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Tana Rivera reunifica a la familia Alba-Rivera

Veinte años después de la boda de Francisco Rivera y Eugenia Martínez de Irujo, la puesta de largo de la hija de ambos vuelve a reunir a ambas familias de forma multitudinaria.

Cayetana Rivera y su madre, Eugenia Martínez de Irujo, en una bonita foto ayer durante la puesta de largo. (Instagram)
Cayetana Rivera y su madre, Eugenia Martínez de Irujo, en una bonita foto ayer durante la puesta de largo. (Instagram)larazon

Veinte años después de la boda de Francisco Rivera y Eugenia Martínez de Irujo, la puesta de largo de la hija de ambos vuelve a reunir a ambas familias de forma multitudinaria.

Desde aquella foto de familia que nadie olvida, con Carmina Ordóñez, espectacular y emocionada madrina vestida de azul Klein, y Cayetano de Irujo ataviado con el uniforme de la Real Ordenanza de Maestrantes y llevando a su hermana, que eligió un modelo medieval de vestido de novia, hacia el altar para casarse con un torero, Francisco Rivera, la relación entre los Alba y los Rivera no había gozado de buena salud. Hasta la noche del viernes, en el que la puesta de largo de Tana Rivera reunió a ambas familias. Todos sus tíos, paternos y maternos, dejaron de lado las diferencias. Las que en estos años han provocado hasta demandas en los Juzgados por la custodia de Tana. Incluso la duquesa de Alba le retiró la palabra a su yerno, adorado en un principio. El resto cerró filas en torno a Eugenia. El trato con los Alba dejó de existir.

Ahora todo es distinto. A Tana se la adora y tuvo la puesta de largo que todo chica desea. Un sueño: más de 300 invitados, rodeada de toda su familia y amigos. Un bodón, casi, al que muchos de los invitados llegaron a la finca sevillana La Pizana, la que le regaló la duquesa de Alba a Eugenia tras su boda con Francisco, en autobuses, como los hermanos Marichalar Borbón, Felipe Juan y Victoria, ambos muy elegantes, o el propio Fernando Martínez de Irujo.

Otros lo hicieron en coche. Como el padre de la dieciochoañera, Francisco Rivera, de pajarita, como exigía el «dress-code» –vestido largo, para ellas–, acompañado de su mujer, Lourdes, que con un traje de seda rosa demostró lo guapa que una mujer puede resultar embarazada de cinco meses.En el mismo coche llegaron Kiko Rivera, su pareja, Irene Rosales, y su hermano Cayetano. Solo lo hizo el duque de Alba, disipando así los rumores que apuntaban que no tiene relación con Eugenia, mientras su hermano Cayetano llegó en coche acompañado de su novia, Bárbara Mirjan, y sus hijos, los mellizos Amina y Luis.

Madre e hija, mismo estilo

A quien no se las vio llegar, pues llevaban horas participando de los preparativos, fue a madre e hija, pero gracias a la duquesa de Montoro descubrimos que compartieron diseñador y estilo. Tana lució un vestido rojo con cuello halter de Lorenzo Caprile, similar al de Eugenia, también de cuello halter, muy ceñido al busto y con bordados de pedrería, pero en negro.

Eugenia estaba radiante disfrutando de sus «dos amores»: su hija y su marido, Narcís Rebollo, que regaló a Tana la actuación de Juan Magán, ya que el grupo edita sus discos con Universal Music, sello del que él es presidente. Pero hubo mucha más música. Hasta casi el amanecer. Tocó Taburete, un rapero y un grupo de jazz gitano llegado desde Madrid, el codiciado grupo de flamenco sevillano Los Alpresa y varios Djs... Pero ninguno desató la locura de los hermanos Rivera y su cuadrilla de amigos de toreros, como «El Tato», como cuando Kiko Rivera se hizo con los mandos de la mesa de mezclas. Fue una noche perfecta, familiar, que ni siquiera la lluvia aguó.