Artistas

La gran dama

La Razón
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Éste es, sin dudas, el calificativo más empleado a la hora de glosar a la maravillosa artista que nos ha dejado, María Dolores Pradera. Aunque las artistas, y más las grandes como ella, siempre estarán. Bastará con oír su voz, contándonos las desgracias de «María la portuguesa», los aromas de la flor de la canela, las pasiones de alguna copla... y María Dolores seguirá viva. Su extensa carrera de casi 80 años en los escenarios, primero como gran actriz y más tarde como reina de la canciones con letras y apellidos, la van a tener en todos los medios. Aparte de conocerla, yo les voy a contar algunas anécdotas que tuve la suerte de vivir con ella. En primer lugar, ella, con su delicada ironía, a la que a veces rociaba de fuerte picante, en el transcurso de una comida con María Teresa Campos, comentó: «Teresa, no sabes lo que me carga el tema de la gran dama. Es que me coarta mucho, no puedo tomarme varias copas, no puedo mirar con insistencia a nadie que me guste, incluso no hacer las pequeñas cochinadas que hace casi todo el mundo». Esto, dicho con su elegancia, con ese tono de voz de actriz de alta comedia, resultaba de lo más hilarante. En otra ocasión, refiriéndose a la Transición, decía: «Yo no podía creer que todo saliese tan estupendamente, pasar de forma tan suave de la dictadura a la democracia. Tanto era mi asombro, que yo opté en un principio por no dar mi parecer, porque llegué a temer que en realidad todo era un montaje para ver cómo se pronunciaba la gente, hacer listas y empezar a fusilar otra vez». Pero algo que guardo entre mis mejores recuerdos sucedió en el último cumpleaños que Rocío Jurado celebró con amigos, entre ellos su «Praderita», como Rocío la llamaba. Había en todos una gran emoción, éramos conscientes de que no habría más cumpleaños que pudiera festejar la gran amiga. En un momento de la fiesta, se pusieron a cantar las dos, fue algo tan bello, tan emocionante, que se te queda grabado para siempre. No me extraña que el mayor empresario del universo, Dios, las tenga contratadas a las dos en el cielo.