Chamberí

Poca bolsa para mucha caca en Chamberí

Vecinos del distrito denuncian que, desde el pasado mes de junio, nadie repone los envases gratuitos para recoger las heces caninas

Las papeleras con dispensador de bolsas para los excrementos caninos están vacías en el distrito de Chamberí desde hace meses
Las papeleras con dispensador de bolsas para los excrementos caninos están vacías en el distrito de Chamberí desde hace meseslarazon

Vecinos del distrito denuncian que, desde el pasado mes de junio, nadie repone los envases gratuitos para recoger las heces caninas

Madrid- Desde hace un par de meses, tener perro en el distrito de Chamberí provoca que sus dueños tengan que vivir a diario una auténtica yincana para lograr hacerse con las bolsas que el Ayuntamiento de Madrid dispone en las papeleras para recoger los excrementos de sus mascotas. Y es que, según las denuncias de varios vecinos de este distrito, ahora es prácticamente imposible encontrar alguna de las preciadas bolsas verdes biodegradables en los dispensadores de su barrio.

Cada día Vanessa sale a la calle hasta tres veces para que Muy, su cocker negro de ocho años, se pasee y aproveche para hacer sus necesidades. Recorre habitualmente las calles entre los barrios de Canal, Iglesia y Bilbao, en ocasiones acude también a la plaza de Conde Suchil, pero nada, ni rastro de los embases municipales. «Desde primeros de junio, nada. Yo ahora uso mis propias bolsas de plástico o las que venden en el veterinario y cuestan un euro», explica esta vecina. En el mismo distrito, Concepción denuncia lo mismo: «Pensé que habían desaparecido porque la gente las había cogido antes de irse de vacaciones, pero no han vuelto a reponerlas», asegura la dueña de Happy, un bichón maltés al que saca por las calles Santa Engracia, García de Paredes, Nuevos Ministerios, Zurbano o los bulevares de la Castellana, donde tampoco hay bolsas. «Pregunté a uno de los encargados de vaciar las papeleras y me dijo que desde hace tiempo ahora ellos también tenían que rellenar los dispensadores, pero que han decidido no hacerlo», asegura Concepción. Lo cierto es que, más allá de que haya bolsas o no, los perros no entienden de problemas municipales y no pueden dejar de hacer sus necesidades en la vía pública, unos excrementos que, más allá del civismo, una ordenanza obliga a sus dueños a recoger si no quieren enfrentarse a una multa. «Mi perro es pequeño, pero en el caso de los grandes mucha gente está usando bolsas que no son biodegradables, no sé si ensucian más con la bolsa o con la caca», añadió esta afectada.

Sólo en el distrito de Chamberí el Ayuntamiento de Madrid tiene instaladas 252 papeleras con expendedores de bolsas que unos operarios rellenaban durante las noches. Hace un año y medio esta tarea pasó a formar parte de las competencias de los trabajadores del servicio de limpieza viaria y es desde entonces, según los vecinos, cuando han comenzado los problemas con las reposiciones. Fuentes municipales aseguraron a LA RAZÓN que en el Consistorio no consta hasta el momento queja ni reclamación alguna sobre este asunto. José Luis Bonache, miembro de UGT en el comité de empresa del lote 1, que se encarga de la limpieza viaria no sólo de Chamberí, sino también de los distritos de Centro y Tetuán, aseguró ayer a este periódico que ninguno de sus compañeros «se está negando a reponer los dispensadores de bolsas para los excrementos, y más tal y como está la situación ahora mismo». Bonache manifiestó que en los últimos meses se ha reducido entre un 40 y un 50% (de 1.500 a 1.000) los trabajadores dedicados al saneamiento de estos distritos y aseguró que «habrá calles, sobre todo las principales, dónde seguro que no hay problema con las bolsas». Pero los vecinos con perro le quitan la razón. «Antes era infalible, podías ir por cualquier parte del barrio que siempre encontrabas, pero ahora es imposible», relata Concepción sobre las bolsitas en las que el Ayuntamiento agradece a los usuarios «por ayudarnos a manener limpia nuestra ciudad».

Tampoco en Embajadores

Enma, que vive en Acacias, relata que en el barrio de Embajadores está sucediendo lo mismo y que encuentra muchos problemas para encontrar las bolsas municipales y recoger las heces de Lana, su westin. En este distrito, el de Centro, es en el que más papeleras con dispensador hay de la capital, con un total de 300. Sólo en 2012, según los datos de la Memoria de actividades de los servicios de la Dirección General de Gestión Ambiental Urbana del Ayuntamiento de Madrid, en este distrito se dispensaron 7.293.471 recipientes para los excrementos caninos, mientras que en Chamberí se surtieron de casi 4,9 millones de bolsas biodegradables.

Según los cálculos de los dueños de perros afectados en este caso, cada una de sus mascotas necesita alrededor de 800 envases al año para sus heces y que las del Ayuntamiento sean gratuitas ha provocado que muchos de ellos los busquen en otros barrios donde este problema no se produce de momento. «Ayer fuimos al barrio de Salamanca y volvimos cargados», aseguró Vanessa, que no tiene muy claro hasta qué punto puede exigir el buen funcionamiento de un servicio que en otras muchas capitales de España no se ofrece. «No se hasta que punto puedo exigir que las repongan», se pregunta, pero lo cierto es que si no se las apaña para conseguir por sus propios medios una bolsa para las cacas, la Policía Municipal podría imponerle una sanción de hasta 1.500 euros.

Pablo, que pasea a su perra Kika en Ciudad Lineal, asegura que en este distrito todavía no se ha registrado el problema de la «sequía» de bolsas, aunque denuncia que «mucha gente aprovecha para llevarse muchas bolsas de una sola vez». «Si faltan me las tendría que comprar, pero cuando te han dado algo gratis...», se plantea este madrileño.

No es la primera vez que los dueños de perros se han encontrado con un problema similar. A principios de 2011, durante las semanas en las que el Ayuntamiento estuvo reemplazando los antiguos «sanecanes», los vecinos de varios barrios de Madrid sufrieron también la ausencia de las bolsitas para las heces.

Una infracción grave con multas de hasta 1.500 euros

Abandonar las deposiciones de los perros en las aceras de la capital está multado desde 2008, año en que el Ayuntamiento de Madrid comenzó a instalar los dispensadores de bolsas para las heces. Desde entonces, la ordenanza de Limpieza de los Espacios Públicos y Gestión de Residuos responsabiliza a las personas que lleven cualquier especie animal por la calle –o su titular, de forma subsidiaria– de la suciedad que las mascotas puedan provocar en cualquier tipo de espacio público. Así, obliga a recoger los excrementos depositados tanto en vías como en parques y demás zonas verdes de forma inmediata (salvo invidentes con perros guía) dejándola limpia y depositando las heces en papeleras o máquinas expendedoras de bolsas para excrementos caninos. La Ordenanza estableca sanciones en caso del incumplimiento de estas normas y considera abandonar las heces una infracción grave que castiga con una multa que puede oscilar entre 751,00 y 1.500,00 euros.