Ayuso apoyará a Cs «si la máquina de destrucción de la izquierda le ataca»

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, trató ayer de sofocar las llamas que se han desatado con Cs, su socio de Gobierno, por el caso Avalmadrid. Los naranjas están dispuestos a apoyar que Díaz Ayuso declare en la comisión de investigación que pide la izquierda sobre el supuesto trato de favor que ha recibido su familia de la entidad semipública, pero ayer la presidenta madrileña se mostró dispuesta a poner la otra mejilla. Es más, aseguró que dará su apoyo a Ciudadanos «si es atacado por la máquina de destrucción» que, a su juicio, representa la izquierda. Y no sólo eso, subrayó que será «fiel compañera» de Cs y «redundaré en todo aquello que nos une, porque por eso nos han puesto aquí los ciudadanos». Y eso después de que el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, ayer volviera sobre su discurso del día anterior y justificara su decisión con la idea de que «no se puede confundir lealtad con complicidad». También insistió en que «no van a parar hasta levantar todas las alfombras le pese a quien le pese y caiga quien caiga».

Pero Díaz Ayuso no entró en la polémica y se mantuvo en su idea de que «Madrid tiene que estar a la altura dando soluciones y hablando de lo que importa a los ciudadanos» en un momento en el que el Gobierno central «está utilizando todo el poder del Estado para una posible campaña electoral» que parece vislumbrarse en el horizonte. «Los trece consejeros son mis consejeros y su presidenta va a estar ahí para ayudarles en todo lo que necesiten para que su trabajo brille y redunde en beneficio de todos los madrileños», dijo sin vacilaciones. También tildó la posible comisión que pueda crearse en la Asamblea de «circo» y no ocultó las «dudas jurídicas» que le generaba.

El último partido en apoyar la creación de esta comisión ha sido Vox. Su portavoz en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, así lo aseguró ayer, aunque aclaró que no defiendeque se cierre esta entidad, como pide Cs, ni que la comisión se convierta en una «cacerías de brujas», informa Ep.