Elecciones andaluzas

Tres hombres y un pacto

La Razón
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José Antonio Griñán y Juan Ignacio Zoido se reunirán este lunes con el Pacto por Andalucía de por medio. Aunque Diego Valderas ya ha advertido que mucho tendrá que cambiar el PP para ser aceptado en un acuerdo sobre cuyos contenidos, plazos y formas queda todo por saber. A Valderas, en el fondo, el único pacto que le gusta es el que suscribió con el PSOE después de las elecciones autonómicas. Y no comparte Izquierda Unida que, tras haber trazado el bipartito «su propio camino», se invite ahora, aun cuando sea con la boca pequeña, al Partido Popular. Griñán, por su parte, es obvio que busca con esta especie indeterminada del Pacto por Andalucía un doble objetivo: ganar tiempo en la travesía de una legislatura raquítica de dinero y de medidas de gobierno pero también, en cierta forma, revestirse de una aureola institucional que haga olvidar que es presidente gracias a aquellos a los que no hace tanto acusaba de estar instalados en una izquierda radical y vivir en otro mundo. Juan Ignacio Zoido ha de andarse pues con sumo cuidado ante esta iniciativa incierta por más que, al igual que Griñán, también le resulte útil entretenerse en cuestiones que eclipsen su aún precario liderazgo y aplacen el debate abierto sobre la candidatura del PP andaluz a la presidencia de la Junta. De momento parece que no está dispuesto a tragarse fácilmente ningún anzuelo y ya el viernes dejó claro que un pacto sin reformas ni acciones concretas no servirá de nada y que en el mismo habrán de tener mucho que decir las instituciones, esto es, el Parlamento, las diputaciones y los ayuntamientos, donde los populares son mayoría. De ahí que Izquierda Unida hable permanentemente de movilizaciones en la calle. El problema es que los andaluces, después de treinta años en el furgón de cola de España, no dan la sensación de que vayan ni a moverse ni a conmoverse tanto si el Pacto se fragua como si no.