Cataluña

Los rusos dan alas a la Costa Brava

Imagen de Calella de Palafrugell, en la Costa Brava
Imagen de Calella de Palafrugell, en la Costa Bravalarazon

En los últimos años, la costa catalana –principalmente la Costa Brava y la Costa Dorada– y Barcelona se han convertido en uno de los destinos preferidos por los turistas rusos. De hecho, el año pasado, de los 1.200.000 rusos que visitaron España, el 61 por ciento se quedaron en Cataluña –743.928 turistas rusos en 2012–, donde a principios de verano ya se registró un incremento del 20 por ciento del turismo ruso y con la previsión de que el aumento acabe superando el 30 por ciento.

Y en este contexto, la capital y zonas concretas del litoral de la Costa Brava central, como Platja d'Aro y S'Agaró, son a día de hoy lugares de concentración del turismo de lujo procedente de la Federación Rusa-Rusia, Ucrania y Bielorusia. Son ricos, les gusta el lujo y las exquisiteces, no reparan en gastos y aman el sol, la playa y la buena gastronomía. «Tienen un nivel de gasto muy elevado», destaca Martí Sabrià, gerente de la Unión de Hostelería y Turismo de la Costa Brava Centro, quien señala que es un cliente que «acostumbra a quedarse más días de lo habitual, ya que la estancia media ronda las diez noches, y no repara en gastos». «Además, vienen en familia, pueden ir en grupo de unas 15 personas», añade.

Según Sabrià se trata de un cliente que «compra mucho en la calle, por lo que ha beneficiado mucho al sector del comercio», un afirmación que corrobora Salvador Giraut, presidente de la Asociación empresarial de Castell—Platja d'Aro y S'Agaró. «Aquí los artículos de lujo están menos gravados que en Rusia y además se desgravan el 21 por ciento a través de los puntos de Tax Free», recuerda Sabrià, quien admite que «en un momento en el que el poder adquisitivo de los visitantes nacionales ha bajado, este tipo de turista ayuda a mantener los negocios». Por su parte, Rosa Duran, directora de la oficina del Punt de Benvinguda de Gerona, destaca que «es un tipo de cliente que quiere probar cosas y que está dispuesto a pagar lo que sea por lo que quiere». «No tengo duda que gracias a este tipo de visitante se mantiene el turismo de lujo en esta zona», añade. Los restaurantes, establecimientos de venta de ropa de lujo, joyerías, hoteles... son los principales beneficiados, y cada vez más también el sector de casas de lujo.

Casas de lujo

Hace ya dos décadas, la Costa Brava lideró el nacimiento del mercado ruso en España, por lo que en la actualidad ya son muchos los que han optado por hacerse con una segunda residencia en la zona. Así, la agencia inmobiliaria de lujo de Sotheby's Costa Brava, situada en Platja d'Aro, tiene en el mercado ruso uno de sus principales clientes. «Nuestros compradores son mayoritariamente rusos y franceses, pero los primeros son los que han demostrado un mayor poder adquisitivo y los que adquieren las casas de mayor lujo», asegura una de sus trabajadoras, quien destaca que «en la última década, los precios han crecido diez veces» gracias al desembarco de este tipo de cliente que busca casas de alto standing «con vistas al mar, mucha privacidad, cerca de la playa y en una zona de prestigio».

Ante la llegada masiva y el aumento considerable del turismo ruso, los comercios y negocios que se han visto beneficiados por este fenómeno se han adaptado a las nuevas circunstancias. Así, por ejemplo, tanto en restaurantes como en tiendas y hoteles es habitual que cuenten con personal ruso.

Además, se han traducido las cartas de los restaurantes y los carteles informativos a este idioma y, por ejemplo, en Platja d'Aro se ha instalado una oficina de Tax Free para facilitar las gestiones de quienes compran y quieren desgravar. «Nosotros tenemos personal que habla ruso, pero concretamente hay una persona de relaciones públicas dirigida únicamente al cliente ruso», explica Federico Alvargonzalez, director comercial del hotel de lujo Hostal La Gavina, en S' Agaró, quien destaca que en «los últimos cuatro años, el cliente procedente de la Federación rusa representa el 20 por ciento de sus huéspedes».