Política

Transporte por carretera

Atasco «histórico» en Gran Vía: Tres cuartos de hora de parada a parada

La reforma de la arteria de Centro provocó colas de hasta quince autobuses al asfaltar de día

La falta de previsión municipal convirtió la Gran Vía en una ratonera al programar su asfaltado sin desviar las líneas de la EMT que circulan por ella / Foto: Luis Díaz
La falta de previsión municipal convirtió la Gran Vía en una ratonera al programar su asfaltado sin desviar las líneas de la EMT que circulan por ella / Foto: Luis Díazlarazon

La reforma de la arteria de Centro provocó colas de hasta quince autobuses al asfaltar de día.

Las prisas de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, por inaugurar algo, y que sea bonito para que quede bien en los vídeos electorales, ha desquiciado a su equipo de concejales. El responsable del Área de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, se congratulaba ayer por los trabajos «históricos» de asfaltado de la Gran Vía que, en contra de todo lo recomendable, comenzaron a primera hora de la mañana en lugar de en horario nocturno.

El problema no fueron los vehículos privados, que ya desde hace meses evitan como la peste esta arteria del distrito Centro cuyas obras, además, están anunciadas en los letreros informativos para evitar que discurra por ella algún conductor despistado. Sin embargo, taxis, VTC y los autobuses de la EMT sí circulan habitualmente por la que será calle de uso casi exclusivo para el transporte público, con permiso de los residentes y los vehículos CERO y ECO, cuando comience Madrid Central.

El resultado de la nefasta planificación del consistorio fue que en la hora punta de la tarde llegó a haber quince autobuses parados en la Gran Vía, con sus viajeros desesperados que denunciaron en las redes sociales que entre parada y parada estaban tres cuartos de hora atascados en la Gran Vía. Y es que al equipo de Carmena no se le ocurrió desviar adecuadamente las líneas por esta vía que, en distintos momentos del día, tuvo algún sentido del tráfico completamente cortado por las labores de asfaltado. Otra usuaria explicaba a través de Twitter la pesadilla que había vivido a bordo de un autobús de la EMT: «Hoy una hora en el 46 recorriendo Gran Vía y en Plaza de España nos hacen bajar y esperar al siguiente. Dicen que en 5 minutos viene uno y tarda 12 minutos. La app de la EMT no avisa de los cortes de servicio». De hecho, en Twitter la empresa sí informó del corte de carriles a primera hora de la mañana así como a media tarde, pese a lo cual muchos usuarios acabaron en un atasco de las distintas líneas que discurren por esta vía. Y todo ello con la parada de Metro de Gran Vía también cerrada por obras.

Con un único carril de circulación entre Plaza de España y Cibeles, algunos semáforos sin funcionar y las máquinas de asfalto por doquier, los autobuses de la EMT, taxis y algún pobre incauto se quedaron atrapados horas en la ratonera de Gran Vía. Uno de ellos fue precisamente el portavoz de Ciudadanos, Ignacio Aguado, que acudía a la tertulia habitual en la Cadena Ser, situada en esta calle, y que estuvo 45 minutos atascado a apenas unos cientos de metros de la emisora hasta que optó por acabar el recorrido caminando, y ni siquiera el paso a peatón le facilitó el tránsito ya que las vallas de obra y algún cono de tráfico en medio del paso le impidió avanzar con fluidez. «Hemos vivido una carrera de obstáculos para poder cruzar la Gran Vía. Lo que está haciendo Carmena es indignante», criticó Aguado.

Su compañero de filas en el Ayuntamiento, el concejal Sergio Brabezo, apuntaba a su vez el otro error cometido por la Concejalía de Desarrollo Urbano Sostenible más allá de elegir la mañana y no la madrugada para asfaltar la Gran Vía. «El concejal de Urbanismo saca pecho de asfaltar en pleno mes de noviembre y bajo la intensa lluvia. Es decir, socavones y grietas en Gran Vía en cuanto empiece el calor. Terrible», señaló a través de Twitter Bravezo, que recordó que ya se equivocó el consistorio madrileño con una operación asfalto exprés durante el invierno que derivó en grietas en las calles afectadas durante los meses de calor que hubo de reparar.

Los conductores atrapados denunciaron a su vez la falta de presencia policial, ni tan siquiera un agente de Movilidad, ante una operación tan compleja como la de asfaltar la Gran Vía que, al menos, evitase entrar en la ratonera a los despistados. Reclamaban también que no había avisos ni señalizaciones que alertasen de que había cortes de carriles que llegaron a ser totales a lo largo del día, tan sólo la información de que hay obras que se repite desde hace meses.