Estreno teatral

Cuando se rompe la promesa de una vida

La Beckett presenta una obra de Claudia Cedó en que dramatiza su propia pérdida de un bebé en el quinto mes de su embarazo

Sergi Belbel dirige un importante elenco con Pep Ambròs, Anna Barrachina, Queralt Casasayas y Xavi Ricart, que interpretan a 17 personajes, mientas Vicky Luengo y Marta Rodríguez interpretan a Julia, la protagonista en la obra de Claudia Cedó
Sergi Belbel dirige un importante elenco con Pep Ambròs, Anna Barrachina, Queralt Casasayas y Xavi Ricart, que interpretan a 17 personajes, mientas Vicky Luengo y Marta Rodríguez interpretan a Julia, la protagonista en la obra de Claudia Cedólarazon

La Beckett presenta una obra de Claudia Cedó en que dramatiza su propia pérdida de un bebé en el quinto mes de su embarazo.

Alguna vez, sentirás que te han maldecido, que alguien disfruta viéndote sufrir, y querrás gritar, romper algo. Alguna vez, sentirás que nadie podrá ayudarte nunca, que nadie te entiende, como si hablases otro idioma. Alguna vez, tendrás que pensar en mirar solo hacia adelante sin que haya ninguna buena razón para hacerlo, porque mirar atrás será demasiado doloroso. Alguna vez, tendrás que llorar hasta vaciarte, y no para sentirte mejor, sino para sentir algo, para volver a vivir. Alguna vez, te lo aseguro,odiarás a todas las personas felices y te sentirás miserable al desear que algo les vaya mal, pero lo desearás con todas tus fuerzas. Escúchame bien, cariño, porque todas estas cosas te pasarán alguna vez, pero recuerda esto, porque es lo único que te quiero decir, siempre, siempre, siempre estaré a tu lado, cogiéndote la mano y diciéndote que todo irá bien, que todo se arreglará, aunque sea mentira. Porque soy tu madre y eso es lo que hacen las madres, cargar para siempre con las vidas de sus hijos.

Elisabeth siempre recordaba el discurso de su madre cuando algo malo le ocurría. Siempre funcionaba. No eran las palabras, las palabras le daban igual, era la voz, la voz lo que la reconfortaba y le hacía sentir mejor. Ahora lo sabía muy bien, porque ahora sabía que su madre la había mentido. No siempre estaría allí, mentía, y era la peor de las mentiras. Hacía ocho meses que su madre había fallecido y ahora la necesitaba, necesitaba que le dijese una vez más aquel discurso. Intentó repetírselo ella misma, pero las palabras no funcionaban, necesitaban la voz, el abrazo que venía después.

Desde hacía dos días, Elisabeth estaba en la habitación 542 del Hospital Provincial de Girona, recuperándose de un aborto al sexto mes de embarazo. Había perdido a una niña, a la que pensaba llamar Alicia, como su madre. Desde el primer momento en que los médicos le dijeron que había un problema, pensó que ella podría solucionarlo, que ella era lo suficientemente sabia y fuerte, como le había enseñado su madre, para curarla, qué ella confortaría a su hija desde el primer momento, incluso antes de nacer. Pero no pudo, y se sintió culpable, como si no la hubiese querido suficiente. Sabía que era un pensamiento estúpido, pero estaba allí, y no desaparecía.

Ni siquiera se había hecho una idea fija de cómo sería su hija. No lo había pensado todavía, pero sí había pensado, y mucho, cómo sería ella misma como madre, como ayudaría a esa pequeña Alicia, como la guiaría a convertirse en una persona maravillosa, como lo había sido su abuela. Ahora algo parecía roto, y eso era lo que más la torturaba.

Su hermana llegó entonces y escuchó con paciencia cómo le contaba todo esto. Ella no sabía qué decir, porque qué se podía decir, pero sacó de su bolso una pequeña grabadora y, con una sonrisa melancólica en los labios, puso play. De pronto, la voz de su madre volvió a salir con todo su fervor, con su célebre discurso de «Alguna vez...». Siempre, siempre estará aquí, le dijo entonces su hermana, porque si no es ella, seré yo, y si no soy yo, será alguien más. «Eso es lo que quería decir mamá, el amor de una madre no desaparece nunca», dijo. «Alguna vez...», lloró Elisabeth, «sentirás que hay gente que te quiere».

Una difícil experiencia

La dramaturga Clàudia Cedó ha decidido explicar la realidad de un tema que muchos consideran tabú, la pérdida de un hijo durante los meses de embarazo, y lo ha hecho de primera mano, con su propia experiencia. Cedó perdió un bebé en su quinto mes de embarazo y lo que sucedió a su alrededor fue algo difícil de procesar. «El embarazo se complicó, me ingresaron y de pronto me encontré ante la difícil decisión del aborto, porque los médicos me dijeron que mi vida estaba en peligro. Tuve que pasar por el parto, sabiendo que el niño nacería muerto. No sabía que las cosas funcionan así cuando ya estás de cinco meses», afirma Cedó.

El recuento de esta historia es «Una gossa en un descampat», una a veces dramática, otras poética, aproximación a un drama que viven muchas mujeres, pero que parece que pocos quieran mirar a la cara. «La obra da visibilidad a un tema de rotunda actualidad y mucha presencia en nuestra sociedad del que, sin embargo, no se habla», señala Toni Casares, director de la Sala Beckett, teatro que acoge el montaje que podrá verse hasta el próximo 29 de julio dentro del Festival Grec.

La historia de la obra impacta desde el primer momento. Cedó, autora de «Tortugues: la desacceleració de les partícules», entre muchas otras, estaba en residencia en la Beckett, donde trabajaba en un proyecto de una nueva obra para esta sala, sobre un tema que nada tenía que ver con la muerte perinatal, cuando se vio obligada a abortar. Cuando volvió, no podía sacarse la historia de la cabeza, así que pidió al teatro si podía volver a empezar bajo esta temática para poder romper el silencio y conjurar el dolor. La respuesta fue un sí rotundo. «Es un tema tabú del que la gente no habla y cuando te pasa no sabes a que te enfrentas, sin embargo es algo que le pasa a mucha gente, de hecho yo también lo he vivido de cerca», comenta Sergi Belbel, que dirige un montaje protagonizado por Pep Ambròs, Anna Barrachina, Queralt Casasayas y Xavi Ricar.

La protagonista de la obra es Júlia, que aparece en escena doblada, ella y su conciencia, en un montaje que mezcla la realidad y el proyecto de una obra de teatro. Vicky Luengo y Marta Rodríguez son Julia y su conciencia, en una obra que dará que hablar. A partir de aquí vemos en escena «momentos de intimidad, momentos de plaza de toros, espacio para el dolor y espacio para el optimismo y la luz», confiesa la autora.