Política

Andalucía

Mario y el pudor

En ausencia de Susana Díaz, el “portacoz” socialista arrancó una intervención bronca en el debate presupuestario y sorprendente por sus apelaciones al consejero de Hacienda: “No nos avergüence”, le repetía

El portavoz parlamentario del PSOE, Mario Jiménez /Foto: Manuel Olmedo
El portavoz parlamentario del PSOE, Mario Jiménez /Foto: Manuel Olmedolarazon

En ausencia de Susana Díaz, el “portacoz” socialista arrancó una intervención bronca en el debate presupuestario y sorprendente por sus apelaciones al consejero de Hacienda: “No nos avergüence”, le repetía

Juan Bravo en el Parlamento desbordaba vehemencia para defender y explicar las cuentas del «Gobierno del cambio». Los 36.495 millones de euros de este presupuesto de 2019 se desglosaban con la agilidad del opositor ante un tribunal con lupa en mano. ¡La clásica «encerrona»! No era para menos, sabiendo que Vox afilaba aún el cuchillo para romper la baraja, el miedo al desmoche se sentía en los escaños del PP y Cs, que sólo pudieron respirar al final de la noche. Luz verde para una película que contó con su parte bufa, cómo no, con su espectáculo cómico. Abría la boca Mario Jiménez para criticar los datos presentados por el consejero de Hacienda con el soniquete aprendido en los pesebres socialistas. No se le conoce otra trayectoria profesional al político onubense, qué le vamos a hacer, al contrario que la del consejero Bravo, que ha superado hasta tres oposiciones de la Hacienda Pública. Metido en papel del «portacoz», con ausencia de Susana Díaz, arrancó una intervención bronca pero al mismo tiempo sorprendente, pues apeló al pudor en varias ocasiones. «No nos avergüence», llegó en alguna ocasión a pronunciar. Mario Jiménez parece criado en Pall Mall y es incapaz de sentir lo que los anglosajones llaman «Spanish shame». No sabe lo que significa la «vergüenza ajena», lo que se sufre cuando rescata el timbre de voz y la formas, a veces parecía una imitación, que en sus tiempos parlamentarios utilizaba Felipe González. Perlas: «Bravo, señor Bravo», repetido como coletilla, o «Yo pensé que usted era otra cosa». La estabilidad presupuestaria hasta 2020 rompe la moral del PSOE, que parece que ya toma en serio que su papel es el de oposición, después de más de seis meses del varapalo electoral del 2-D. Pese a ello, causa rechazo y estupor asistir a espectáculos lamentables que poco tienen que ver con la gestión de contrapeso del poder. El pudor aparece cuando se es consciente de las sombras de cada uno, de la pequeñez con la que se está en este mundo, de la conciencia de las limitaciones humanas. El pudor puede ser un freno inteligente para no hacer el ridículo, pero exige eso, inteligencia ante todo.