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Ruth Beitia: «Llevo 20 años durmiendo la siesta con Jordi Hurtado»

La tres veces campeona de Europa y oro olímpico en salto de altura en los Juegos de Río y diputada por el PP en Cantabria confiesa que «combinar política y deporte es complicado».

Ruth Beitia: «Llevo 20 años durmiendo la siesta con Jordi Hurtado»
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La tres veces campeona de Europa y oro olímpico en salto de altura en los Juegos de Río y diputada por el PP en Cantabria confiesa que «combinar política y deporte es complicado».

Es la mejor atleta española de todos los tiempos, pero también la deportista de la sonrisa perpetua, radiante, espontánea y comprometida. Desde 2011 es diputada por el PP en Cantabria para disgusto de Miguel Ángel Revilla, a quien solo se le ocurre tildarla como «la saltadora». En un precioso día soleado la acompañamos desde el Parlamento hasta el gimnasio; de su faceta política a la deportiva... A sus 37 años no va a parar en ninguna de las dos disciplinas porque tiene arrojo y humor de sobra.

–Hace ya un año de su gran «salto». ¿Después de los Juegos Olímpicos de Río cómo ha ido el invierno?

–Totalmente loco. Acabaré la temporada y necesito comenzar las vacaciones. Todo, absolutamente todo ha cambiado en mi vida.

–¿Por qué?

–Básicamente por el foco de atención. Para todo el mundo ser campeona olímpica es «mucho más» que serlo de Europa. Además, infinidad de gente me ha contado cómo se levantaron aquella madrugada para ver el salto, no han parado de llamarme los medios, los patrocinadores, los seguidores... Y había que dar respuesta a tanto cariño.

–¿Qué ha ganado a nivel competitivo en estos meses de lo que yo no me haya enterado...?

–He sido campeona de España de pista cubierta, subcampeona de Europa y no he tenido tiempo de hacer más cosas.

–Vamos, que le queda mucha guerra por dar.

–Bueno, todo lo que pueda, aunque al aire libre he tenido más problemas. Ahora, mi otra mitad y yo (se refiere a Ramón Torralbo, su entrenador desde hace 26 años) hemos decidido tomarnos un tiempecito para que después todo salga al cien por cien. Combinar política y deporte es complicado, pero no me quejo. Ambas cosas me apasionan.

–Juan Carlos Campillo es «coach» de Carolina Marín y de Lopetegui, entre otros. ¿Cree que podría necesitarlo?

–Yo creo mucho en la psicología deportiva. Llevo años trabajando con una gran profesional y es el complemento perfecto a mi entrenador y a mi fisioterapeuta. Los buenos profesionales nunca sobran.

–Independientemente de las marcas, las medallas, los récords... ¿cuál le gustaría que fuese su legado?

–Que la gente sepa quién es Ruth. Sin apodos, sin coletillas. Ese es mi único mérito. Poder transmitir que soy lo que soy gracias a una familia que me inculcó muchas cosas buenas y, sobre todo, poner en relevancia la importancia del deporte, cuyos valores extrapolo a cuanto hago. Todo lo que he conseguido ha sido a fuerza de trabajo, lealtad y mucha sonrisa.

–¿Hay un límite de edad para seguir saltando?

–De momento, como me encuentro bien, quiero continuar. Voy a buscar nuevos objetivos para seguir estimulándome. En mi deporte no hay un límite de edad estipulado para dejarlo.

–¿A quién se encomienda antes de cada salto?

–Soy muy católica, creo en Dios profundamente y soy muy devota de la Virgen del Carmen –patrona de Santander–, que tiene un santuario precioso, el de la Virgen del Mar. A esa playa, voy a meter las piernas cansadas después de un día duro de entrenamiento. Antes de un salto, después de rezar, la última persona que visualizo es mi madre. Aunque, ahora que lo pienso, creer no debe estar nada de moda.

–¡Más que nunca! Con la llegada del Papa Francisco...

–Es un hombre entrañable, necesario en la iglesia de hoy.

–Haciendo un juego de palabras. ¿Para qué saltos no hay ni octavas ni novenas?

–Ni para el dopaje en el deporte ni para la injusticias, las trampas o la corrupción en política.

–Ya, pero en su partido la corrupción...

–Como cuando un deportista se dopa: hay justicia, existe un delito y el que lo ha hecho debe pagarlo. Aunque no solo hay corrupción en el PP. Por cierto, todos los corruptos deberían devolver lo que se han llevado.

–¿Se considera una mujer socialmente comprometida?

–Por tal me tengo. Siempre he dicho que daría todas mis medallas a cambio del pleno empleo. Y eso que no las tengo. Están todas en el museo del deporte para compartirlas con todo el mundo.

–Una vez me comentó que si su partido se lo planteara daría el salto a la política nacional. ¿Ha pasado algo en este curso que debamos saber?

–Seré sincera. La vida ha sido muy generosa conmigo. Lo bueno que tengo es que me levanto cada día con tantas ganas de hacer política como de saltar. En el deporte, cuando no pueda me iré y en política no sé cuál será mi siguiente salto. Si en algún momento mi partido se lo plantea, porque me lo merezco, tendré que meditarlo. De momento, trabajo día a día por los cántabros. Mañana, Dios dirá....

–¿Quizá lo diga Dios cuando deje de saltar?

–No se anticipe, cuando deje de saltar le cuento.

–El año político ha sido movidito: corrupción, mociones de censura, los socialistas más divididos que nunca, pluralidad en el Congreso...

–Los partidos de la oposición están haciendo un complot. Si la mayoría de los votantes han elegido a Rajoy para que sea presidente deberemos ayudarle para que todo salga bien. No pongamos palos entre las ruedas del Gobierno porque los grandes perjudicados somos los españoles. Deberíamos trabajar todo los partidos codo con codo. Si yo he sido campeona olímpica, déjame continuar. Si él ha ganado unas elecciones: déjenle gobernar.

–¿Hasta cuándo cree que le queda a Mariano Rajoy como presidente del Partido Popular?

–Eso será una labor de partido. Si creen que debe continuar o si debe de haber un nuevo candidato. De momento, para mí, es mi presidente.

–¿Su presidente la llama cuando gana?

–Me felicita, sí.

–Hablando de presidentes, ¿qué opinión tiene de Donald Trump?

–No quiero insultar a nadie, pero me parece un retrógrado con ideas rocambolescas. Nunca podré entender su elección.

–¿Ha perdido su oportunidad para ganar el premio Princesa de Asturias?

–Bueno, era la segunda propuesta. No es que me doliera, sino que hay gente que puede ganarlo en cualquier momento, pero una olímpica como yo... En fin, podría haber sido el año del «oro», como en el caso de mis compañeras de Río, pero bueno.

–Además de fisio y psicología, ¿qué hace en el escaso tiempo libre que le queda?

–Pues leer, retomar mis estudios de teatro, cocinar. Sí, me encanta cocinar. Los sábados me pego unas panzadas de guisoteo –alubias, lentejas, garbanzos...– y congelo para toda la semana. Me he puesto una cocina con isla y me encanta recibir a mis amigos en ella mientras yo guiso. Sólo me falta una casa con vestidor.

–¿Es muy coqueta?

–¡Mucho! Se han superado los tópicos de deportistas garrulas y un tanto machunas. Me encanta maquillarme, vestirme bien, ponerme taconazos pese a mi 1,92 cm. Si algún chico me dice algo, mi respuesta inmediata es: «Pensaba que eras un hombre sin complejos» (risas).

–¿Le da igual que su pareja sea más bajita?

–Me da exactamente igual. Me interesa el interior de las personas.

–Y ahora, confiese, ¿está interesada en el «interior» de alguien en particular?

–(risas) Sí, tengo pareja y es más bajito que yo. Además suele pasar: a ellos les gustan las altas.

–¿A qué serie de televisión está enganchada?

–A «Juego de Tronos». Tengo poco tiempo pero antes de competir me veo algún capítulo. No sabe qué chute de adrenalina cuando hay batalla. Por lo demás, ni se imagina el programa que me alucina...

–Sorpréndame.

–«Saber y ganar». Llevo 20 años durmiendo la siesta con el mismo hombre: Jordi Hurtado.

–¡Eso es casi «hardcore»!

–Es que lo mío es muy duro. Y me queda por decirle que también me gusta «Pasapalabra».

–¿Cuáles son sus planes para este verano?

–Mis veranos pasan por ser atleta a tiempo total. No tengo que ir al Parlamento y sólo compito y entreno. Ese es mi verano perfecto, aunque reconozco que tengo ganas de vacaciones, de irme a una playa sin prisa, de comerme una paella y beberme un vinito.... Pero soy tan privilegiada que no me puedo quejar.

–Por cierto, no le he preguntado nada por ese señor que insiste en dirigirse a usted como «la saltadora»...

–(Risas) Y me parece muy bien, ¿qué pinta Revilla aquí? Ya lo dije en las redes: es el señor de las anchoas, las pizarras y las soluciones para todo menos para Cantabria.