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David Bustamante: «Declaro todo en España, es justo pagar impuestos»

David Bustamante / Cantante. Muy lejos queda «Operación triunfo» en la vida del de San Vicente de la Barquera. Ese obrero que llegó a los platós de televisión a probar suerte es ahora un padrazo de familia y un marido enamorado de su mujer y de la vida. No hay reto que tenga delante al que no se enfrente sin pensarlo. No importa que tenga vértigo, se subirá más alto que nadie, y si hace falta tirarse, lo hará. Pura competitividad, y de la sana

David Bustamante
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Muy lejos queda «Operación triunfo» en la vida del de San Vicente de la Barquera, David Bustamante. Ese obrero que llegó a los platós de televisión a probar suerte es ahora un padrazo de familia y un marido enamorado de su mujer y de la vida.

David Bustamante es tan competitivo que podría tirarse por un barranco habiendo sido diagnosticado como «persona que siente fobia a las alturas». De hecho, lleva participando en dos Land Rover Discovery Challenge seguidos fulminando todos los tiempos en remo, carrera y salto de obstáculos, y hasta es capaz de conducir horas y horas sin repetir una sola canción. A día de hoy, no sabe cómo pudo haber vivido los ocho años anteriores al nacimiento de su hija Paula, ella es el amor de su vida. Y Echevarría, la mujer con la que comenzó todo. Es pasional, divertido, hiperactivo, generoso, listo y muy trabajador. Atravesar con él una calle supone emplear tres cuartos de hora porque la gente le abduce. Lleva quince discos de platino y más de un millón de ventas; y todo en uno de los países que más «piratea». Sin duda, un éxito.

–Empezamos fuerte. ¿Dónde paga sus impuestos?

–Declaro absolutamente todo en España. Tengo mis inversiones y creo que es justo pagarlos aquí, aunque cuando pasan ciertas cosas da rabia. Si acabaran con la corrupción se animaría a la gente a comportarse bien. Los políticos deberían dar ejemplo y no alejarse del pueblo, desde los palacios y coches oficiales se pierden la realidad.

–Para toda la «piratería» que hay, vender un millón de álbumes es una proeza.

–Resulta increíble y estoy superagradecido al público que lleva más de veinte años arropándome y queriéndome, que es lo más importante, como el que me recuerden con amor y me vean como una buena persona.

–Está claro que usted gusta a la gente.

–Camino por la calle y se nota que me quieren, me van saludando. Soy como alguien de su casa. Voy escuchando todo el rato: «¡Mira, Bustamante!». Al final del día puedo sacarme unos 50 o 60 «selfies». Estoy muy agradecido a la vida que tengo y a las posibilidades que se me plantean.

–La personita a la que usted más ama es a su hija. ¿Sigue dejándole mensajes en la pizarra de la cocina?

–Sí, es un cielo y me hace dibujos, y muy cariñosa; se está formando como una mujercita de bien. También muy educada, responsable, es la mejor persona que he conocido en mi vida.

–Pero los niños crecen. Cuando se marche a estudiar fuera, ¿también se irá con ella?

–Si puedo y me deja, sí, pero eso ya no depende de mí, tendrá que volar y vivir su vida, y es por eso por lo que disfruto de ella en el día a día.

–Cuando lee las cifras de su éxito, ¿le asustan?

–Es adrenalina pura, al sacar un disco al mercado me imagino que estoy al borde de un barranco y salto porque el público me dio alas y así puedo verlo todo sobrevolando. Si se olvidaran de mí, sé que me estrellaría contra el fondo y eso sí que asusta. El éxito es bonito si lo sabes llevar bien y disfrutar.

–¿Por qué un hombre que tiene vértigo se tira todos los años al barranco en la Land Rover Discovery Challenge? ¿Masoquista quizá?

–Porque la experiencia de la Challenge es increíble. Ya soy de la familia Land Rover; de hecho, conduzco un Range Rover Sport de dos colores y a Paula le encanta porque me meto por unos sitios casi imposibles. Ir a la Challenge es un reto porque soy muy competitivo y por ganar soy capaz de vencer mi vértigo a las alturas y hago tirolina, barranquismo o puenting. Contagio siempre al equipo porque hay que ganar.

–Cambiando de letra, ¿por qué canta ahora canciones mexicanas?

–Porque estoy enamorado y me apasiona ese género.

–Sin embargo, en el coche de su padre la música era bien distinta. ¿No escuchaban a Los Brincos?

–Sí, es verdad, pero también a Juan Camacho, mucho bolero, Camilo Sesto, Nino Bravo o Luis Mariano. Era la que nos ponían, era como amansar a las fieras y también las interpretábamos. Fue precisamente ahí cuando nació mi sueño de querer ser algún día un artista, un cantante.

–¿Con qué canción se le saltan las lágrimas?

–Me vaciaba con «Historia de un amor», porque hay lágrimas en la voz, como dicen en México. Con los boleros de mi último disco he ido al origen y a la época en la que se crearon porque las versiones posteriores han podido desvirtuarlas las canciones. Así que fui al principio y cada vez que terminaba de grabar acababa exhausto porque sentía todas las lágrimas derramadas.

–¿Cuál es su plan cuando graba un disco?

–Gimnasio y mucho cardio para aumentar la capacidad torácica. Puedo correr 45 minutos en la cinta, luego piscina a nadar unos 20 minutos, como y a grabar, siempre por la tarde. No podía abusar de levantar pesas porque la laringe se contrae y eso es muy malo para la voz.

–¿Cuántos tatuajes tiene?

–Uno en el hombro. Me lo hice cuando tenía 17 años. Un dragón, la típica macarrada que se hacía uno a esa edad. Me salió el macarra que llevaba dentro. Eso es así.

–«Ella» es el título de una de sus temas más recientes, ¿y quién es?

–«Ella» es mi hija.

– ¿Y su mujer?

–Con Paula empezó todo, es mi amor, es mi pareja, pero nadie como mi hija, es el centro de todo. No entiendo cómo antes podía vivir sin ella.

–Se imagina tener otro hijo, ¿cómo repartiría tanto amor?

–No sé cómo hacen los demás padres, pero lo consiguen. La verdad es que es difícil que tenga otro de momento, estoy focalizado solamente en ella.

–¿Cuál es el juramento más importante que ha hecho?

–No os voy a defraudar: ni a mi gente, ni a mi público. Y hasta ahora creo que lo he conseguido.

– ¿Y la mentira más piadosa?

–Se me olvidó. Mi mentira más piadosa para cualquier cosa es: «Perdón, se me olvidó» y es porque no me apetecía hacer algo.

–¿Y la historia de un amor?

–La de mi mujer y la mía. Paula es la chica de mi vida, sin lugar a dudas.

–Aunque antes hubo otras...

–Pero pocas, no me acuerdo ya.

–¿Su meta es poner una pica en América?

–Me gustaría ir y venir, es un reencuentro con un público que echo de menos, pero hace ocho años, cuando nació mi hija, opté por quedarme aquí y es una preciosa excusa para el reencuentro. Iré y regresaré porque España es mi país y mi mercado principal.

–Entonces, le dolerá Venezuela...

–No me gusta lo que pasa allí, que la gente sufra, que haya escasez, las diferencias, me encanta la justicia y no puedo con la injusticia. Es, sin duda, lo que más odio en el mundo. Ojalá que cambien las cosas y podamos disfrutar de una Latinoamérica libre, porque es un paraíso natural.

–¿Qué hace Paula para descansar de su agotadora hiperactividad?

–No estoy en casa siempre, me voy diez días fuera, regreso y, luego, me vuelvo a ir un mes y medio. Así descansamos y tenemos ganas de vernos. Paula y mis amigos se divierten conmigo y la verdad es que están deseando verme. Yo no me agoto de mí, pero sí tengo mis momentos de soledad y me voy al monte a respirar.

–¿Se imagina el futuro en su casita de San Vicente de la Barquera con su huerta y las gallinas?

–No soy nada campestre. Tengo mi casa y disfruto a la orilla del mar, pero también me gusta Madrid, me fascina. No sé qué me deparará la vida, noto que he cambiado en los últimos años de gustos, así que cumplir más no sé dónde me llevará.

–Usted es como un Spotify humano, es decir una palabra y ponerse a cantar.

–(Risas) Total, para cada una tengo una canción porque he escuchado mucha música desde pequeño y me gusta hacer la broma de cantarlo todo.

¿Mar o montaña?

Bustamante dice que no es muy «campestre», prefiere una casita a pie de mar para retirarse, aunque reconoce que todo cambia y que habrá que esperar para verlo. En las redes sociales es muy activo y las utiliza también para mantenerse informado a cado momento, sobre todo cuando está de gira y el tiempo apremia. Si se encuentra más tranquilo, lee varios periódicos, entre ellos LA RAZÓN, y le gusta contrastar las informaciones de unos y otros.