ERE

Caída a la realidad de los ERE

La Razón
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La celebración de la toma de posesión de los nuevos consejeros de la Junta, con tintes de bautizo, lo convirtió el auto de Alaya en una comida de exequias. La noticia con la imputación de los dos ex presidentes autonómicos corrió como la pólvora en el Palacio de San Telmo y a muchos de los presentes se le mudó la expresión y también el carácter. Del júbilo al enfado, sin paso intermedio. Es la vuelta a la verdadera realidad, después de unos días de celebración del pretendido nuevo tiempo, de cierta levitación. Parecía que ya se habían borrado todas las marcas de los ERE y del millón y medio de desempleados. No es así. Están muy presentes. La imputación provisional de Chaves, Griñán y de otros cinco ex consejeros autonómicos vuelve a poner a Andalucía ante el espejo de su problema más grave: la corrupción. La dilapidación de ingentes partidas –más de mil millones sólo en el caso de los ERE– que debieron contribuir a posibilitar el despegue económico de la comunidad. Es muy grave que por primera vez en la historia de la democracia un presidente autonómico sea imputado por una macro causa como la que instruye la juez Mercedes Alaya. Susana Díaz ha acertado descabalgando de su nuevo Ejecutivo a las personas salpicadas por la corrupción de los ERE. Pero no puede pasar inadvertido que 24 horas antes de que apareciera el auto, las carteras de dos consejerías las llevaran dos personas –Carmen Martínez Aguayo y Antonio Ávila– a las que ayer Alaya invitaba a que nombraran abogado y se personaran en la causa. En la mano de la nueva presidenta está también abrir un nuevo tiempo y depurar responsabilidades. Susana Díaz ha dicho que le «avergüenza» la corrupción. ¿Qué medida va a tomar respecto a su flamante consejero de Presidencia, que recibió una ayuda del «fondo de reptiles» siendo alcalde? Toca dar ejemplo. Susana Díaz tiene la oportunidad de pasar de la literatura a los hechos.