Barcelona

El Caga Tió y los turrones resisten a Papá Noel y a los «panettone»

La Razón
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bARCELONA- Casi cuatro millones de telespectadores vieron como la cocinera Begoña Rodrigo se alzaba con el oro en «Top Chef» el pasado miércoles en Antena 3. Pero ni su postre, «fruta de la pasión, con yogur, chocolate blanco y arena de galleta y naranja», que el mejor cocinero del mundo, Joan Roca, animó a probar, ni los postres que concursantes y cocineros de otro programa como «Masterchef» proponen para celebrar esta Navidad, han desbancado a la tradición. La piña, el melón, los turrones clásicos de jijona, yema o alicante, y los barquillos, se imponen a platos con nombres pensados para seducir al paladar como «tocinillos de cielo para una Navidad Feliz» o «turrón de chocolate, praliné y M&M's».

El presidente del gremio de Frutas y Verduras de Mercabarna, Casimiro Llorens, avanzó esta semana que los mayoristas esperan vender 3.000 toneladas de piña, a un precio inferior al del año pasado, 2.000 toneladas de melón y 1.800 de uva, si el tiempo no lo estropea, más baratas también que en 2012. «El frío que ha hecho los últimos días, ha ido bien a la uva», explica.

Los catalanes son de tradiciones, el Tió y los Reyes Magos resisten ante Papá Noël, y los turrones y barquillos a postres con nombres imposibles. El 25 de diciembre, continúa celebrándose la comida más importante del año. Lo dice Joan Amades en su «Costumari Català»: «Per Nadal, cada ovella al seu corral». El menú no ha cambiado desde la Edad Media. En el año 817 ya se comía capón o pollo asado acompañado de pasas, ciruelas y piñones, que el señor de la casa cortaba con su espada. Los barquillos se comen desde el siglo XI y existen documentos del siglo XIV que hablan de artesanos de Xixona y Agramunt que viajaban a Barcelona para vender sus turrones en Navidad. Aunque el plato de Navidad por excelencia es la «escudella» con pasta de «galets» grandes, a los que rinden homenaje las luces navideñas de la capital catalana, además de la «carn d'olla». Con lo que sobra al día siguiente se hacen canelones para celebrar el Día de San Esteban.

Aunque en Cataluña, tradicionalmente, la víspera de Navidad no se hacían grandes cenas, se iba a la Misa del Gallo y se hacía cagar al Tió, la llegada de inmigrantes del resto de España que vinieron a trabajar en los años 20, 50 y 70, convirtió también en un clásico la Nochebuena. Lo sabe el presidente del gremio de Pescados y Mariscos de Mercabarna, Leandre Serra, que calcula vender 6.500 toneladas. El salmón, la lubina y el rape son los pescados más demandados por los catalanes y la gamba la reina de la mesa.

Mercats de Barcelona prevé subir las ventas un 5 por ciento. El pescado y el marisco se puede conseguir un 10 por ciento más barato, pero hay piezas más caras como el besugo, los calamares y la lubina, que suben un 5 por ciento, o el langostino, la ostra o la almeja que lo hacen entre un 2 y un 10 por ciento. El bogavante y la langosta bajan entre un 3 y un 15 por ciento, pero ojo, sólo si son frescos, el producto congelado sube. Para ahorrar, los expertos aconsejan saltarse una regla de oro, ir al mercado sin lista de la compra «a ver qué te da para conseguir el producto más fresco y a mejor precio». Por trece euros, una propuesta: ensalada, lubina y piña.