El desafío independentista

Enric Millo, el rostro de la operación diálogo boicoteada por el separatismo

La mano tendida del delegado del Gobierno siempre se ha topado con la cerrazón del «referéndum o referéndum»

La moción de censura presentada por el PSOE y que se votó el viernes, provoca que haya un cambio en el delegado del Gobierno de Cataluña, cargo que ahora lo ocupaba el popular Enric Millo
La moción de censura presentada por el PSOE y que se votó el viernes, provoca que haya un cambio en el delegado del Gobierno de Cataluña, cargo que ahora lo ocupaba el popular Enric Millolarazon

La moción de censura presentada por el PSOE y que se votó el viernes, provoca que haya un cambio en el delegado del Gobierno de Cataluña, cargo que ahora lo ocupaba el popular Enric Millo.

La moción de censura presentada por el PSOE y que se votó el viernes, provoca que haya un cambio en el delegado del Gobierno de Cataluña, cargo que ahora lo ocupaba el popular Enric Millo. Fue escogido para liderar a este organismo en noviembre de 2016, sustituyendo a Llanos de Luna.

Desde el primer momento mostró su talante abierto y dialogante. Precisamente estos conceptos son los que han marcado desde un principio el mandato de Millo. El popular se despidió esta semana de su cargo, y con un hecho precisamente significativo.

Ocurrió en la entrega del premio anual que otorga «El Periódico» al denominado «Català de l’Any». En el acto, Millo coincidió con el president de la Generalitat, Quim Torra, quien, según se quejó el delegado del Gobierno, se quedó de espaldas y ni le dio la mano. Concluyó más tarde que fue «un acto de mala educación».

Añadió Millo que Torra «no me coge el teléfono, se comporta como un niño pequeño de colegio». Esta misma semana, el todavía delegado del Gobierno en Cataluña, antes de la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa, hizo un «llamamiento a la responsabilidad» y a la «generosidad» para «darnos una oportunidad».

Contradicción

Una vez más, abogó por el diálogo, pero lamento que tanto Torra, como el president del Parlament, Roger Torrent, se negaran a conversar con él, teniendo en cuenta que precisamente tanto Puigdemont como el actual máximo cargo de la Generalitat siempre han abogado por sentarse a hablar.

A todo ello añadió que pide que «la nueva etapa se base en el respeto, no daré la espalda a una persona que piensa diferente que yo».

También señaló «todos deberíamos actuar de la misma manera para sentar las bases de un diálogo sincero y leal». Millo desea que Torra diga «Cataluña somos todos».

Desde que tomó posesión del cargo, Millo siempre se ha mostrado dispuesto a reunirse con el nuevo president de la Generalitat, «sea quien sea», insistió. Todo ello con problemas como la polémica aplicación del artículo 155. por este motivo cabe destacar que desde el 27 de octubre del año pasado, el día en el que se proclamó una especie de república catalana o independencia, Millo ha sido la segunda autoridad de Cataluña.

Durante el pasado mayo, Millo afirmó de nuevo que el Gobierno retomaría «automáticamente» el diálogo con la Generalitat a partir del momento en que se invistiera un nuevo president, un hecho que de momento todavía no ha llegado.

En un gesto de ofrecer colaboración y de dar la mano, explicó que la formación de un nuevo Govern supondría el fin de la aplicación del 155 y que por tanto el diálogo se retomaría, tanto por su parte como por la del entonces presidente Mariano Rajoy.

Sin embargo, desde su toma de posesión, Quim Torra, siempre ha abogado por el diálogo, en todos sus discursos, aunque nunca se ha producido.

Millo expresó en su momento su «preocupación» por el discurso pronunciado por Torra, ya que no ve en el candidato «voluntad de recoser la situación ni de buscar fórmulas de ir a mejor».

«Si alguien piensa que mantener la división entre catalanes puede construir alguna cosa sólida, es evidente que se equivoca”, advirtió.

No obstante, avisó que de «esperaremos a valorar los hechos y las decisiones que tomará Torra». Fue antes de su investidura. si es investido. Además, siempre ha insistido en que se terminaría el 155 con un Govern con consellers que no estén en la cárcel o fugados en el extranjero, aunque advirtió de que «si se volviera a producir una situación como la de antes, automáticamente se actuaría».