Ayuntamiento de Madrid

El futuro se cierra a los coches

Botella restringirá a partir del 1 de enero el tráfico en los barrios de Sol y Palacio. Universidad y Justicia serán los siguientes en tener limitado el acceso de los vehículos. En Atocha y el Eje Prado también está planeado dar más espacio al peatón

El futuro se cierra a los coches
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A partir del próximo 1 de enero habrá una nueva Área de Prioridad Residencial (APR) que restringirá el paso en los barrios de Palacio y Sol. La medida, que fue anunciada por la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, el pasado junio durante el Debate sobre el Estado de la Ciudad, supone recuperar uno de los proyectos que el PP planteó para esta legislatura y que fue retrasado por la crisis. De hecho, la mejora de la salud de las arcas municipales lograda por Botella abre la puerta al rescate de otros proyectos que, al igual que la APR de Palacio, pondrán aún más difícil el acceso del tráfico al centro de la ciudad.

No hay que olvidar que, desde que fue elegido alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, el urbanismo madrileño se ha enfocado en recuperar el espacio para el peatón a costa de cortar el paso a los coches. De este modo, ya quedan en la memoria los tiempos en los que se podía circular entre Sol y Ópera por la calle Arenal o bajar desde Gran Vía por la calle Montera, acceder a la plaza de Callao o recorrer de cabo a rabo la calle Fuencarral. Además, desde 2004 sólo los residentes y el transporte público –entre otras excepciones– pueden recorrer el Barrio de las Letras, convertido en APR, y, en los siguientes años, por Cortes y Embajadores.

Pero ahí no acababa el interés del ex regidor por el centro de Madrid y, en el programa electoral del PP incluyó más medidas para hacer anecdótica la presencia de los vehículos privados en la zona más turística de la capital. Y, con la recuperación económica, el equipo de Gobierno de Ana Botella tiene sobre la mesa unos cuantos proyectos para cerrar aún más el tráfico.

Áreas de Prioridad Residencial

Junto con la ya anunciada de los barrios de Palacio y Sol, que es mucho mayor que la que presentó en su día Gallardón, el consistorio madrileño tiene ya acotadas otras dos APR cuya creación fue anunciada un mes antes de la salida del anterior alcalde. Se trata de las Áreas de Prioridad Residencial de Universidad y Justicia, que cubren desde la esquina de Alberto Aguilera y Princesa al Paseo de Recoletos, con Gran Vía y los bulevares como límites al sur y al norte. Estas dos áreas que se solapan como APR San Bernardo han sido reclamadas largamente por los vecinos aunque todavía no tienen fecha prevista de puesta en marcha.

Atocha

También en su último otoño de Gobierno municipal, Alberto Ruiz-Gallardón anunció un Plan Director para revitalizar la calle Atocha, desde la glorieta de Carlos V hasta los aledaños del Palacio Real. Bautizado como eje Atocha-Camino Real, entre las medidas previstas estaba aumentar la superficie peatonal en toda su longitud y remodelar las plazas de Antón Martín y Jacinto Benavente, dando prioridad a los recorridos peatonales que llevan a la Plaza Mayor y al Palacio Real. Además, esta remodelación daría pie a la peatonalización de otras pequeñas calles en el entorno de la Plaza Mayor como Carretas y Cuchilleros. Un proyecto que volvió a la vida en los presupuestos de este año, aunque con una pequeña partida para el estudio y desarrollo del mismo, puesto que forma parte del plan de inversiones 2014-2017 elaborado por el equipo de Ana Botella para espaciar los costes de cada fase.

Eje Prado-Recoletos

En este caso, la crisis echó un capote al Ayuntamiento para poder quitarse de encima uno de los planes más problemáticos de la última década: el Eje Prado-Recoletos. La controversia por la reducción de carriles en el tramo comprendido entre Cibeles y Atocha, entre otras polémicas con el arquitecto, las administraciones nacional y regional y hasta con la baronesa Thyssen, forzó el cambio del proyecto una y otra vez hasta que se aparcó definitivamente la ejecución del tramo más complicado una vez se hubo reformado lo que atañía a la plaza de Colón y el paseo de Recoletos, además de otras obras menores. Sin embargo, el eje está en suspenso, no cancelado, y en cualquier momento el consitorio tendrá que volver a encararlo y, según la última modificación, el tráfico se reduciría drásticamente en el paseo del Prado, pasando a dos carriles en la zona este y tres carriles en la oeste, ampliando las aceras y el bulevar para dar prioridad a los peatones. También estaba prevista la reducción de la circulación en las plazas de Cibeles y Neptuno.

Gran Vía

Otra patata caliente que ha saltado de mano en mano durante las últimas legislaturas es la peatonalización o no de la Gran Vía. En el programa con el que concurrió el PP a los últimos comicios el objetivo para esta arteria era reducir los carriles y ampliar las aceras, reformando también las calles adyacentes. Eso sí, se descartó completamente la peatonalización total de esta vía.

La contaminación (también) corta el paso

Las Áreas de Prioridad Residencial y las peatonalizaciones no son las únicas barreras para los vehículos en el centro de Madrid, si se superan los niveles de contaminación el Ayuntamiento podrá cortar el tráfico hasta que se mejore la calidad del aire. Según el protocolo de actuación que actualizó el pasado mes de julio el consistorio madrileño, se establecen varios niveles de aviso según la concentración de dióxido de nitrogeno en el aire de la ciudad. Así, tras informar a la población los primeros días en los que se concentren estas partículas, al cuarto día se podrán aplicar medidas de restricción del tráfico que supondrán la prohibición del estacionamiento de no residentes en el Servicio de Estacionamiento Regulado (SER), salvo los taxis, los vehículos comerciales, los de personas con movilidad reducida y los que produzcan 0 emisiones. También se limitará la velocidad en la M-30 y en los accesos a la capital y se establecerá un límite máximo de velocidad de 70 kilómetros por hora. Si la situación empeora, la restricción aumentaría a la prohibición del tráfico en el interior de la almendra central al 50% de los vehículos, incluídos los taxis vacíos, según su matrícula –salvo trasporte público, escolar, vehículos comerciales, de servicios esenciales, 0 emisiones y para personas con movilidad reducida–y, si no hay mejora de la calidad del aire, se podrá ampliar esta restricción de la circulación hasta la M-30.