Asturias

“Lo que el viento no se lleva”

La Razón
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En la revistas de esta semana, todas dedican grandes espacios al cumpleaños del Rey Felipe VI. Alguna como «¡Hola!» incluso edita un número especial que recorre gráficamente desde la presentación del recién nacido infante, hace cincuenta años, hasta las fotos del día 30 de enero, en la ceremonia de imponer el Toisón de Oro a su hija y heredera, la Princesa de Asturias. Es precisamente «¡Hola!» la que nos ofrece una portada inmejorable de ese acto con el titular: «La princesa Leonor entra en la historia y en los corazones», indudablemente.

Cursi pero reflejo de una realidad. Las miradas entre el padre y la hija son de plano final de una gran película. Estas imágenes son de las que el viento no se lleva, de las que suman muchos enteros a la Monarquía. Porque sin duda la inmensa mayoría del pueblo lo que pretende es tener un trabajo digno, un buen sistema de salud, de educación y una casa razonable. Pero además el ser humano necesita llenar su día a día de ilusiones, de alegrías, de belleza, de magia, de un toque de cuento de hadas. En esa foto de portada hay de todo eso.

En este tipo de publicaciones siempre tiene que aparecer un gran amor o lo contrario. Este miércoles toca un mixto. «Semana» nos ofrece en portada a una bellísima Paula Echevarria, con el titular: «Al fin libre». Ya metidos en harina, nos cuenta que por fin, después de meses de espera, el divorcio de la actriz y David Bustamante va a ser oficial. Desamor. Pero al menos para Paula, siempre según la revista, podría estar empezado un nuevo amor. Se señala a un futbolista del Málaga que responde al nombre de Miguel Torres. El muchacho está de muy buen ver, y tiene toda la pinta de que puede meter muy buenos balonazos. Tanto es así que su currículum de conquistas es muy amplio y brillante. Lo curioso es que la posible nueva pareja se conocía desde 2010. Bustamante y Torres eran amigos y el cantante le pidió que colaborara en el videoclip de lanzamiento de su nuevo disco. El argumento, un trío, el mismo que forman ahora. Hay ciertos juegos donde saltan no ya las chispas, más bien las llamaradas.