
Protección solar
Protector solar + piscina: el error que todos cometen y que daña tu piel
Hay varios factores que influyen en la eficacia de tu protector solar. Descubre qué hábitos podrían estar reduciendo su efectividad.

El verano invita a disfrutar del sol, la piscina y la playa, pero también exige un compromiso serio con el cuidado de la piel. Aunque muchos aplican protector solar antes de salir de casa, pocos recuerdan que tras un baño refrescante, esa barrera protectora puede desaparecer. ¿Sabías que incluso los productos etiquetados como “resistentes al agua” pierden eficacia después de nadar?
El mito del protector solar resistente al agua
Muchos confían en que un protector solar con etiqueta “water resistant” los mantendrá protegidos durante horas, incluso después de nadar. Sin embargo, esta resistencia tiene límites. Según expertos dermatológicos, la protección disminuye significativamente tras 40 a 80 minutos de exposición al agua. Además, factores como el cloro, la sal y el roce con la toalla aceleran la pérdida de eficacia.
La experta en dermocosmética M. Paz Pellús, en su cuenta de Instagram, desmonta mitos como el “callo solar”, que supuestamente protege la piel como un SPF natural. En realidad, este engrosamiento cutáneo es señal de daño acumulado. Por eso, confiar en que la piel se “acostumbra” al sol es un error que puede tener consecuencias graves.
¿Por qué es crucial reaplicar el protector solar?
La radiación ultravioleta (UV) no se detiene cuando te sumerges en el agua. De hecho, el agua refleja los rayos solares, intensificando su impacto. Los rayos UVA penetran profundamente en la piel, acelerando el envejecimiento prematuro, mientras que los UVB son responsables de las quemaduras solares.
Reaplicar el protector solar cada dos horas, y especialmente después de nadar o sudar, es esencial para mantener una protección efectiva. No hacerlo puede aumentar el riesgo de melanoma, el tipo más agresivo de cáncer de piel.

Consejos para una protección solar efectiva
- Usa un protector solar de amplio espectro con SPF 30 o superior. Yo siempre opto por productos de protección SPF 50.
- Aplica el producto 30 minutos antes de la exposición solar. Antes de salir de casa no lo olvides. Si lo incorporas en tu rutina de belleza de la mañana nunca te lo olvidarás
- Reaplica cada 2 horas o inmediatamente después de nadar. Como nos indica M. Paz Pellús parte de la protección solar la podemos estar dejando en la toalla al secarnos.
- No olvides zonas sensibles como orejas, cuello, pies y parte posterior de las rodillas. Cualquier parte expuesta debe estar bien protegida y las zonas más sensibles notarán con más intensidad los rayos del sol.
- Complementa con ropa UV, sombreros y gafas de sol. Los medios físicos son importantes sobre todo para una jornada larga de playa. Evita exponer durante mucho tiempo a tu piel.
Además, hidratarse bien y evitar la exposición directa entre las 10:00 y las 16:00 horas ayuda a reducir el impacto del sol en la piel.
La piel tiene memoria
Cada exposición sin protección deja una huella. La piel recuerda, y los daños se acumulan con el tiempo. Las quemaduras repetidas, incluso leves, pueden alterar el ADN celular y aumentar el riesgo de enfermedades cutáneas. Por eso, cuidar la piel no es solo una cuestión estética, sino de salud a largo plazo.
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