Literatura

Andalucía

Luis Antonio de Villena: «Cinco siglos antes de Cristo ya existía la homosexualidad autorizada»

El escritor defiende que «una persona que ficcionalice mucho su vida no te va a contar la verdad, pero será estupendo oírla»

El escritor Luis Antonio de Villena /Foto: La Razón
El escritor Luis Antonio de Villena /Foto: La Razónlarazon

El escritor defiende que «una persona que ficcionalice mucho su vida no te va a contar la verdad, pero será estupendo oírla»

Dice que todos somos «materia del olvido», pero está empeñado con su trabajo en que haya cosas que no se olviden, con sus memorias y con su nuevo libro, «El exilio del rey», sobre el escritor Aníbal Turena.

Sí, hablo de un personaje medio desconocido. He mezclado realidad y ficción en partes muy grandes porque de la realidad se sabe poco. Es un personaje que aparece en otros libros míos. La mezcla quiere llevar al lector a una situación de duda. Es un poco el mito de los perdedores en la literatura.

¿Le es más fácil escribir partiendo de personajes reales?

Eso permite lo que esta novela pretende, que el lector se quede en una especie de bruma dudosa, que no sepa si lo que está leyendo está en el campo de la ficción o de la realidad. Esa idea es más fácil hacerla con personajes reales, como Gombrowiczm, o con otros de medio ficción como Lucio Sansilvestre, protagonista de una novela del escritor Manuel Mujica Lainez.

¿Necesitamos creer que vemos en el texto al escritor para saber algo más de él?

En parte es así, uno quiere saber más, y en parte porque todos nos reconocemos un poco en vidas truncadas. En todas las vidas personales hay enormes trozos que ignoramos: amigos que no sabemos partes de su vida; o la misma historia de nuestros padres frecuentemente no la sabemos entera. Sabemos desde que hemos nacido, pero no qué hicieron antes.

¿La memoria es la ficción de nuestra vida?

La memoria es la ficción de nuestra vida pero, cuando es memoria de verdad, se intenta eliminar lo más posible. Cuando cuentas algo vas a adornarlo casi sin darte cuenta.

Ya lo hacemos un poco en las redes sociales.

Los seres humanos hacemos una ficción de nosotros mismos. Por eso nos atraen esos personajes en penumbra, como Aníbal Turena, porque tienen que ver con nuestra propia vida en la medida en que nosotros también hacemos ficción y nos estamos cruzando continuamente con personas cuyas ficciones no sabemos. Nos pueden contar cosas y las damos por buenas, pero a lo mejor no son del todo ciertas.

¿Si es divertida la historia es más perdonable?

A no ser que sea un caso grave, no hay nada que perdonar. Una persona que ficcionalice mucho su vida será siempre entretenidísima. No te va a contar la verdad, pero será estupendo oírla.

Hay otros muchos escritores conocidos en su día, que quedaron olvidados.

También juega mucho en esta novela y en otras mías la idea del olvido. Gente que en su tiempo fue bastante conocida y cuando mueren, siendo autores de una obra menor, terminan olvidados. Yo durante mucho tiempo, y lo sigo haciendo, me he interesado mucho por rescatar autores olvidados.

¿Ha fantaseado alguna vez con convertirse en uno de esos «raros» que algún afamado escritor rescate dentro de cien años?

¿Que ocurriera conmigo? Eso siempre puede pasar porque todo escritor, a no ser que sea un clásico irrefutable, pasa temporadas que queda en una zona en que alguien lo va a a buscar y a encontrar. Hombre, en mi caso hay muchos libros como para hacer ficción porque tengo una obra muy numerosa.

Quería preguntarle qué piensa sobre dos cuestiones: una, que se esté poniendo en duda la celebración del Orgullo Gay y acerca del resurgimiento de agresiones a personas por su condición sexual. ¿Estamos sufriendo un retroceso de derechos?

Son cosas distintas...

En las dos se ataca al colectivo LGTBI...

La marginación de la homosexualidad y de la mujer son historias que tienen siglos y siglos, por lo tanto es muy difícil solucionarlas en cincuenta años. Ambos tienen que recuperar mucho de lo que se les ha quitado, pero es difícil que puedan hacerlo de golpe. El Día del Orgullo Gay tal y como se celebra hoy es un poco ficticio porque celebra una historia norteamericana. El Orgullo podría ser reivindicar que en la Grecia clásica, cinco siglos antes de Jesucristo, ya existía homosexualidad tolerada y autorizada, no sancionada por leyes. Entonces, ¿por qué no se celebra la historia de la homosexualidad? Hay que recuperar toda la cultura que hay detrás de eso, no decir que empieza en 1969.

Sí empieza un cambio de mentalidad en ese año.

Sí, y no está mal que se celebre, pero habría que ir mucho más atrás en el pasado. Y que no se quede solo en una especie de carnaval divertido. Echo de menos un lado más cultural para informar a los propios gays de cuál es su historia.

Sí tiene esa parte, pero trasciende la fiesta.

Entonces eso sería culpa de los periodistas o los medios de comunicación que no se fijan.

¿¡Nosotros somos los culpables!? (risas)

Es normal fijarse en lo más llamativo, pero si hay un ciclo de conferencias que trata de demostrar la historia del mundo gay desde hace 26 siglos también tendría que contarse. Sería absurdo quitar el Orguulo Gay porque agresiones como la del otro día a unas mujeres en el metro de Londres demuestran que sigue siendo necesario.