Andalucía

La amenaza que sobrevuela Doñana: un conato de incendio cada día

Ecologistas reclama un pacto de Estado sobre prevención y la Junta redobla su inversión para recuperar la zona

El grueso de los trabajos de reforestación de la zona afectada comenzará en otoño / Foto: Manuel Olmedo
El grueso de los trabajos de reforestación de la zona afectada comenzará en otoño / Foto: Manuel Olmedolarazon

Ecologistas reclama un pacto de Estado sobre prevención y la Junta redobla su inversión para recuperar la zona

Dos años después del incendio que arrasó diez mil hectáreas en Doñana, la vida se abre paso poco a poco en un espacio con un extraordinario valor medioambiental, aunque las amenazas continúan. Tanto que, según Juan Romero, representante de Ecologistas en Acción en el Consejo de Participación del Parque Nacional, la zona registra un conato de incendio al día en la época veraniega, convirtiéndose en el enclave más sensible al fuego de toda la comunidad autónoma. «En junio se detectaron fuegos casi a diario», asegura a LA RAZÓN. Las alarmas volvieron a saltar cuando en mayo se produjo un incendio de envergadura en el cortijo de los Mimbrales, originado en una zona agrícola que luego pasó al paraje forestal.

La escena trajo a la memoria de muchos las devastadoras imágenes que dejó la tragedia ecológica de 2017. Ahora, en un paisaje predominantemente gris ceniza, el verde comienza a abrirse paso en la zona por donde se extendió el fuego de manera inmisericorde, como la vereda del Loro. «La naturaleza es dura, se recupera, tiene capacidad de resistir todos los avatares», subraya Romero, quien señala que las especies herbáceas brotaron tan sólo dos meses después del incendio. Los matorrales «se recuperarán pronto» pero los árboles, como los pinos y los alcornoques, «tardarán más».

Una vez completadas las tareas de extinción se abordaron los trabajos de emergencia, centrados en las infraestructuras de uso turístico que se vieron afectadas por el fuego, como los senderos y el camping. También se retiraron los árboles caídos sobre los caminos y que suponían un peligro. Romero destaca la labor de la comisión científico-técnica que se creó para marcar las directrices de la recuperación. «Está siendo todo un éxito, ojalá se siguiera este modelo tras cada incendio forestal», subraya, además de recordar que Doñana «tiene mucho poder mediático y todo lo que se hace allí se mira con lupa».

En otoño comenzarán las repoblaciones y las siembras masivas. Hasta ahora, los trabajos se han desarrollado atendiendo a la especificidad. «El pino que estuviera completamente quemado se tenía que cortar. Se estimaba que se iban a generar 187.000 toneladas de madera, que iban a terminar para el aprovechamiento comercial», sostiene Romero. Junto a ello, critica la teoría de cortar el pino «flameado» para evitar las plagas. «No hay literatura científica que sustente este argumento», apunta. Los expertos han hecho un diagnóstico de los diferentes ecosistemas de la zona afectada y se harán actuaciones atendiendo a la vegetación propia. Y ya hay puntos que «parecen un desierto» porque se ha cortado la masa de pinar.

El representante de Ecologistas en Acción aporta un dato que llama a la reflexión: detrás del 96 por ciento de los incendios forestales está la mano del hombre, «ya sea por negligencias o por otras causas». Por tanto, plantea la necesidad de llegar a un pacto de Estado, «con los mejores profesionales», para definir «qué hay que hacer en materia de prevención». Romero lo tiene claro. «La clave está en el Plan de Desarrollo Rural», es decir, que la política agraria comunitaria mire también a las zonas forestales. «O Europa y los estados se ponen las pilas e invierten en el mundo rural o seguiremos teniendo incendios a la vuelta de la esquina», con inversiones concretas en actividades tradicionales, la gestión de montes y labores de desbroces y limpieza, puesto que la biomasa muerta en los bosques es el «combustible» del fuego en verano. Junto a ello, pone el acento en la «sensación de impunidad» que existe cuando se origina un incendio. «Sé que es difícil coger ‘in fraganti’ a los autores porque hay que tener pruebas contundentes, pero hay pocos detenidos. Hay muchas campañas publicitarias encaminadas a la prevención, pero los agentes de la autoridad deben ser durísimos», insiste. Y un ejemplo que recuerda la importancia de la autoprotección y de los planes de prevención de las empresas del entorno de Doñana –el fuego de hace dos años se originó en una carbonería del paraje de Las Peñuelas (Moguer)–: «Un reciente incendio se originó porque dos operarios, que trabajaban en una carretera, cortaban una señal con una radial. Eso no se puede consentir».

Los expertos pronostican que el plan global de restauración se elevará a 13 millones de euros, tal y como asegura Ángel Sánchez, director general de Medio Natural, Biodiversidad y Espacios Protegidos de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible. La Junta está redoblando la inversión en la zona afectada para acelerar su recuperación. En la denominada «zona cero», en Las Peñuelas, empezaron los trabajos de restauración el pasado mes de marzo, con un montante de 2,49 millones de euros. El objetivo es prevenir la erosión en la zona contigua al camping que fue arrasado. Igualmente, se está terminando de redactar un segundo contrato de dos millones. «El nuevo Gobierno andaluz ha puesto en marcha el primer proyecto de restauración de Doñana. Antes sólo se habían hecho actuaciones de emergencia, pero ninguna iniciativa dentro del plan de recuperación», subraya Sánchez, no sin antes recordar que 2019 será el año de la inversión en este espacio natural, coincidiendo con el 50 aniversario de su declaración como Parque Nacional.

A estas actuaciones se suman otros ocho millones correspondientes a los espacios de la Red Natura 2000 y otros 1,3 para labores de prevención, junto a tratamientos selvícolas que son fundamentales para evitar en lo posible la aparición del fuego.