no participasen en una consulta que necesita un 50% de participación para resultar válida. Finalmente, todo indica que no ha sido posible alcanzar esta cifra lo que constituye una doble derrota para el PiS.

Aunque ahora aparezcan como enemigos irreconciliables, las dos formaciones políticas mayoritarias nacen de la oposición anticomunista del sindicato Solidaridad y están ligados a la lucha obrera católica. Sus caminos, sin embargo, han ido separándose cada vez más. Ley y Justicia es un partido orgulloso de sus raíces católicas y ha puesto en marcha una severa ley contra el aborto a la vez que polémicas normativas sobre los derechos LGTBI. En el ámbito económico, sin embargo, destaca por su fuerte contenido social más propio de partidos considerados de izquierda y por su defensa del mundo rural.

Tusk, por el contrario, se proclama católico pero su partido sigue la estela de la mayoría de las fuerzas conservadoras europeas y mantiene una posición permisiva con la interrupción del embarazo a la vez que es el candidato preferido de las grandes ciudades. En el aspecto económico, está a favor de menores impuestos e intervención estatal en la economía, aunque parte de este ideario puede verse alterado ante la necesidad de negociar con otras formaciones políticas para acceder al Gobierno.