Cádiz

Menos complicación

Manolo Santander / Foto: Efe
Manolo Santander / Foto: Efelarazon

La última obra maestra del cineasta Danny Boyle, la deliciosa «Yesterday», narra la historia de un músico de poca monta que acaba triunfando por ser la única persona sobre la Tierra que se acuerda de los Beatles (...). Si el mundo se despertase un día con un ataque de amnesia selectiva que hubiese borrado del recuerdo el Carnaval de Cádiz y un solo memorioso hubiese retenido sus coplas, lo primero que el afortunado rescataría sería la trilogía de himnos oficiosos de la fiesta y, por ende, de la ciudad: el tanguillo de los duros antiguos, «El vaporcito» de Paco Alba y, por supuesto, «Me han dicho que el amarillo» (Familia Pepperoni, 1998), el pasodoble de Manolo Santander devenido el más popular cántico futbolero de España. El fallecimiento demasiado joven de este maestro de la chirigota, a quien con tino alguien ha definido como el rey del compás, convierte definitivamente este 2019 en un año negro para los carnavaleros, después de que otro cáncer se llevase en primavera a Juan Carlos Aragón. Uno, que sólo ha pisado el barrio de la Viña como turista raso y ve el COAC grabado a la mañana siguiente saltándose los popurrís, está sin embargo legitimado para preguntarse por qué Kichi, que dentro de su superchería progre se comporta como un alcalde razonable, se volcó con los homenajes hacia su conmilitón –ignorando algún oscuro episodio judicial– mientras racanea honores al genio despolitizado. Miserias provincianas, tal vez, o acaso el reflejo de un tiempo infausto en el que cotiza más caro el sentimentalismo populista que la risa franca. «¡Cuánta complicación para echar un rato!», se quejaba Santander sobre el retorcimiento de la fiesta y de sus protagonistas todavía en siglo pasado. Él y quienes son como él, benditos sean, nunca se dan aires de artistas ni de líderes de opinión.