Esther S. Sieteiglesias

Termina la odisea para el libanés atrapado en el aeropuerto de Ecuador

Nisam Hussein Shalak, en el aeropuerto internacional José Joaquín Olmedo en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil
Nisam Hussein Shalak, en el aeropuerto internacional José Joaquín Olmedo en la ciudad ecuatoriana de Guayaquillarazon

Por fin, después de 46 días en el aeropuerto de Guayaquil y tras otros dos periodos de diez días en Lima y en Barcelona, Nisam Hussein Shalak está rumbo a su hogar, en Líbano. Su periplo ha sido largo y sin duda ha recordado al protagonista de película de “La Terminal”, pues a sus 56 años, Hussein Shalak ha vivido una intensa temporada en la “sala de tránsito” del aeropuerto internacional José Joaquín Olmedo en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil.

“El personal de las aerolíneas le daba bandejas de comida del menú del avión, alimentos y bebidas, almohadas... Y creo que le permitieron ducharse una vez cada tres días”, explica a LA RAZÓN Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos de Ecuador. “Está muy cansado, agotado. Malduerme en una banca que obviamente no está hecha para dormir, es muy incómoda”. Su organización, a través de un intérprete e incluso en persona, pudieron hablar con él para conocer de cerca su situación y denunciarla a las autoridades ecuatorianas. Y es que el caso del libanés se ha hecho viral, pero como confiesa Navarrete “no es la primera vez que ocurre esto en un aeropuerto ecuatoriano”. “La permanencia indefinida de personas en la sala de tránsito aeroportuaria constituye una violación de los Derechos Humanos, a la integridad de las personas. Muchas veces hasta personas que piden asilo o refugio son finalmente deportadas (a su país de origen, del que huyen)”. Navarrete reconoce que, que ellos sepan, tienen unos 200 casos de expulsiones injustificadas.

Si bien es cierto que Hussein Shalak no pidió asilo en Ecuador, él simplemente estuvo de vacaciones en abril en Guayaquil y cuando volvía a su país, en una de las escalas, en España, se dio cuenta de que había perdido el pasaporte. En el aeropuerto del Prat estuvo retenido diez días. Después fue expulsado a Lima, donde pasó otros once días, para finalmente ser deportado al aeropuerto donde inició su viaje: Guayaquil.

Según cuentan desde Ecuador, su caso se dio a conocer gracias a que un pasajero al verle por segunda vez, en el mismo sitio, y en distintos días obviamente, le hizo una fotografía y contó la historia al diario “El Universo”. Desde entonces ha acaparado los titulares de la prensa ecuatoriana y hasta internacional.

La única solución que aportaba el Gobierno ecuatoriano era que el consulado de Líbano en Colombia le tramitara el pasaporte. El problema era que él debía viajar hasta Colombia“ y Hussein Shalak nos explicó que tenía miedo de que una vez en el aeropuerto de Bogotá, al llegar sin pasaporte, le volviera a ocurrir lo mismo y volviera a quedarse en un limbo legal y en otra terminal aeroportuaria”, cuenta Navarrete. “De ahí que la Defensoría del Pueblo estaba trabajando en un habeas corpus, pero no era suficiente”. Según uno de los periodistas ecuatorianos que ha seguido el caso, “hasta que no ha recibido el salvoconducto de la Embajada libanesa en Colombia, no ha sido posible. Pero sólo le sirve para volver a su país”.

El jueves a las 17:09, hora local, por fin Hussein Shalak dejó Ecuador. Primero paró en Bogotá donde le entregaron el salvoconducto, ese pasaporte con validez sólo para salir de Colombia y llegar hasta Líbano. Desde Bogotá cogió otro vuelo a París, al aeropuerto Charles de Gaulle, precisamente donde vivió durante casi veinte años el primer caso mundialmente conocido de una persona “atrapada” en un aeropuerto, el iraní Mehran Karimi Nasseri. Pero el iraní sólo hará escala allí para después volar finalmente y aterrizar en Beirut.