Relevo exprés, bicefalia inminente

El relevo exprés al frente de la Junta deja la incógnita de qué pasará con la Secretaría General del PSOE-A. Se prevé una bicefalia: con Susana Díaz como presidenta del Ejecutivo y Griñán de secretario general del partido. La intención, como ha reiterado su máximo mandatario, es que «nada ni nadie» –a saber, el caso de los ERE y la juez Alaya– marquen la agenda. El vicesecretario Mario Jiménez avisó ayer a su socio en la Junta. Ningún miembro de su partido ni tampoco IU pueden condicionar la facultad de conformar el Gobierno. Se da por hecho que los consejeros ligados o salpicados por la trama –Aguayo o Ávila, entre ellos– saldrán de San Telmo. Luis Planas también ha anunciado que se va, en este caso, como perdedor en las primarias.

Griñán ha asegurado que continuará liderando el PSOE-A y como presidente del partido hasta el final de la legislatura. Sin embargo, cuando él accedió a la presidencia de la Junta, la bicefalia le incomodaba mucho. Quería también las riendas del partido para poder gobernar sin ataduras. Tanto es así que sólo unos meses después de tomar posesión, proclamó: «El líder soy yo». Las declaraciones propiciaron un terremoto que tuvo graves consecuencias internas en el partido. Para aplacar el problema, lo que menos le convenía al PSOE-A era una brecha interna, teniendo en cuenta que el PP de Arenas le pisaba los talones, se convocó un congreso extraordinario en marzo de 2010, del que Griñán salió secretario general. Es célebre la rueda de prensa en la calle San Vicente de Sevilla, con Griñán y Chaves antes de que se celebrara el Congreso, pero una vez que estaba pactado el relevo en el partido. Chaves dijo: «Dejo un partido unido y cohesionado». Esa cohesión saltó por los aires, y se vivieron durante la legislatura momento de crisis que recordaron 20 años atrás, con el enfrentamiento entre guerristas y renovadores. Un ejemplo: la dimisión del que fue «número dos» de Chaves en el partido, Luis Pizarro, como consejero de Gobernación y Justicia. ¿La causa? Griñán cesó, vía BOJA, a uno de los hombres de confianza de Pizarro, como delegado de la Junta en Cádiz, Gabriel Almagro. Griñán respondió así a la reunión entre Chaves, Pizarro y González Cabaña en Benalup, la famosa comida del pollo con tomate, para poner como candidato en Jerez de la Frontera (Cádiz) a González-Fustegueras y no a Pilar Sánchez. El todavía presidente andaluz, en definitiva, no ha tenido un gran tacto político como líder del PSOE y en momentos se ha impuesto «manu militari» para aplacar a los críticos; frente al «statu quo» que siempre buscó Chaves a través de cláusulas de consenso y reparto de cuotas provinciales.

La incógnita es qué ocurrirá ahora, aunque es difícilmente creíble la bicefalia. Hay varias dudas por despejar a partir de septiembre. Una de ellas es si se mantendrá o no el binomio. Porque no sería fácil para Susana Díaz gobernar así. La futura presidenta, a diferencia de Griñán, sí toma el mando de la Junta curtida en el partido. Es una mujer de vivero político. Desde las Juventudes Socialistas hasta la Secretaría de Organización del PSOE-A (accede en marzo de 2010 en el congreso extraordinario) y ejerce de «número dos» del partido a nivel regional de facto al dimitir en octubre de 2010 el entonces vicesecretario general Rafael Velasco al trascender las subvenciones para cursos que había recibido la empresa de su mujer (por valor de 730.000 euros).

Otro escenario, no descartable, es que Griñán siga como secretario general porque el año próximo haya elecciones autonómicas, posiblemente coincidiendo con las europeas. Y, por tanto, no valga la pena hacer ya un congreso extraordinario. La estrategia con Madrid, de momento, se centra en garantizar el apoyo a Rubalcaba para «pilotar» el calendario electoral, según Mario Jiménez. «Estabilidad» para conformar una «alternativa» de país «radicalmente distinta a la actual». El Rubicón en Andalucía pasa por «sacar los presupuestos». Si se consigue, no se contempla «un escenario de adelanto», asegura el vicesecretario.