Tribunales

Sotheby’s gana el juicio al oligarca ruso que demandó a la famosa casa de subastas por supuesto fraude

El magante Dmitry Rybolovlev acusó a la casa de subastas de pagar "precios inflados" en obras de arte, entre ellas la de Salvator Mundi

 Rybolovlev vendió "Salvator Mundi" por 450 millones de dólares al príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman
Rybolovlev vendió "Salvator Mundi" por 450 millones de dólares al príncipe heredero saudí Mohammed bin SalmanLa Razón

Sotheby’s, una de las mayores casas de subastas de arte del mundo, ganó el pasado martes un juicio en Nueva York en el que se le acusaba de colaborar con un marchante suizo que presuntamente estafó a un magnate ruso inflando precios de obras de arte. El magnate Dmitry Rybolovlev demandó a Sotheby’s tras años de persecución judicial sin resultados contra el marchante suizo Yves Bouvier, a quien acusaba de sobretasar 38 obras de arte que adquirió con su mediación entre 2002 y 2014 por cerca de 2.000 millones de dólares.

Un jurado decidió, tras deliberar unas tres horas, eximir de toda culpa a Sotheby’s, que aplaudió el veredicto y reivindicó su “respeto con todos los requisitos legales, obligaciones financieras y mejores prácticas del sector durante las transacciones de esas obras”, según recoge CNBC. El magnate ruso, empresario de fertilizantes y presidente del club de fútbol de Mónaco, no reconoció su derrota, y a través de sus abogados dijo que el caso había “logrado su objetivo” de poner en evidencia el secretismo del sector del arte y que ha dificultado probar sus argumentos, lo que pone de manifiesto la “necesidad de reformas”.

La disputa en los tribunales de Rybolovlev ha arrojado algo de luz sobre el opaco mundo del arte, incluyendo la trayectoria del Salvator Mundi, de Leonardo Da Vinci, que pasó por sus manos antes de convertirse en la obra más cara de la historia, en 2017. Bouvier compró a Sotheby’s el “último Da Vinci” en 2015 por 83 millones de dólares, y al día siguiente se lo vendió a Rybolovlev por 127,5 millones. El magnate ruso creía que había pagado demasiado, pero en 2017 lo consignó a Christie’s por una cantidad desconocida y la institución lo subastó por 450 millones de dólares, lo que permite pensar que Rybolovlev se llevó una buena parte.

Esa obra y otras tres -un Magritte, un Klimt y un Modigliani- han estado en el centro del juicio civil de tres semanas en el que el magnate reclamaba a Sotheby’s unos 154 millones de dólares que supuestamente pagó en exceso por los cuadros. “Bouvier construyó un castillo de naipes, pero Sotheby’s le dio legitimidad”, dijo la abogada del ruso, Zoe Salzman, este lunes, en los alegatos finales, recoge The New York Times.

Aunque Bouvier no formaba parte de esta denuncia contra Sotheby’s, su nombre ha estado muy presente en el juicio, puesto que los abogados de Rybolovlev argumentaron que la institución ayudó al marchante suizo a estafar al magnate ruso a través de un ejecutivo de la casa que se llevaba comisiones El ejecutivo de Sotheby’s en cuestión es Samuel Valette, actual jefe de ventas privadas, al que la defensa de Rybolovlev acusó de ascender desde un mero cargo de experto en arte gracias a su colaboración con Bouvier, que fue intensa durante varios años, indica el portal especializado ARTNews.

Los abogados de Sotheby’s, por su parte, respondieron que cada uno de los ejemplos citados por la defensa en los que Valette elevó valoraciones o cambió divisas, supuestamente a petición de Bouvier, tenían explicación plausible, y no implicaban al actual ejecutivo en la presunta mala praxis del marchante. El propio Valette, que fue llamado a declarar como testigo, dijo que sabía que Bouvier revendía obras y que en algún momento supo que Rybolovlev era uno de sus clientes -operaba en el anonimato- pero aseguró que no sabía qué obras en particular le estaba vendiendo.

“Solo estamos aquí porque Dmitry Rybolovlev quiere tener a alguien a quien culpar”, dijo el abogado de la casa, Marcus Asner, que recordó la amplia formación del magnate como médico y empresario, y señaló que pese a ello solo se apoyó en un comerciante para asesorarle como coleccionista. El magnate ruso y su empresa Accent Delight International habían acusado previamente a Bouvier en Singapur y en Suiza sin obtener un fallo a su favor: en el primer caso el tribunal decidió que no tenía jurisdicción, y en el segundo el juez decidió cerrar el caso.

Ahora, la Justicia de EE UU, país donde Rybolovlev es conocido por comprar una mansión al expresidente Donald Trump en 2008, tampoco se ha puesto de su lado.