Audi Nanuk quattro concept, el “hermano offroad” del R8

En 2013, Audi desveló un concept car bastante inusual y difícil de definir y, sobre todo, de clasificar: porque el apelativo de superdeportivo le hubiera venido como mínimo igual de bien que el de crossover. De hecho, el Audi Nanuk fue las dos cosas, capaz de brillar en el circuito como de salir de la pista para aventurarse en rutas difíciles en escenarios como Oriente Medio, mercado al que este prototipo ciertamente hizo un guiño.

Audi intentó crear un coche híbrido, no en la mecánica sino en el concepto, capaz de satisfacer todas las exigencias del cliente. Fue un ejercicio difícil, pero tuvo bastante éxito aunque no llegó a producirse.

V10 pero TDI

Por sorprendente que parezca, este concepto estaba propulsado por un V10 de 5 litros, pero muy diferente de los del Audi R8 y el Lamborghini Huracán en... ¡Diesel! Montado en la parte trasera, este motor, probablemente heredado del primer Volkswagen Touareg, tenía 544 CV y 1.000 Nm de par y descargaba la potencia a las cuatro ruedas a través de la habitual combinación de caja de cambios s tronic de 7 velocidades y transmisión quattro.

A pesar de que la carrocería del coche estaba formada por un bastidor de aluminio y paneles de carbono, el peso era bastante considerable (1.900 kg en vacío), y sin embargo, según Nanuk House, era capaz de pasar de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 305 km/h. Sin embargo, sólo consumía 7,8 litros a los 100 km.

Un verdadero todo terreno

Dicho esto, el Nanuk también debía ser capaz de comportarse como un auténtico crossover: por eso se equipó con una suspensión neumática adaptativa capaz de variar la distancia al suelo en 40 mm, si fuera necesario. Por el contrario, en la autopista podría bajar 30 mm de la altura estándar. Y para mejorar aún más el manejo, también se equipó con ruedas traseras autodireccionales.

Mano italiana

Con 4,54 metros de longitud, 1,99 metros de anchura y 1.339 mm de altura, el Nanuk tenía unas proporciones similares a las del R8, pero en realidad su diseño no se parecía a ningún otro Audi en producción. De hecho, la empresa prefirió tomar un camino diferente y tuvo bastante éxito. Al fin y al cabo, el desarrollo del proyecto no se había llevado a cabo internamente, sino que se había confiado a Italdesign Giugiaro, que lo derivó de su Giugiaro Parcour.

Por el contrario, el interior era típicamente Audi: el conductor tenía ante sí un salpicadero completamente digital capaz de mostrar diferentes menús y ventanas, una solución adoptada actualmente por todos los modelos y denominada Virtual Cockpit. Sin embargo, no había espejos exteriores, sustituidos por las cámaras y pantallas que ahora podemos encontrar en el e-tron.