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Defensa

Revelado el plan secreto de Putin con China: el apoyo ruso que acelera la posible invasión a Taiwán

Moscú arma a Pekín para un posible asalto a Taiwán. Documentos filtrados revelan la venta de tecnología de infiltración y vehículos anfibios, un pacto con el que Rusia financia su guerra en Ucrania y distrae a Washington

Soldados del Ejército Chino de Liberación Popular antes de un desfile militar en la plaza Tiananmen en Beijing (China). WU HONGEFE

Una filtración de documentos rusos ha destapado que Moscú está proveyendo a China de equipamiento y tecnología militar, un material que podría resultar clave en una hipotética invasión de Taiwán. La información, revelada por el grupo de piratas informáticos «Black Moon», saca a la luz un acuerdo de cooperación que trasciende la simple transacción comercial para convertirse en una alianza estratégica de profundas implicaciones geopolíticas en el tablero mundial.

De hecho, entre el material pactado se encuentran sistemas de paracaidismo de gran altitud, conocidos como Dalnolyot, así como vehículos de asalto anfibios y blindados para el transporte de personal. El coste total de estos sistemas, según se desprende de la documentación interceptada, supera los 210 millones de dólares. Pekín, además, ha puesto como condición innegociable que todo el equipamiento sea plenamente compatible con sus propios sistemas de comunicación y con la munición que emplea su ejército, una exigencia que evidencia una voluntad de integración operativa inmediata. Este refuerzo se suma al desarrollo de armamento propio, ya que recientemente China ha presentado una nueva arma que podría ser decisiva contra Estados Unidos en un posible enfrentamiento naval.

Además, el mayor valor para China reside en el conocimiento y la pericia que Rusia pone sobre la mesa. El acuerdo no solo incluye la venta de material, sino también el entrenamiento de un batallón aerotransportado chino al completo en territorio ruso. Los sistemas Dalnolyot, por ejemplo, permitirían a las fuerzas especiales chinas realizar saltos desde 8.000 metros de altura y planear hasta 80 kilómetros antes de tocar tierra, facilitando una infiltración sigilosa, tal y como informa Defense News. Para los analistas, el verdadero tesoro que Pekín adquiere es el acceso a la experiencia de combate y los procedimientos de mando rusos. La capacidad de operar sin ser detectado es una prioridad para Pekín, como demuestra también el desarrollo de un nuevo radar militar chino que permite a sus soldados ser 'invisibles' en el campo de batalla.

Los motivos de Moscú: Ucrania y la distracción de Estados Unidos

En este sentido, las motivaciones del Kremlin parecen claras y responden a una doble estrategia. Por un lado, busca obtener una importante fuente de financiación para sostener su prolongado esfuerzo bélico en Ucrania, convirtiendo su arsenal y su conocimiento en divisas. Por otro, pretende desviar la atención de Estados Unidos hacia un nuevo foco de tensión en el Pacífico, forzando a la Casa Blanca a dividir sus recursos y su foco estratégico ante la posibilidad de un conflicto abierto sobre Taiwán. Esta maniobra se enmarca en un escenario de creciente tensión global, donde algunos expertos advierten que Estados Unidos podría acabar en una guerra a tres frentes con China, Rusia e Irán.

En consecuencia, esta colaboración militar podría tener consecuencias de gran envergadura a largo plazo. Según la valoración de diversos expertos internacionales, la ayuda rusa tiene el potencial de acelerar el desarrollo del programa de fuerzas aerotransportadas de China entre diez y quince años. Se trata de un salto cualitativo considerable que, sin duda, redibuja por completo el equilibrio de poder en la cada vez más disputada región del Indo-Pacífico.