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Trump contraataca y pide investigar los lazos del líder demócrata del Senado con Putin

Rusia y Trump denuncian una «caza de brujas» contra la Casa Blanca

Schumer y Putin en la imagen publicada por Trump en su su perfil de Twitter
Schumer y Putin en la imagen publicada por Trump en su su perfil de Twitterlarazon

El presidente de EEUU, Donald Trump, abogó por una "investigación inmediata"de los lazos del líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, con Rusia y Vladímir Putin.

Al presidente Trump sólo le duró 24 horas la paz después de su primer discurso ante el Congreso el martes. Intentó disfrutarla al máximo. Incluso decidió posponer su anuncio de la revisión de su polémico veto migratorio para no apagar el aplauso generalizado de los periodistas sobre su intervención. Fue una tregua, porque el miércoles por la noche volvió a saltar otra polémica.

De nuevo Rusia. El fiscal general del Estado, Jeff Sessions, uno de los principales apoyos de Trump, ocultó durante la sesión de confirmación de su cargo en el Senado que había mantenido contactos con el embajador ruso en Washington. La polémica ha provocado que Sessions se haya apartado de la investigación sobre los supuestos vínculos rusos en la campaña electoral.

Un día después, el jueves, también se supo que el yerno de Trump, Jared Kushner, consejero del presidente, se reunió con el embajador ruso, Sergey Kislyak, y el ex consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, en la Torre Trump de Nueva York, días antes de la toma de posesión en Washington. Además, en verano, justo cuando el todavía candidato pidió de forma pública a los rusos que se infiltrasen en los correos electrónicos de la candidata Hillary Clinton, el ex consejero de política exterior de Trump, Carter Page, mantuvo contactos con el embajador ruso. En un encuentro en la universidad de Stanford el pasado noviembre, el embajador Kislyak dijo: «He trabajado tanto tiempo en Estados Unidos que ya conozco a casi todo el mundo». Un mes y medio más tarde, el presidente Obama ordenaba la expulsión de 35 miembros de las legaciones rusas en Estados Unidos como respuesta por la supuesta interferencia de Rusia en las elecciones estadounidenses.

De momento, el presidente Trump apoya a Sessions y al resto de miembros de su equipo que han tenido contactos con los rusos. A quien no apoya es a las agencias de inteligencia del país, a las que acusa de haber filtrado a varios periódicos las informaciones sobre los vínculos con Rusia y también sobre las erráticas conversaciones telefónicas de Trump con el presidente de México, Enrique Peña Nieto. El inquilino de la Casa Blanca aseguró ayer que estas filtraciones son «una caza de brujas», una expresión idéntica a la utilizada por el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, quien afirmó que el escándalo por los contactos de su representante diplomático en Washington «se parece mucho a una caza de brujas o a los tiempos del macartismo, que creíamos que en EE UU, como país civilizado, era asunto del pasado».

El ministro ruso recalcó que los embajadores son designados para cultivar las relaciones entre los estados, y que éstas «se mantienen mediante reuniones, conversaciones con representantes del Ejecutivo, parlamentarios, personalidades y organizaciones no gubernamentales». Lavrov agregó que esta práctica diplomática «nunca la ha cuestionado nadie». «¿De qué acusan al embajador Kislyak y a su interlocutores? De que nuestro embajador mantenía contactos con políticos estadounidenses que estaban en la oposición a la Administración de Obama», dijo Lavrov. Subrayó que en Moscú no quieren ni van a «copiar como monos» este enfoque estadounidense y advirtió de que de aplicarse ese mismo criterio al embajador de Washington en Moscú, John Tefft, sería una «historia divertida».

En este contexto de sospechas y acusaciones a cuento de Rusia, el propio Trump pidió ayer una «investigación inmediata» de los lazos del líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, con Rusia y Putin. En un mensaje en su cuenta de Twitter, Trump hizo esa petición acompañada de una foto en la que aparecen juntos Putin y Schumer, a quien tildó de «hipócrita total».

Pero las polémicas no sólo tienen relación con las controvertidas relaciones con Moscú. Ayer se supo que el vicepresidente, Mike Pence, usó una cuenta privada para mandar correos electrónicos en su época como gobernador de Indiana. Dicha cuenta, que contiene información demasiado sensible para ser revelada al público, fue pirateada el año pasado. Este caso recuerda al asunto del servidor privado de la ex candidata demócrata Hillary Clinton cuando fue jefa de la Diplomacia de Estados Unidos con la Administración Obama, y a la que criticó duramente Pence.

Sin embargo, en Indiana es legal usar el correo electrónico privado para asuntos de trabajo. La cuenta de Pence fue pirateada de forma aleatoria, como le ocurre a muchos usuarios. Los piratas informáticos mandaron en 2016 un email a su lista de contactos en el que explicaban que Pence y su mujer estaban en Filipinas, y necesitaban dinero después de haber sido robados. Además, el ex gobernador de Indiana nunca utilizó esta cuenta de correo para tratar asuntos clasificados.