Nutrición
Confirmado por la ciencia: los platanos y las uvas le hacen esto a tu intestino
Los plátanos muy maduros y las uvas, dos frutas muy presentes en nuestra dieta, no son tan beneficiosos para la salud intestinal como se pensaba, según la advertencia de un experto de Harvard que explica cuáles priorizar
No todas las frutas, por muy sanas que parezcan, juegan en la misma liga cuando se trata de cuidar nuestro intestino. En esta competición hay un claro ganador: los arándanos. Así lo sostiene al menos Saurabh Sethi, un prestigioso gastroenterólogo de la Universidad de Harvard, que los sitúa en lo más alto de su clasificación por su riqueza en fibra y antioxidantes. Su combinación los convierte en la alternativa ideal para el intestino, favoreciendo un tránsito regular y una microbiota equilibrada.
Asimismo, la lista de aliados para el sistema digestivo no termina ahí. El doctor Sethi amplía el catálogo con otras opciones recomendables, como las granadas, que han demostrado en diversos estudios su capacidad para fomentar la diversidad microbiana, considerada un pilar de la salud digestiva. A estas se suman los kiwis, las peras, las manzanas, el melón o las naranjas, completando un abanico de frutas beneficiosas para el organismo.
Sin embargo, no todo son buenas noticias en el frutero. El mismo especialista advierte de que algunas de las frutas más populares pueden resultar problemáticas si no se modera su ingesta. Es el caso de las uvas, cuyo elevado contenido en azúcares naturales y escaso aporte de fibra pueden desestabilizar los niveles de glucosa y provocar hinchazón. Por este motivo, se recomienda un consumo muy moderado para evitar molestias abdominales, sobre todo en personas con sensibilidad digestiva.
El punto de maduración y el azúcar, las claves del problema
De hecho, el caso del plátano es especialmente ilustrativo de cómo el estado de la fruta lo cambia todo. Según explica el gastroenterólogo, el punto de maduración es crucial. Cuando un plátano amarillea en exceso y se llena de motas marrones, su almidón resistente disminuye drásticamente, mientras que su concentración de azúcares simples se dispara, pudiendo generar picos de glucosa en la sangre.
Por el contrario, un plátano que todavía conserva un ligero tono verdoso es una historia completamente distinta. En ese estado, la fruta es una fuente excelente de prebióticos gracias a su alto contenido en ese almidón resistente que, lejos de ser un problema, alimenta y fortalece la flora bacteriana beneficiosa del intestino, contribuyendo a una mejor salud digestiva general.