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Rafael Hernando: «Nadie hubiera pensado que el PSOE de Felipe González o Guerra rogaría votos a Otegi»

“El PP ha sido un partido valiente y en esta época también, con el 155 y rechazando el rescate con la crisis. A mí Abascal no se atreverá a decirme 'derechita cobarde'”, señala el número 1 al Senado del PP por Almería

Rafael Hernando, número 1 del PP por Almería al Senado / Foto: Manuel Olmedo
Rafael Hernando, número 1 del PP por Almería al Senado / Foto: Manuel Olmedolarazon

–¿La «cocina» quemó el CIS?

–Es un abuso más de las instituciones por parte de un señor que llegó al Gobierno a costa de lo que fuera, con apoyo de quien fuera y dispuesto a seguir aferrado al Falcon a costa de lo que sea y, en este caso, de desprestigiar un instituto que gozaba de prestigio y han convertido en una basura. Ya pasó en las andaluzas, donde no dio una, y va a volver a pasar.

–A Sánchez le dan casi más escaños de los que hay. ¿Tiene alguna estimación de pactos?

–Se están configurando dos bloques: uno en el que Sánchez comparte mesa con golpistas, los independentistas, los comunistas de Podemos y ahora con los viejos terroristas de Otegi.

–Susana Díaz pide ahora que gobierne la lista más votada.

–Es la ley del embudo. Si se hubiera aplicado ese criterio, Sánchez jamás habría sido presidente. Esto, que se había mantenido como una constante en el Congreso, ha sido subvertido de forma además denigrante. Por tanto, cualquier acuerdo que se pueda conseguir entre fuerzas constitucionalistas para echar a Sánchez es positivo aún cuando no saquemos votos algunas fuerzas. No obstante, yo creo que Pablo Casado está en condiciones de dar una gran sorpresa.

–La Junta acaba de firmar una bajada de impuestos. ¿Es la bandera de la campaña?

–Estamos hablando sobre todo de economía, de empleo, de pensiones, de tener ingresos para pagar la sanidad, la educación, la dependencia. El paso de Juanma Moreno es muy importante y ahora hay que seguir: hemos acabado con el infierno fiscal y hay que acabar con el administrativo para generar empleo y convertir Andalucía en un paraíso para la inversión.

–Va de nº 1 por Almería, donde Vox tuvo más fuerza el 2D. ¿Teme el efecto Vox?

–Lo que hubo en las andaluzas fue un voto protesta que benefició clarísimamente a Vox ante las perspectiva de que Susana Díaz iba a gobernar. Al final ese voto protesta fue de alguna forma útil para cambiar el gobierno. Ganar al PSOE es contribuir a parar los pies a los golpistas y hacer un voto de protesta frente a las concesiones de Sánchez y ante el anuncio de que, si ganan, habrá inmunidad, impunidad e indultos para los golpistas. El voto protesta ahora es al PP.

–Definió a Vox como «extrema derecha». ¿Le dirá Abascal a usted «derechita cobarde»?

–No creo, aunque uno no sabe. Fui compañero, no de Abascal que era más joven, de Goyo Ordóñez, buenos amigos. El primer concejal asesinado. Le pediría a Abascal, por respeto al partido que le vio nacer y le dio talla política, que no pretenda insultar. El PP ha sido un partido valiente y en esta época también. No sólo porque nos enfrentamos a Eta y muchos compañeros perdieron la vida defendiendo las siglas del PP, y estoy pensando en Alberto Jiménez Becerril pero también en otras personas. Por respeto no debería utilizar esos términos. Además, hemos sido valientes para hacer frente al desafío golpista: todos están siendo juzgados de forma directa o en rebeldía gracias a la acción del Gobierno de Mariano Rajoy, a la aplicación del 155, que era una medida que jamás se había aplicado en este país pero que sirvió para disolver el Parlamento y un Gobierno. Y habría ido más lejos si los otros socios no nos hubieran pedido: Cs que hubiera elecciones de forma inmediata y el PSOE no intervenir TV3. Fuimos enormemente valientes cuando en el año 12 rechazamos el rescate. Hemos dado buenas muestras de valentía política en todos los órdenes de la vida y, sí, a mí Abascal no se atreverá a llamarme «derechita cobarde». Sería un poco pintoresco. Yo no me fui del País Vasco, muchos compañeros no se fueron del País Vasco, se quedaron allí. Es mejor que no hablemos de la valentía de unos y otros y nos concentremos en lo que interesa a la gente. A la gente le interesa su futuro.

–De niño le atropelló un camión y cayó de una décima planta en un edificio en obras. ¿El Senado es su último ejercicio de supervivencia?

–El Senado llega por el convencimiento de dar una relevancia que debe de tener la Cámara Alta, donde va a ser el pararrayos frente al golpismo pero para eso necesitamos una mayoría suficiente, para poder aplicar un 155 en Cataluña.

–Almería igual tiene más motivos para independizarse.

–Incluso fuimos liberados en el siglo XI, el primer territorio andaluz reconquistado por los cristianos. Es verdad que sólo duramos cinco años, luego volvieron otras vez a reconquistarnos. A Almería le sientan muy mal los gobiernos socialistas, con los que llegamos al 37% de paro.

–¿Con el bipartidismo se vivía mejor?

–Las cosas estaban más claras y la gente tenía menos miedo a llegar a acuerdos. Esta legislatura he visto mucho bloqueo por parte de los nuevos partidos básicamente porque en unas ocasiones jugaban con términos de oportunismo político y visión de estrategia a corto plazo y por otra parte porque tampoco tenían un proyecto muy definido. Vivían de marcas y de pancartas; luego en el Congreso y el Senado hay que elaborar leyes y llegar a acuerdos y ahí he sentido una soledad pasmosa. Nadie tomaba decisiones. Ni en el PSOE.

–¿Las primarias están sobrevaloradas?

– (Ríe). Yo personalmente no soy muy partidario de las primarias pero, bueno, aquí estamos. Y estamos bien.

–¿Es posible otra Transición?

–Sánchez no representa el viejo socialismo. Jamás nadie hubiera pensado que Felipe González o Guerra estarían rogando votos a Otegi para sacar un proyecto de ley. Es lo que tienen que pensar muchos socialistas que se han visto desengañados. No sólo los enfrentamientos de Sánchez con la señora Díaz. Los viejos valores que defendían en su día como la igualdad y la libertad se han visto superados en favor del interés por cambiar el colchón, viajar en el Falcon o pactar con independentistas y Otegi.

–En campaña, Moreno ya emuló la «foto de la tortilla».

–Un socialista de bien no se puede ver reflejado en el socialismo sanchista.

–Susana Díaz claramente no se reconoce pero pide el voto para Sánchez. ¿Está secuestrado el viejo socialismo?

–El principal enemigo de Susana Díaz en las autonómicas fueron los pedristas. Yo no sé ahora qué van a hacer los susanistas.

–¿Qué «polícia patriótica» espía mejor: la de Rubalcaba o la de Fernández Díaz?

–Que explique Sánchez por qué tenía el móvil de Pablo Iglesias el nº2 de comunicación del PSOE.