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El artículo de Carmen Lomana: Entre leyendas y Brexit

Carmen Lomana con un grupo de amigas en un almuerzo en el Thyssen
Carmen Lomana con un grupo de amigas en un almuerzo en el Thyssenlarazon

Hay tardes en las que uno desea hacer un homenaje a la siesta como el mejor recurso del ser humano. Esta es una de ellas. He llegado esta mañana a Galicia, después de un madrugón, y nada más bajar del avión sentí ese frescor en el aire que me acariciaba el pelo, esa humedad que tanto añoro en Madrid y que me hace olvidar el estrés que me atenaza últimamente. Me esperaban para trasladarme a uno de los lugares más bellos que puedan imaginar: el pazo de Bentraces. Después de una deliciosa comida con productos de esta bendita tierra y unas natillas para quitar el sentido, se pueden imaginar que necesito una plácida siesta con las ventanas abiertas sintiendo el sonido del campo y una campana que me regala su tañido de vez en cuando. Pero tengo una cita con Vds. cada sábado que me obliga a espabilarme y olvidar esa deseada entrega en brazos de Morfeo. Me gustaría hablarles de Galicia, de sus leyendas y magia olvidándome del Brexit y sus resultados. La semana pasada mi crónica fue una intuición, un presagio de lo que iba a ocurrir con Reino Unido. Conozco bien Inglaterra y ellos se sienten divinamente consigo mismos y desprecian a los continentales. Recuerdo cuando vivía en Londres que acompañé a amigos españoles a comprar caballos en la zona de York y los espectáculos deplorables de algunos propietarios al despedirse de sus yeguas (que habían vendido por un pastón) como si las mandasen al mismísimo infierno. Pienso que nada va a cambiar demasiado, en todo caso lo que ha sido centro financiero de Europa, la City, se trasladará a Frankfurt haciendo que el poderío de Alemania siga en alza. Habrá un reajuste comercial y tratados bilaterales después del primer impacto. Este rechazo a Europa nos ha dolido y humillado pero no estoy en condiciones de analizar resultados, prefiero jugar con la frivolidad de pensar que a los españoles que tanto nos gusta darnos un garbeo por Londres nos vendrá muy bien que la libra esterlina esté más baja.

Retomando Galicia, que por cierto en un momento de su historia estuvo ligada con Inglaterra, por matrimonios con nobles gallegos así como por numerosos ataques e invasiones del duque de Lancaster en 1386 y, más tarde, en 1585, por el corsario inglés Sir Francis Drake, que desembarcó en las proximidades de Bayona y bombardeó la Villa. Lo más fascinante de esta tierra son sus leyendas. Como la de la Santa Compaña, una leyenda que se pierde en la noche de los tiempos pero que sigue arraigada en la cultura popular y vinculada a los cientos de Cruceiros de Galicia. La leyenda se refiere a una tenebrosa procesión de difuntos encabezada por un mortal que porta consigo una cruz y agua bendita. La procesión la forman dos filas fantasmales de difuntos, vestidos con sudario y descalzos, recorriendo los campos de Galicia. La persona mortal es reconocida por la luz que la rodea y la palidez de su rostro. Está condenada a vagar noche tras noche hasta su muerte o hasta que otro incauto sea sorprendido en otra encrucijada, momento en el que recibirá la cruz y estará condenado a vagar hasta que otro mortal lo libere. Castroviejo, historiador y amigo de mi padre, me contó innumerables historias sobre la Santa Compaña que yo escuchaba estupefacta y aterrada.

Mi semana social fue anulada, ya que no me sentía con ánimo después de la inundación de mi casa. He preferido refugiarme en el cariño de mis amigos y organizar pequeñas reuniones en el Santo Mauro, mi nueva casa hasta arreglar los destrozos de la mía. Lo único que les deseo es que voten por el bien de España y los españoles.