Cataluña

El día que Barcelona dijo «no» al terrorismo, la xenofobia y el miedo

La capital catalana cambió el guión respecto a otros atentados. Los ataques del 17 de agosto no dieron los resultados que los terroristas esperaban

El memorial que recordó a las víctimas tras los atentados del 17A. Foto: Josep Lago / Shooting
El memorial que recordó a las víctimas tras los atentados del 17A. Foto: Josep Lago / Shootinglarazon

La capital catalana cambió el guión respecto a otros atentados. Los ataques del 17 de agosto no dieron los resultados que los terroristas esperaban. Analistas y observadores quedaron sorprendidos por las peculiaridades del atentado.

La prevención en la lucha contra el terrorismo se ha convertido en un hecho fundamental con el paso de los años. Un año después del atentado de Barcelona y Cambrils aún existen dudas acerca de lo que pudo fallar. Unos jóvenes aparentemente integrados se radicalizaron en la pequeña población catalana de Ripoll. De entre 11.000 habitantes, salieron los autores de la matanza que supuso un golpe a la seguridad española. En el último informe del CIDOB, el centro estudia las reacciones que diferenciaron a Barcelona con el resto de ciudades que padecieron un atentado. La reacción española cambió el guión de las actuaciones gubernamentales de otros países. El atentado tuvo una serie de características propias, como por ejemplo las distintas nacionalidades de los fallecidos o que la ciudad se encontrase prácticamente vacía de ciudadanos autóctonos.

El objetivo de un atentado terrorista es, en definitiva, la reacción que este puede provocar. Este efecto denominado por Yuval Noah como la «estrategia de la mosca» es lo que falló en los atentados de Barcelona. El insecto intenta con sus molestias hacer que otro animal, un elefante de gran tamaño, reaccione por culpa suya. Para la investigadora del CIDOB Blanca Garcés: «Se pasa de las muertes al terror y del terror a la política del miedo». Aquí reside uno de los puntos más destacables de los atentados del año pasado. Barcelona cambió el guión que suele conllevar un atentado terrorista. La investigadora expone en su análisis como «Barcelona dijo «no» al terrorismo, no a la xenofobia y al miedo».Estos tres noes derivaron en el ya emblemático «No tengo miedo» que tanto se pudo escuchar en losdías sucesivos a los atentados.

A diferencia de otras ciudades europeas, como París que han sufrido recientemente ataquesterroristas, Barcelona igual que Madrid en 2004 no se ha declarado en guerra. Para Garcés: «La mosca puede desencadenar la reacción, sin embargo la dirección que tome no será otra que la marcada». La reacción española ante el miedo parece repetirse, como en Madrid, los inmigrantes no son los enemigos, los terroristas, sí. En Cataluña viven alrededor del 29% de los marroquíes de todo el estado español. Todos los terroristas del 17A eran marroquíes como en la mayoría de los atentados en Europa. En España, en cambio, se vieron como simples terroristas sin caer en la provocación de atacar a todos los marroquíes o musulmanes. Sin declaraciones de guerra por parte del estado Español. Así fueron los días posteriores al ataque.

El informe del CIDOB destaca la necesidad de llevar más allá el enfoque. Miles de combatientes intentan regresar a Europa para poder seguir extendiendo el terror. Moussa Bourekba, también investigador del centro, expone que «es más urgente que nunca adoptar un enfoque holístico del terrorismo que reaccionar a sus consecuencias». Existen distintas estrategias para llevar a cabo la prevención. España, por desgracia, cuenta con gran experiencia en este campo. Para llevar a cabo estas políticas preventivas existen distintos tipos. La española se decanta por la prevención de la radicalización extremista. Es decir, el intento de atajar las causas con un seguimiento de aquellos posibles terrorisas.. La península ibérica hace de frontera natural con África. En el año 2015 la policía detuvo a 100 sospechosos de extremismo islamista. En la provincia de Barcelona, en concreto, entre 1996 y 2013, se detuvo al 29% de los condenados por terrorismo.

«España padecía el fenómeno de la radicalización mucho antes del repunte de 2014», así define la investigadora del CIDOB, Fatima Lahnait, el motivo por el que se busca atacar el extremismo garantizando los derechos y libertades del resto de ciudadanos. Existen otros tipos de prevención, Francia intentó sin mucho éxito una red de contactos entre administraciones desde enero de 2015. Para ello se creó una línea de denuncias «le numéro verd» y distintos tipos de pabellones en cárceles para desradicalizar a aquellos posibles terroristas. Esta estrategia fue calificada por una comisión del parlamento francés como un fracaso. El método danés de prevención basa sus principales líneas en la educación y la integración. Se usan para ello distintos talleres que evalúan a los usuarios y analizan su evolución. Reino Unido desde 2003 optó por programas que intentan desmontar la ideología. Para ello este tipo de programas dotaban de asistencia a aquellas zonas en las que pudiese existir la radicalización con el fin de evitarlo. Aunque este tipo de programas tuviesen éxito se les acusó de cierta estigmatización y marginación. Lahnait recuerda que «en la actualidad resulta fundamental generar resiliencia frente a las ideologías extremistas violentas». Para la investigadora, el estado islámico instauró una ideología que, aunque el estado físico parezca cada vez menor, el extremismo «supone un desafío mayúsculo».

Tras el repunte de extremismo que ha sufrido Europa en los últimos años cabe destacar que el número de atentados aún es muy inferior al de África. Aún así, sigue siendo de vital importancia que las autoridades y administraciones actúen con prevención. Además, como señala Bourekba «es preciso un análisis de las células y redes para poder comprender las razones». Esto podría ayudar en gran medida a prevenir que otros chicos puedan radicalizarse como desafortunadamente pasó en Ripoll. Como señala el investigador «el 95% los detenidos en España por terrorismo yihadista pertenecían a células, grupos y redes» mientras que los llamados «lobos solitarios» representan una proporción muy pequeña. Estas redes transnacionales se adaptan a las circustancias locales dificultando la labor de prevención.