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Podemos, la crisis de los cinco años

La lucha por el poder, el hiperliderazgo de Iglesias y el declive electoral marcan el primer lustro morado

Podemos, la crisis de los cinco años
Podemos, la crisis de los cinco añoslarazon

La lucha por el poder, el hiperliderazgo de Iglesias y el declive electoral marcan el primer lustro morado.

Un incendio para celebrar el quinto cumpleaños. Podemos sopló ayer las velas de su primer lustro abierto en canal, desayunándose la última deslealtad de Íñigo Errejón, amadrinado para la ocasión por la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena. El día que estaba marcado para evaluar los retos del partido en su intensa pero corta vida, a preparar el terreno para el ciclo electoral que arranca en mayo, terminó transformado en otra jornada de convulsión: los grupos de Telegram de los dirigentes y asesores de la formación volvieron a ser testigos del choque de trenes. Y han sido demasiados en estos 1.827 días: el que originó el cisma entre Iglesias y Errejón a cuenta de sus diferencias en torno a la investidura de Pedro Sánchez tras el pacto de éste con Cs; el que desembocó en la destitución del «errejonista» Sergio Pascual como secretario de Organización y en su sustitución por Pablo Echenique; el librado en Vistalegre II por la batuta del partido y que ganó Iglesias de manera abrumadora; el desatado por Carolina Bescansa una vez se filtró su plan para acabar con el liderazgo de Iglesias...

En la radiografía de estos cinco años, la dirección nacional del partido morado contrapone a la tensión interna importantes victorias: ser la tercera fuerza en el Congreso, gobernar las principales ciudades del país o haber «arrancado» al Ejecutivo socialista de Pedro Sánchez medidas sociales históricas como la subida del Salario Mínimo a 900 euros. Y frente a ello, de nuevo, más sombras como el hiperliderazgo de Iglesias, el bajón electoral en el que insisten las encuestas, la menguante participación de las bases en las consultas o la falta de un discurso común en todo el país.

En este contexto de envejecimiento prematuro, ¿cuál es el futuro del partido? A juicio de la politóloga Verónica Fumanal, Podemos «aún no ha tocado suelo y sin embargo pareciera que sí ha tocado techo». La institucionalización es, a su juicio, uno de los motivos que ayuda a explicar este pinchazo debido a que las instituciones son algo asi cómo «la criptonita de los discursos maximalistas y del idealismo político». Eduardo González Vega, consultor en el Centro Internacional de Gestión y Marketing Político (CIGMAP) de la UCJC, señala que tras el «efecto gaseosa» de Podemos en 2014 –provocado «por la novedad», por «mensajes que impactaron positivamente en la ciudadanía» y por «el hecho de no tener ninguna responsabilidad de gestión previa ni escándalos que les perjudicaran»–, ahora sufre el riesgo de prolongar una «perspectiva a la baja» cuya principal explicación es el «debilitamiento» de su marca a nivel nacional.

Respecto al liderazgo de la formación, Fumanal tiene claro que Podemos tiene vida más allá de Iglesias: «Existen voces críticas dentro del partido que aseguran que hoy Iglesias podría ser un elemento que resta apoyo electoral. Episodios como la compra del chalet, así como las luchas internas que denotan un afán de control vertical del partido, suponen flagrantes contradicciones con el Iglesias del 2014. Podemos es mucho más que un líder». González Vega coincide en ello, ya que, a pesar del carácter «personalista» de Podemos, hay «otras figuras» que podrían ocupar su posición: «Si su retroceso electoral continúa, como así parece, Iglesias volverá a estar cuestionado y habrá rivalidades». De cara a las próximas citas con las urnas, los expertos señalan que, como quedó de manifiesto ayer con la maniobra de Errejón, las confluencias constituyen la principal ecuación que deberán resolver los de Iglesias: En mitad de estas icógnitas, los expertos, sin embargo, destacan que Podemos haya sido capaz en este lustro de «entrar en la vida política de España desde la nada y haber sido uno de los protagonistas que la han condicionado», con, además, unas «grandes victorias» en las urnas que «no han sido suficientes para cubrir las expectativas creadas».