Sevilla

Gloria Camila se sube a la pasarela

La hija de Rocío Jurado desfiló para Lina durante el Salón Internacional de Moda Flamenca, que se celebró esta semana en Sevilla y que ya marca las tendencias que triunfarán en la Feria de Abril: los tejidos lisos y los apliques florales.

Gloria Camila, el jueves en el desfile de Lina, en Sevilla
Gloria Camila, el jueves en el desfile de Lina, en Sevillalarazon

La hija de Rocío Jurado desfiló para Lina durante el Salón Internacional de Moda Flamenca, que se celebró esta semana en Sevilla y que ya marca las tendencias que triunfarán en la Feria de Abril: los tejidos lisos y los apliques florales.

Últimamente vemos unas resurrecciones masivas de personajes antaño imprescindibles, entre las que Isabel Pantoja revive con una extraña y minuciosa entrevista dada sin cobrar, pero con la novedad de celebrarla en el interior de un coche en el que el chófer se dormía. Nada que ver con los fastos añejos donde todo era súper lujo. La sevillana vende lo que todavía atrae de su actualidad, la familia. «Es lo único que me interesa y adoro a mi hija», remarca para los que sostienen las múltiples desavenencias que apartan a Chabelita de su clan adoptivo. Pero hay más, no todos se centran en Pantoja ni en Kiko Rivera, que se dejó ver con la cría recién nacida en brazos, pero tapadita, cuidando de que no le rompiesen la exclusiva. Pura estrategia para acentuar lo que luego comercializará apoyado por una mamá inactiva que no canta. Fracasó en su última gira americana por Perú y Argentina y sufre al ver que su discografía aparece en las grandes superficies rebajada de 18 a 7,99 euros.

Tendencias sevillanas

No dejó de ser leitmotiv en los vistosos y múltiples desfiles sevillanos de moda flamenca donde se adelantan las tendencias cara a la Feria de Abril. Este año abundan los tejidos lisos o con grandes apliques florales. Nada que ver con el trastoque racial que en los últimos tiempos suponía la superposición de rayas, que superaban a los clásicos lunares que ahora se ven de enorme tamaño. La histórica Lina hasta presentó, cerrando su muestra, lo nunca visto: un aluvión de volantes, de hombro a cintura, escalonando hasta doce en un traje azul noche realmente rompedor. Por su parte, Justo Salao y Toni Benítez son aún grandes diseñadores del españolísimo estilo. Ellos crearon batas inmortalizadas para Pastora Imperio, Juanita Reina o las últimas grandes de la copla, Isabel y Rocío.

Benítez prepara para primeros de abril una exposición antológica de sus más espectaculares trajes andaluces, alguno con cola de hasta cuatro metros. Serán más de sesenta y compondrán un auténtico repaso y un antes y un después que rebajará los exagerados despropósitos que se vieron en la muestra de Raquel Revuelta, guapísima y muy sexy pese a llevar veinticinco años animando este sarao que no tiene ningún tipo de ayuda. «Los trajes de faralaes suponen ventas de ciento cincuenta millones de euros solo en exportación. Los piden desde todo el mundo. En Sevilla, quien puede compra uno y hasta dos para cada día de feria, dependiendo de si hace sol o, como ya es tradicional, la lluvia remoja no solo la exhibición sino también la mejor feria taurina del mundo», asegura la modelo.

Además, hizo su debut en pasarela –de forma no demasiado gloriosa– Gloria Camila, que madruga para vender sus temas aunque esta competencia revuelva las tripas de los de toda la vida. También estuvo presente Raquel Bollo, pero alejada del famoseo por estar más rellenita, mientras que Isabel Jiménez lanzó la propuesta de verlas aupadas en zapatos de salón de doce centímetros de tacón. «Es la medida justa para lucir y estilizarse dentro del rebumbúm de volantes», opina Salao. Cara a lo porvenir, repito que se imponen telas lisas y salpicadas de flores, y que ya solo queda pasearse cada medio día durante el paseo de caballos. Era lo que hacía siempre en su barrera eterna Cayetana de Alba, hoy recordada gracias a una escultura de bronce de tamaño natural, con romántico pelo alborotado y muy ensoñador. «Cada mes le llevo un ramo de rosas blancas, cosa que nadie más hace. Eran las que le gustaban a la Duquesa, para la que hice más de cincuenta trajes flamencos», me cuenta Benítez.

Con Sevilla y «su arza y toma» concluye la tanda de pasarelas españolas. Comenzó con el antiguo Cibeles y siguió en el barcelonés Gaudí, tan añorado y nada independentista, siempre buscando sorprender al lucir escenarios y edificios monumentales como fondo de la muestra. La madrileña se reduce a la polvorienta alfombra gris de Ifema, mientras la bética era reluciente cual espejo. Las pasarelas suponen no solo un escaparate para realzar trajes, sino también una buena alternativa para que se exhiba un famoseo que hoy apenas se deja ver, porque Madrid va perdiendo su gancho social.

En los desfiles hubo nostalgia por Pedro del Hierro, siempre recordado, y triunfaron las aburguesadas propuestas de un antaño revolucionario Custo Barcelona. Y si en Sevilla debutó Gloria Camila, que tanto dará que hablar, para Custo lo hicieron sus hijas, que fueron acunadas entre propuestas rompedoras. Todo esto es una oportunidad para presentar nuevas caras o de que reaparezcan las consagradas, como Carla Pereira o Rocío Coixet, resaltando con Cósima Ramírez lo que animan con su juventud. Las tendencias no solo resaltan las diferencias entre ciudades tan dispares, sino también las posturas y hasta diría que conductas sociales. Más exhibicionista en la capital, muy profesional en la Ciudad Condal, que sigue animada pese a la que está cayendo, mientras la luminosa Sevilla igual llora a García Lorca que moderniza los volantes o se arranca por bulerías.